Por Zeus Munive
No sé si sea una idea personal pero después del proceso electoral, el agua regresó a su cause normal. Nos gusten o no los resultados, el fantasma del fraude nomás no se vio por ningún lado. Y lo que ocurra en Puebla, al menos de aquí al 2024, será un respiro o un poco de tranquilidad.
Seguro Claudia Rivera y Gabriel Biestro se pelearán por la dirigencia estatal de Morena, pero ambos perdieron. Una, la constitucional y el otro la designación. Al final, quede quien quede en ese partido es lo de menos por el momento porque socialmente, al menos en la capital y zona conurbada, Morena no es bien recibida ya se vio en este reciente proceso electoral. Así que, si ambos personajes quieren seguir desgarrándose las vestiduras, ya nos divertiremos un rato, pero no aportarán nada.
Eduardo Rivera Pérez no se ve que vaya a generarle problemas al gobernador Barbosa, al contrario, será su aliado. Además, llega con muchos compromisos que deberá cumplir con su partido: yunquistas y morenovallistas; con su aliado el PRI y con su otro aliado el PRD, estará muy amarrado de manos, al menos el primer año de gobierno.
El Congreso estatal será mayoría Morena y los diputados locales que antes no estaban con Miguel Barbosa, se sumarán. Varios de Acción Nacional tienen algunas carpetas de lo que hicieron en el morenovallismo así que no dirán ni pio; Jorge Estefan Chidiac del PRI fumó la pipa de la paz con el mandatario estatal y le demostró que él no fue quien desvió los recursos como lo acusaron en el interinato de Pacheco Pulido.
Así que el Poder Legislativo local no será problema para lo que falta del mandato. Genoveva Huerta y su alfil Eduardo Alcántara se verá si siguen operando para Fernando Manzanilla o rendirán sus armas para no generar más conflicto y no proceda ninguna denuncia penal en su contra.
Los diputados federales que llegaron por Acción Nacional que seguramente liderará Mario Riestra no buscarán pleito y menos ahora que Periódico Central revivió la investigación por uso de empresas fantasma que utilizó el morenovallista-galista en la compra de facturas para lavar dinero, así que no dará ningún conflicto para que no lo investiguen por enriquecimiento inexplicable.
Lo que sigue es la lucha entre Ignacio Mier Velasco quien se siente cercano a Mario Delgado y apuesta por quedarse en la coordinación de Morena en la cámara baja del Congreso de la Unión en contra de su primo Alejandro Armenta Mier quien es muy cercano al senador Ricardo Monreal. Ya sabemos que Nacho y Alejandro ya se acercaron al gobernador para rendirse ante él.
Armenta tiene estructura. Mier Velasco, aún no. Ambos ganaron lo que querían en esta reciente elección. Armenta, incluso, se alejó de Claudia Rivera desde mayo porque al parecer la alcaldesa incumplió con varios acuerdos.
Eduardo Rivera Pérez es el único del PAN, por el momento, que suena por la gubernatura, aunque faltan tres años y si él sabe y tiene claro que no ganó por él sino por un voto de reprobación a Morena, sino se le sube como ya ocurre con sus más cercanos y su planilla de regidores que ya andan de insoportables, podría contender; pero aún no canten victoria porque Puebla capital ya no se puede gobernar, solo se administra.
Por el PRI hay que mencionar a Jorge Estefan Chidiac, quien sí tiene estructura y recursos para pelear Casa Aguayo y, al estar su partido en un tercer lugar, tendrá que negociar con el poder en turno más que con Acción Nacional. O en una de esas si siguen como PRIAN, que él encabece la fórmula para gobernador. Y Lalo busque el senado o su reelección como alcalde. Nada se descarta.
Desde que llegó Mario Marín Torres, Puebla ha estado en un infiernillo: el conflicto Marín-Cacho; la llegada de Rafael Moreno Valle y las amenazas y persecución a sus enemigos; acusaciones de fraude electoral a favor de Martha Erika Alonso; pelea por el interinato; elección 2019; Claudia Rivera que rompió con el gobernador poblano; elecciones 2021 y hasta ahora que por fin, todo indica, empieza la verdadera reconciliación.
Cuando se dice que Miguel Barbosa ganó, es que el escenario para él no podría ser mejor. Sus adversarios quedaron diluidos. Fernando Manzanilla con muy poco margen de operación: solo cuenta con Genoveva Huerta, Eduardo Alcántara y Carolina Beauregard que, se dice en el propio PAN, sus lealtades nunca han sido muy sólidas.
Barbosa mantiene buena relación con la federación y eso lo dejó de manifiesto el propio presidente una semana antes de la elección cuando lo aplaudió en una de las mañaneras. Entra una nueva conformación del ajedrez y de aquí en adelante se espera que la maquinaria funcione.
Los que futurean para el 2024 deberán ser muy listos y cuidadosos porque en política un minuto dura sesenta segundos y hemos visto como se construyen carreras de la nada y se destruyen figuras cuando tienen todo.
Pero al fin, los poblanos viviremos un rato en paz.