¡Tengo algo que contarte! La frase de todas, absolutamente todas las mujeres la utilizamos, pero hoy de verdad te voy a contar algo que me pasó, así que prepárate. Si eres mujer, conoces el tema a la perfección y si eres hombre, de esto hablamos las mujeres cuando nos reunimos lejos de ustedes.
Hace tiempo estaba verdaderamente enamorada de la falda de una amiga, sí, en este mundo globalizado y de mente abierta, sé lo que pensaste. Pero de verdad me gustaba mucho, sentía que la tela era perfecta, no era tan brillante, pero tampoco opaca, se veía súper suave por lo que yo pensé: «Seguro es súper cómodo usarla, pero además de todo es la de moda, la de novedad dirían por ahí», entonces me la pasaba diciéndole: «¿cuándo me prestas tu falda, Andy?» Y ella respondía: «cuando quieras, baby». El día jamás llegó.
Un buen día descubrí una aplicación que seguramente muchas usan y las que no, les animo a que las descarguen: Trendier.
¡Santo Dios! Resulta que en esta aplicación puedes encontrar ropa de segunda mano, ya sé, de verdad que no suena tan padre, y, te voy a ser sincera, hay de todo, desde la que te quiere vender sus calzones con hoyos, hasta la ropa de las bloggers. Sí, las que ves en Instagram viajando todo el tiempo y dices «yo quiero ser como ella», están vendiendo la ropa que sólo utilizaron una vez para sus fotos perfectas.
Comencé a navegar por dicha aplicación dudando mucho, hasta que mis ojos se iluminaron y sentí palpitaciones, encontré la falda que tanto le pedía a mi amiga y ¿sabes que es lo mejor? Que realmente era Andy vendiendo su falda, así que saltándome los paso protocolarios de dicha aplicación, abrí rápidamente mis contactos de WhatsApp, apachurré el botón de grabar audio y comencé a gritar como loca «¡Andy yo quiero tu falda! ¡Güey, si se la vendes a alguien más me voy a súper encabronar contigo¡ !Güey, es neta, no tengo dinero, pero ahorita le pido a mi papá y así le tenga que firmar un pagaré, neta quiero tu falda! Los siguientes minutos fueron desgastantes, hasta que me contestó: «Si baby, te la mando mañana en Uber». Sonreí.
Lo había logrado, tenía la falda de moda, de novedad a punto de llegar a mi casa, me dirigí al sobre de mis ahorros y con mucho valor saqué el costo de la maravillosa falda, corrí a una de estas tiendas de conveniencia donde sólo hay una caja disponible y con una sonrisa realicé mi depósito.
A unas pocas horas de hacer dicho depósito, me di cuenta que tenía un mensaje diciendo «¿baby, estás en tu casa?, te mando la falda», y dije «sí obvio aquí estoy», la verdad es que estaba en la universidad dando clases, pero corrí desesperadamente para llegar a mi casa y esperar mi bella prenda.
Recibí una notificación de esta aplicación de autos, donde me informaban que mi viaje estaba en proceso, ansiosa veía como el cochecito se movía en el mapa directo a mis manos, hasta que ¡madres, se desvió, sí, ese pendejo se desvió con mi falda, ay, no mames, mi falda, ya la pagué, pinche güey, mi falda!
Así que desesperadamente intenté marcarle, pero como no era la dueña y señora del viaje no tenía su número, esperé durante unos minutos con lo poco de paciencia que me quedaba y un hueco en el estómago hasta que sonó mi celular:
Don Uber: Señorita traigo un paquete para usted, (él en tono muy amable).
Dueña y señora de la falda: Señor fíjese que está mal la dirección, yo no vivo ahí, está más atrás, ¡ya se pasó!
Don Uber: ¡Ay, señorita, qué bárbara! Pues fíjese que ese ya no es mi problema, yo ya llegué a donde ustedes me dijeron y ahorita ya agarré otro viaje, así que me voy a ir, me llevo su paquete y cuando termine, le marco, (con menos amabilidad que al principio).
Dueña y señora de la falda: ¿Sabe qué, señor?, yo estoy muy cerca, deme unos 10 minutos y llego por el paquete.
Don Uber: Mire, señorita, lo que pasa es que usted no entiende que yo no tengo tiempo, voy a hacer otro viaje y si usted y su amiga se equivocaron ese no es mi problema, yo ya tengo trabajo y me voy a ir, nomás le aviso que me llevo su paquete y cuando me desocupe le marco para decirle dónde estoy y de ahí le voy a cobrar un nuevo viaje a su casa.
No sabes cómo me emputé, siglos esperando mi falda y este güey, por sus narices, nomás no me la quería llevar y además a mí quién me aseguraba que este no iba a hacer un viaje hasta el otro lado de la ciudad y más pendeja yo le tenía que pagar el viaje de regreso, pasaron unos minutos y el señor me marcó.
Don Uber: Fíjese que no fui tan lejos, ya le voy a llevar su paquete, pero le voy a cobrar 40 pesitos por llevársela, ya sabe, para el refresco, (ya en tono más amable).
Dueña y señora de la pinche falda: Tráigame rápido mi paquete y aquí le pago, (con los ojos de fuera del coraje).
Don Uber: ¡Ay señorita!, ya me reportó su amiga, deme lo que guste, aquí está su paquete.
Le di los 40 pesos y le dije que se fuera con sus groserías a otro lado, señor aprovechado.
Según el caso de éxito citado previamente tengo las siguientes recomendaciones:
- La más fácil de decir, pero la más complicada para aplicar: No te obsesiones con las cosas. ¡Ay, no mames!, ya sé, está muy cabrón y más siendo mujeres, pero doblemente tratándose de ropa, en serio que me aventé un súper desmadre por tener la falda que de verdad pude evitarme.
- Toma en cuenta las indicaciones de la app. Después pude percatarme que si la compraba por ahí tenía un cupón de 20% de descuento y seguramente pude evitar el pleito con el señor chofer y así recibir tranquilamente mi paquete.
- Guarda la calma en todo momento. En serio quería sacarle los ojos al señor del Uber, pero neta las cosas ya están súper pesadas y entre nosotras debemos cuidarnos, así que por más que nos enojamos, la opción por la que optamos mi amiga y yo fue reportarlo y que la empresa se arreglara con él, para no arriesgarnos a mentarle la madre y nos saliera todo mal.
- La moda esta en todos lados. De verdad, créeme, “vestir bien” se trata de buen gusto, quitémonos la idea de que estar a la moda es usar de pies a cabeza ropa de marca, recuerda la siguiente frase: “La moda es lo que compras, el estilo es lo que haces con eso”.
- Arriésgate un poco más con estas aplicaciones. Hay muchas que venden ropa padrísima a muy bajo costo, Shein es una de ellas, también considera el trabajo de diseñadores de moda que están iniciando y tiene mucho potencial, en Puebla hay muchos.
- La más importante, mi falda se ve hermosa, de verdad la aplicación es buena, hoy gozo de felicidad de usarla en todo momento, pero sobre todo de tener una buena historia que contar. ¡Lucha por lo que quieres! Y diviértete mucho en el camino.