Una de las ediciones más antiguas de Don Quijote de la Mancha permanecía desde 1936 en una biblioteca privada, la de Jorge Ortiz Linares (1894-1965), antiguo embajador de Bolivia en Francia. Los dos volúmenes de la obra maestra de Miguel de Cervantes se han vendido este miércoles en París por 504.000 euros en la casa de subasta Sotheby’s. Se trata de una tercera edición de la primera parte —impresa en 1608— y de una primera edición de la segunda parte —impresa en 1615—. También se vendió la primera edición de sus Novelas ejemplares, de 1613, por 403.200 euros.
“Estos textos pertenecen a lo que Goethe llamó en 1827 la Weltliteratur, es decir, obras que todo el mundo conoce, que todo el mundo vive, de las que todo el mundo ha oído hablar”, ha destacado Jean-Baptiste de Proyart, experto en libros antiguos que investigó el recorrido de los ejemplares.
Los libros fueron adquiridos el 21 de diciembre de 1936 por el diplomático boliviano Jorge Ortiz Linares, un ferviente coleccionista que vivía con su familia en un palacete de la capital francesa. Su esposa, Graziella Patiño, era hija de uno de los hombres más ricos del siglo XX: el magnate boliviano Simón Patiño, conocido como “el rey del estaño”.
La residencia de Ortiz Linares, situada en el número 34 de la Avenue Foch, era un verdadero centro artístico de la alta sociedad parisina de la época. En su biblioteca no solo había ejemplares de Cervantes, sino también ediciones únicas de los franceses Descartes, Corneille o Molière. El diplomático, nombrado embajador de Francia en 1947, era un apasionado de los manuscritos y libros antiguos.
“Coleccionó grandes obras españolas y relacionadas con América Latina, pero también grandes obras francesas”, destacó Anne Heilbronn, directora del departamento de libros y manuscritos de Sotheby’s, a EL PAÍS.
“Tenemos una copia para usted, señor”
A inicios de los años treinta, Ortiz Linares viajó a Londres para tratar de adquirir unas ediciones originales del Quijote de Cervantes, considerada la primera novela moderna. El diplomático había visto que la librería Maggs Bros —una referencia para los libros antiguos y proveedor de los reyes británicos— disponía de tomos únicos. Pero cuando llegó, ya habían sido vendidos. Lo único que podía hacer era dejar sus datos por si llegaban libros nuevos.
Unos años más tarde, recibió una llamada telefónica del establecimiento, según contó uno de sus hijos, George Ortiz. “Tenemos una copia para usted, señor”, le dijeron entonces. Sin dudarlo, se montó en un avión y poco después, adquirió lo que tanto ansiaba: una tercera edición de la primera parte del Quijote y una primera edición de la continuación. Los compró respectivamente por 100 y 750 libras de la época, según Sotheby’s.
La tercera edición fue impresa por el editor Juan de la Cuesta en 1608, tres años después de la primera. “Es la única corregida por Cervantes”, subrayó Heilbronn. “Es el texto que hoy sirve de matriz para todas las ediciones de Don Quijote, y para Cervantes era su edición definitiva”, añadió. El segundo tomo corresponde a la primera edición de 1615. Es “una de las ediciones más raras” del autor español, señaló la casa de subastas. Ambos volúmenes fueron además encuadernados en Inglaterra en 1750 para un coleccionista.
Primera edición pirata del ‘Quijote’
En la librería Maggs Bros, Ortiz Linares también aprovechó para comprar otra joya: la edición original de las Novelas ejemplares de Cervantes, de 1613. El libro había sido encuadernado para Jerôme Bignon, el primer bibliotecario del rey Luis XIV. “Una edición original de uno de los textos más raros de Cervantes y que perteneció a una persona importante en Francia”, resumió Heilbronn.
Los tres libros formaban parte de un lote de 87 volúmenes de la biblioteca de Ortiz Linares subastados por Sotheby’s. Entre ellos estaba también la primera edición pirata del Quijote, impresa en 1605 en Lisboa por Jorge Rodríguez y que se vendió por 56.700 euros. Una de sus particularidades es que contiene la primera representación gráfica del hidalgo y su escudero.
Otros de los libros subastados fueron la ilustración taurina de Francisco de Goya La Tauromaquia, de 1816. Una copia que Valentín Calderera, un pintor español, regaló a Théophile Gautier, uno de los primeros admiradores franceses del célebre artista. Además, se vendieron también tres ejemplares del Inca Garcilaso de la Vega, el célebre cronista hijo de una princesa inca y un conquistador español.
(Con información de El País)