Una nueva tendencia se empieza a extender en todo el mundo: el flygskam. Para algunos de los lectores, esta palabra todavÃa les suena a sueco, pero los viajeros y exploradores de corazón seguramente ya conocen el concepto o bien han escuchado en conversaciones entre amigos.
Bueno, el flygskam es, una tendencia que consiste en dejar de volar para viajar, y en su lugar hacer uso del tren, que resulta ser una forma de transporte más ecológica.
Ojalá éste sea el objetivo del tren Maya, ¿te imaginas, conocer toda la selva mexicana en tren? Seguramente será una experiencia magnÃfica.
Mientras, si tienes la oportunidad de viajar al norte de Europa, te recomendamos conocer Tirol, pues el territorio cuenta con una extensa, eficaz y relativamente económica red ferroviaria, la ÖBB (Österreichische Bundesbahnen), con la que es posible conectar las principales localidades austrÃacas entre sà y éstas a su vez con otras ciudades europeas.
Seguramente has visto los paisajes que muestran las pantallas que venden en el súper, pues muchos de ellos están en Tirol, ve cómo recorrerlos:
Primera parada: Kufstein, la perla del Tirol
Kufstein, puede ser un buen inicio de tu ruta sobre rieles por el más montañero de los rincones austrÃacos. A Kufstein ya se le intuye el sello puramente alpino: tiene un background de picos nevados (son los imponentes montes Kaiser), un rÃo de origen glacial que la atraviesa y un perfecto castillo medieval que domina la escena desde un alto. Los folletos turÃsticos de los años 70 vendieron Kufstein como «La Perla del Tirol» algo que contribuyó a su fama, pero también a la excesiva idealización de un alstadt en el que abundan los restaurantes tematizados y las tiendas de recuerdos que venden desde cosmética artesanal hasta vestidos dirndl.
Segunda parada: la siempre medieval Hall in Tirol
A una hora en tren viendo desde la ventanilla el curso del rÃo Inn, se llega a otra de esas localidades tirolesas icónicas: Hall in Tirol. A la vista está que fueron los ricos mercaderes, la aristocracia y la Iglesia quienes modelaron a su conveniencia esta villa idÃlica colmada de palacetes e iglesias barrocas. Su prosperidad en época medieval se debió al comercio de la sal que desde aquà se exportaba a otros puntos de Austria, Suiza y más allá. Fue testigo de bodas reales, concretamente la de todo un emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Maximiliano I, con Blanca MarÃa Sforza.
Tercera parada: Innsbruck, la capital tirolesa
La capital tirolesa presume múltiples atractivos culturales como el Castillo de Ambras, el Palacio Imperial y su Iglesia de la Corte entre otros. Desde el mismo centro urbano se puede subir a la cordillera Nordkette gracias a un funicular diseñado por la arquitecta Zaha Hadid que en pocos minutos le deja a uno a 2.334 metros de altitud. Ya en el alto hay decenas de opciones senderistas desde Hungerburg y Seegrube, dos impactantes vÃas ferratas, una vertiginosa pista de descenso ciclista en verano y (durante los meses más frÃos) una de las pistas de esquà más verticales de toda Europa —la Hafelekarrinne— que tiene un desnivel del 70%. Justo en la cara opuesta, al Sur de la ciudad, otro hito del deporte (y de las vistas panorámicas con café y pastel) son las instalaciones del trampolÃn olÃmpico de Bergisel, también diseñadas por la anglo-iraquà Hadid.
Cuarta parada: El Valle de Ötz
Desde Innsbruck se puede llegar a varios valles bucólicos presididos por las cumbres de los Alpes, prados salpicados de vacas y cabañas de madera donde se sirve la generosa cocina tradicional tirolesa. Hay que bajarse en la estación de Ötzal (a unos 25 minutos en tren) y desde allà moverse en autobuses, bicicleta o a pie para adentrarse en el valle de Ötz, enclave de rafting glorioso y hogar de la montaña más alta del Tirol, el Wildspitze, de 3.774 metros.
Otras opciones accesibles en tren para el senderismo entre conÃferas son los valles de Stubai y de Ziller con cientos de kilómetros de caminos andables y ciclables de fotogenia incontestable. Por este último, además, circula el Zillertalbahn, un tren de vapor que une las localidades de Jenbachm y Mayrhofen, ya a los pies del glaciar Hintertux. Tagskryt en estado puro.
Con información de National Geographic