Si eres de los que ya ponen atención a las conversaciones cuando empiezan a contar «historias de espantos», no te puedes perder esta selección de sucesos «reales». ¿Preparado para una sobredosis de leyendas urbanas de miedo? ¿Has vivido alguna experiencia así?
Los suicidios de Pokémon
En marzo de 1996, tras el lanzamiento de Pokémon Rojo y Verde 1.0, en Japón se dieron 104 suicidios de niños entre 10 y 15 años. Algunos se ahorcaron, otros se arrojaron al vacío desde altos edificios, los hubo que se cortaron las venas. ¿Qué tenían todos en común? Todos ellos, según sus padres, estaban enganchados al juego. Se desencadenó el rumor de que escuchar la música del Pueblo Lavanda incitaba a los menores al suicidio. Según esta leyenda urbana, ritmos binaurales de tono alto afectaban al cerebro de los niños, aunque, como sucede con el test del mosquito, los adultos eran inmunes a esa frecuencia.
El problema de los suicidios juveniles en Japón poco tiene que ver con los videojuegos y mucho con las gran presión que sufren los adolescentes: el temor al fracaso escolar es tan sofocante que la angustia juvenil que se da en cualquier cultura se convierte aquí en obsesión y terror.
La llamada viene de dentro de la casa
En general esta es la historia: una niñera se encuentra en una casa, cuidando a unos niños que duermen plácidamente. Empieza a recibir llamadas amenazantes que en realidad vienen de dentro de la casa. Cuando va a comprobar cómo están los pequeños, se encuentra con que han sido asesinados. Luego suele ser ella la que muere.
A veces lo que sucede es que la niñera está tan colocada de marihuana (o lo que sea) que cuando le entra hambre mete al bebé de la casa en el microondas, o alguna barbaridad similar.
La moraleja es clara: «Mujeres, protegan a sus hijos».
Atraco a un riñón
Este relato también tienen infinidad de variantes, pero el principio es el mismo: un hombre se deja seducir por una mujer hermosa y a la mañana siguiente, se despierta sin recuerdo alguno de la noche anterior, y descubre una sospechosa cicatriz a la altura del riñón, víscera que estará entonces a merced del mejor postor el mercado negro.
Esta leyenda del tráfico de órganos en ocasiones se da sin ni siquiera intercambio carnal. El tráfico de órganos es un elemento básico de la ficción de terror. Por desgracia este tipo de intercambio sucede.
Comida adulterada
No hace mucho corría por internet el rumor de que KFC había tenido que eliminar de su nombre la palabra chicken porque en realidad lo que vendían no era pollo, sino algo creado genéticamente. Circularon incluso algunas fotos sorprendentes. Los alimentos son a menudo víctimas de mitos urbanos: Las hamburguesas MacDonald’s en realidad están hechas de lombrices, en los restaurantes chinos sirven carne de perro y en las latas de paté de tal marca aparecen cucarachas. Estas leyendas se nutren de que en realidad a veces sí que saltan noticias escandalosas a los periódicos, como aquella del pastel de Ikea en cuyo análisis encontraron excrementos humanos, pero quiero pensar que en Europa al menos hay un férreo control de las medidas de seguridad e higiene alimentaria, ¿o no?
El fantasma de la autopista
Lleva circulando siglos, adaptándose a los distintos medios de transporte. Consiste básicamente en que una mujer pide aventón a la orilla de la carretera: Un coche se detiene y se sube a la parte de atrás. Al llegar a una peligrosa curva, la mujer advierte del peligro. Cuando el vehículo ha rebasado la curva, ella ha desaparecido misteriosamente. Luego, el conductor, o conductor y copiloto, se entera de que en ese punto murió trágicamente una mujer. En algunas versiones, la pasajera no avisa del peligro y el coche sufre un accidente y mueren conductor o pasajeros, aunque siempre queda algún superviviente, claro, para poder contar la historia.
¿Qué otras historias te sabes? Cuenta, cuenta…
Con información de Esquire.