El Congreso del estado tiene la oportunidad de sacarse la espinita de haber nombrado a Félix Cerezo como el Ombudsman poblano. ¿Quién es Félix? Se pregunta el respetable, pues seguramente será el gato, el único, único gato, porque en su casa lo conocen.
Su elección fue muy desaseada. Dejó mucho qué desear el método y la forma, repitieron lo que tanto criticaron. Y hoy la elección del Auditor Superior del estado de Puebla puede poner en entredicho al Poder Legislativo local.
Desde hace semanas se ha dicho que el favorito de la cuarta transformación es Francisco Romero Serrano. Suponemos que ya están los cabildeos para que pase por “unanimidad”, el problema del mencionado es que sus ligas con Morena lo delatan. En el 2018 intentó ser candidato a diputado local por el Movimiento de Regeneración Nacional.
Tiene la bendición, dicen -los que dicen que saben-, de quien debe otorgarla y ya está todo muy planchado para que su nombre salga. El problema no es que tenga la confianza de la cuarta transformación local, lo que no se ve bien es que él será quien audite a todos los gobiernos emanados por ese partido y podría verse pervertido el principio de imparcialidad que en teoría debería existir.
No es que se dude de la capacidad del contador Romero Serrano es que ya está muy cantado. Si retomamos la elección del Gato Félix como titular de la Comisión de Derechos Humanos podría repetirse esta misma situación.
Es la oportunidad histórica que tienen los legisladores y sobre todo la bancada de Morena de hacer un análisis a conciencia, consultar, incluso de ser necesario, con el Auditor Superior de la Federación, David Colmenares los perfiles que se manejan, así como a las instituciones de educación superior y hasta el Colegio de Contadores Públicos.
Si lo que se trata es un pago de facturas con Francisco Romero por su contribución en las campañas electorales pueden incluirlo en el gabinete o verdaderamente prepararle el terreno para las elecciones que se vienen en el 2021.
La cartera del Auditor Superior del estado es una posición muy peleada porque es el responsable de llamar a cuentas a todos los que se han portado mal con sus cuentas públicas, es quien debe abrir las cajas de pandora y sobre todo es quien para lo que viene será el encargado de poner a cada quien en su lugar.
Puebla es un verdadero caos desde el morenovallismo: se hizo y deshizo con las cuentas públicas lo que se quiso. Se usó esa posición como garrote político o como premio para los que se portaron bien.
Tuvimos un gobierno corto con Tony Gali, luego la pasarela de Martha Ericka Alonso, Rodríguez Almeida y Pacheco Pulido. Eso provocó una falta de autoridad entre la mayoría de los alcaldes de todo el estado.
Ahí está el terrible caso de Felipe Patjane que ha hecho de Tehuacán un patrimonio personal. Y que cada día que pasa se hunde más. Necesitan entonces un verdadero fiscal de hierro que no tenga compromisos con nadie para que verdaderamente descubra qué fue lo que ocurrió durante los ocho años que gobernó Rafael Moreno Valle.
La elección del Auditor es una prueba de fuego para el Congreso del estado. Muy su estilo personal de gobernar, muy sus formas, pero al menos si se trata de sacar por unanimidad lo que hagan que sea lo más transparente.
Cantaron demasiado el nombre de Francisco Romero o al menos eso pareció.
En el Poder Legislativo está la solución para dar el cambio real con el pasado reciente que la verdad a nadie gustó, muchos no dijeron nada porque estaban amenazados o comprados, pero este es el momento de hacer algo distinto.
Al final, el balón está en su cancha.