Nuestro país hoy es otro, no solamente se reivindica al México previo a la llegada de los españoles, sino sobre todo a la justicia de los pueblos indígenas de hoy; se reivindica la lengua y nuestro origen a través de cientos de semilleros, nuestras culturas y el reconocimiento de nuestras ancestras y también de quienes hoy son parte orgullosamente de nuestro gran país, a través de estos semilleros que producen las Lenguas Maternas y nuestras culturas, destacó Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la Ciudad de México durante la conmemoración del día de la lengua materna.
En este contexto señaló que hay una acción pendiente de hacer en la capital del país, «y que la vamos a hacer, que es colocar a “La Joven de Amajac” en Reforma. “La Joven de Amajac” es una joven que fue descubierta su figura en Veracruz –en Álamo, Veracruz–, el 1° de enero del 2021 y que es una mujer indígena que representa justamente a las mujeres que durante tantos años –y hoy Día de la Lengua Materna–, se les prohibió la voz».
«La idea es que Colón pase al Museo del Virreinato y que justamente en este lugar quede “La Joven de Amajac”, una réplica; y que la figura que está hoy ahí, que han puesto muchas mujeres –que aquí la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad nos ha ayudado en este diálogo–, quede también en el mismo lugar, en un reconocimiento, (…) que han guardado la gran resistencia de México y, particularmente, de la Lengua o las Lenguas Maternas», señaló.
Añadió que, los monumentos, estatuas y nombres de las calles de nuestra ciudad, la ciudad capital, son legados que dejamos para futuras generaciones, son marcas históricas que deben hacernos recordar dignamente nuestro pasado. «La memoria histórica que buscamos preservar no puede, ni debe ser solamente una visión mitificada; el silencio histórico es una forma de violencia que somete, aniquila y determina un presente, el silencio histórico se vuelve un ancla que invita a la complicidad y dificultad del cambio», dijo Claudia Sheinbaum.
Y destacó que mover la estatua de Colón y en su lugar poner a una mujer indígena, es un movimiento en contra del silencio histórico, es una reivindicación de las figuras históricas que han sido las más olvidadas y violentadas; «mover a Colón implica dejar como legado una visión que rescata no solo la participación de las muchas veces silenciadas, sino que las coloca en el centro», explicó.
La Dra. Claudia Sheinbaum señaló que el cambio de énfasis que implica este monumento nos ayuda a recordar el origen, nuestro origen; nos ayuda a colocar a la figura femenina como protagonista de un pasado que le ha sido negado.
«Reasignarle el lugar a la mujer en el curso de la historia, implica también reivindicar su lugar de hoy y, particularmente, a las miles, millones de mujeres indígenas de hoy. Implica iniciar un cambio de consciencia en el que nos sentimos orgullosas de nuestro protagonismo, y no silenciadas por la omisión y sumisión que han caracterizado la historia de la mujer y, en particular, de las mujeres indígenas», destacó.
Añadió que sin duda, Colón significó un cambio en la historia del mundo, pero cómo entendemos ese cambio, es lo que hoy nos cuestionamos.
Colocar a una mujer y, en particular a una mujer indígena, en este lugar, implica empezar a replantear la mirada histórica, implica empezar a contar la historia desde otro lugar, implica colocarnos frente a nuestro pasado y por lo tanto, frente a nuestro presente y futuro, desde la mirada de las mujeres indígenas como parte esencial de la historia de este continente.
Asimismo, dijo que implica también que generaciones de mujeres, presentes y futuras, puedan reconocerse como hacedoras de historia.
«Ese es nuestro cambio de consciencia. Es una responsabilidad ética replantearnos el pasado para transformar las injusticias del presente, solo así podemos combatir el racismo y el clasismo que todavía se vive. La transformación tiene que ser de raíz y por ello, recolocamos también la mirada histórica», comentó.
Finalmente dijo que este monumento recupera la valentía y la resistencia de personas que han quedado silenciadas por cientos de años a pesar de sus luchas y resistencias, a pesar de haber sido vencidas, pero nunca, nunca rendidas. Responsabilidad de la que podemos sentirnos muy orgullosas y de la que estamos haciéndonos cargo.