A partir de la segunda quincena de enero de 2023, un cometa que no ha pasado cerca de la Tierra y el Sol en 50,000 años -desde el Paleolítico Superior, cuando por nuestro planeta pululaban los neandertales- podrá ser visible a través de binoculares y, si se tiene suerte, también a simple vista.
El objeto en cuestión ha sido bautizado como C/2002 E3 (ZTF). Las siglas ZTF hacen referencia al Zwicky Transient Facility, un proyecto destinado a buscar en el hemisferio norte aquellos fenómenos astronómicos denominados de corta duración que pueden ir desde explosiones de novas y supernovas hasta asteroides y cometas que pasan por delante de estrellas y planetas.
C/2002 E3 ha viajado hasta el interior del sistema solar posiblemente desde la llamada Nube de Oort, una región que se encuentra a un año luz del Sol, en los confines del sistema solar, y que es el sitio en donde se originan la mayoría de los cometas que nos visitan como el famoso Halley, el cual pasó por última vez muy cerca de la Tierra en los primeros meses del año 1986.
Además, C/2002 E3 -como la mayoría de los cometas- está compuesto por hielo y polvo y suele emitir un aura verdosa. Según las estimaciones de los astrónomos podría tener un diámetro de alrededor de un kilómetro.
Que tenga estas dimensiones -relativamente menores- lo hace ser más pequeño que NEOWISE, el último cometa que pudo ser visible a simple vista (sin necesidad de telescopios) cuando transitó por la Tierra en marzo de 2020. Otro cometa memorable fue Hale-Bopp -de unos 60 kilómetros de diámetro y bastante peligroso por sus dimensiones- el cual se acercó a nuestro planeta en 1997.
Por cierto, el paso de Hale-Bopp estuvo relacionado con el suicidio colectivo de 39 personas en Estados Unidos -la mayoría jóvenes, hombres y mujeres- en marzo de 1997 en una mansión de San Diego, California.
Este grupo pertenecía a una secta fanática de Internet y los extraterrestres, quienes vieron en Hale-Bopp una “señal” para poder desprenderse de sus cuerpos y acudir así a una cita con lo seres que piloteaban una nave espacial que supuestamente viajaba escondida en la cola del cometa.
Y es que estos cuerpos en general, a lo largo de la historia y hasta nuestros días, poseen un halo de misterio, del advenimiento de algo que salvará a la humanidad de sus problemas y de sus males o que, por el contrario, son el augurio de que vendrán tiempos difíciles. Esto, evidentemente, es pura pseudociencia, ya que no existe manera de comprobar que un objeto proveniente del espacio hecho de materia posea la capacidad de alterar el curso de la historia ni mucho menos de la humanidad desde la perspectiva de los fenómenos sobrenaturales en los que un gran número de personas creen.
No obstante, lo que sí es verdad es que estos objetos pueden ser potencialmente peligrosos si, por ejemplo, llegan a colisionar con la Tierra. De hecho, cada vez existe más evidencia científica sólida que apunta a que un cometa de grandes dimensiones mató a la mayoría de los dinosaurios hace unos 66 millones de años. El resultado de esta colisión es un cráter en la región de Chicxulub, en el noroeste de la península de Yucatán en México.
Por otra parte, según los astrónomos, se cree que C/2002 E3 sea expulsado permanentemente del sistema solar y, por lo tanto, ésta sea su última visita a la Tierra.
También se ha dicho que el telescopio más grande del mundo que se encuentra en órbita desde hace algunos meses, el telescopio James Webb, a pesar de que no tomará imágenes directas, sí se encargará de estudiar la composición del cometa. Y es que, cuanto más cerca esté de la Tierra, más fácil será para los telescopios medir su composición química a medida que el Sol literalmente calienta y hace hervir sus capas exteriores.
Otro motivo por el cual C/2002 E3 resulta tan interesante es que, con la avanzada tecnología con la que contamos actualmente, los científicos podrán estudiar con mayor detalle la composición de los planetas que se encuentran en los confines del sistema solar; aquellos mundos gaseosos como Júpiter, Urano y Neptuno, los cuales aún no terminan de comprenderse en su totalidad, pese a que de ellos ya se han hecho innumerables estudios a través de sondas y naves espaciales que a lo largo de varias décadas los han visitado y fotografiado.
Para observar al cometa C/2002 E3 será necesario vivir en el hemisferio norte (es muy probable que en México se pueda observar) y, evidentemente, deben de existir las condiciones climáticas y de luminosidad idóneas. Por lo que es recomendable asistir a lugares en donde exista poca luminosidad, lejos de las grandes ciudades.
Por último, en Internet existen varias aplicaciones para teléfonos inteligentes como Sky Guide o Sky View, las cuales permiten realizar un seguimiento puntual de la posición de planetas, estrellas y otros objetos como cometas y asteroides. Aunque desconozco si en estas dos aplicaciones mencionadas la información en torno a C/2002 E3 ya pueda visualizarse.
(Con información de Aristegui Noticias)