El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), ubicado a 50 km al norte de Ciudad de México, es el nuevo aeródromo llamado a resolver un problema de saturación que arrastra la enorme urbe desde hace dos décadas.
Es además una de las cuatro obras insignias en infraestructura del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), junto a una refinería, un tren turístico y un corredor interoceánico.
Estas son algunas de las controversias que rodean a AIFA:
1. Desde hace 20 años, en México sabían que había un problema de saturación en el servicio aéreo de la capital mexicana.
El presidente Vicente Fox ordenó la construcción de un aeropuerto, pero su mala planificación se encontró con la oposición de los habitantes afectados en el municipio de San Salvador Atenco.
Las protestas fueron reprimidas brutalmente por la Policía Federal, un episodio que dejó varios muertos, abusos sexuales y violaciones a los derechos humanos, según documentó la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
El AICM, por consecuencia, continuó soportando más carga de pasajeros, hasta que una nueva iniciativa del presidente Enrique Peña Nieto planteó una solución: crear un hub aeroportuario en un terreno federal, sin afectar a los agricultores locales.
El Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) se convertiría en el principal centro logístico de pasajeros y comercio del país, aunque para edificarlo habría que invertir unos US$13.000 millones para adecuar el terreno, que era el extinto lago de Texcoco, al este de CDMX.
2. La cancelación del NAIM
Los ciudadanos eligieron con una aplastante mayoría (53% vs. 22% del segundo lugar) al presidente López Obrador, quien desde su campaña tuvo como banderas la austeridad y el combate a la corrupción.
Por ello, su plataforma política tenía como objetivo eliminar el «faraónico» aeropuerto de Peña Nieto y crear uno más austero en la base aérea militar de Santa Lucía.
De inmediato llegaron las críticas de los analistas por la decisión que no solo representaba detener una obra en marcha, sino que significaría un gasto considerable de por la cancelación.
La Auditoría Superior de la Federación, un órgano autónomo de fiscalización del gobierno, ha presentado varios cálculos en los últimos años. El más reciente indica que el costo de la cancelación ha sido de poco más de US$9.000 millones.
El gobierno de López Obrador dice que en realidad solo ha gastado US$5.000 millones.
El gobierno, sin embargo, dice que los críticos de la decisión no consideran que el NAIM consumiría más y más recursos públicos, causaría inundaciones por cerrar el espacio de descargas de aguas en la temporada de lluvias que había ahí, y mataría a las especies del lago Nabor Carrillo contiguo.
3. La nueva obra militar
Pese a que durante una década López Obrador expresó su desconfianza en que las fuerzas armadas realizaran labores civiles, como la seguridad pública, al asumir el gobierno dio un giro de 180° a su visión y le ha confiado a las fuerzas armadas sus principales proyectos nacionales.
La planeación y ejecución de la obra del nuevo AIFA fue ejecutada por las Fuerzas Armadas de manera exprés, en menos de tres años.
Y en paralelo, grupos de especialistas han echado abajo el escepticismo técnico sobre su operación, pues muchos analistas aseguraban que era «incompatible» la operación del viejo AICM con el AIFA, lo cual ha quedado solventado con una reconfiguración del espacio aéreo.
En cuestión de dinero, sin embargo, el presupuesto ha tenido que ampliarse en al menos dos ocasiones.
Además, el proyecto fue catalogado como una obra de seguridad nacional, lo que dificulta el escrutinio del uso de recursos públicos.
Sin embargo, López Obrador ha sostenido insistentemente que es una obra ejemplar, que se ha levantado con menos de la mitad del costo que tendría el NAIM.
4. Un aeropuerto vacío y lejano
Lo que es indiscutible para cualquiera son dos hechos: el AIFA entra en operaciones con escasos vuelos programados, y se encuentra en un punto lejano y de difícil acceso al que pocos quieren llegar.
Por un lado, solo dos aerolíneas de bajo costo (Volaris y Viva Aerobús) operarán vuelos nacionales. El gobierno espera que más compañías, como Aeroméxico, lleven sus vuelos a esa terminal que tiene una capacidad de casi 20 millones de pasajeros al año.
Eso aliviaría la carga de casi 54 millones de usuarios que tiene el actual AICM.
Pero, el aeropuerto se encuentra a 50 km del centro de Ciudad de México, una distancia más grande que la de muchos aeropuertos de capitales del mundo.
Y a eso se suma la falta de conectividad: las autopistas estaban siendo ampliadas a marchas forzadas para su inauguración y no se prevé que haya un tren rápido que lo conecte hasta finales de 2023.
Muchos posibles usuarios del AIFA se han quejado de la gran distancia, que puede superar las dos horas de trayecto en una zona de mucho tráfico, y el alto costo de un taxi o auto compartido para acceder a la terminal.
La apuesta de López Obrador es tener un sistema de aeropuertos, con el AICM, el AIFA y el aeropuerto de la vecina ciudad de Toluca.
López Obrador, por el contrario, espera demostrar que el escepticismo seguirá siendo superado.
Con información de la BBC