Así como La Catedral, los Fuertes de Loreto y Guadalupe, la inoperante Rueda de la Fortuna -que costó más de 400 millones de pesos-, la fuente de la China Poblana, el cine Colonial que se ubica entre 11y 13 Norte sobre la 2 Poniente, es uno de nuestros símbolos arquitectónicos y culturales. Qué contrariedad, porque en ese teatro, llamado por muchos “El Colotas” sólo exhiben películas pornográficas o XXX (tres equis), hay parejas que entran al segundo piso para acostarse en camastros y muchos de los que llegan ahí, lo hacen para conseguir pareja si están en el primer piso y es que en ese cine hay para todo tipo de gustos y necesidades.Lo que suceda en el Colonial se queda en el Colonial.
En México existen edificios que en su momento fueron grandes obras arquitectónicas y que ahora lucen abandonados o se han convertido en espacios comerciales que no dejan apreciar las estructuras y los detalles.
Este es el caso del Antiguo Cine Colonial, y cuya reputación ha causado gran polémica a lo largo de su historia. Aunque su fachada provoca admiración pues nos da una idea de cómo fue en sus inicios.
El cine fue propiedad de los hermanos Antonio y Manuel Arellano y celebró su inauguración el 2 de agosto de 1941 teniendo como invitados a importantes representantes de la sociedad poblana entre ellos el gobernador, Gonzalo Bautista Castillo y artistas como Pedro Armendáriz. Las funciones de matinée eran las más concurridas, el cine recibía a parejas, estudiantes, familias completas de las que antes existían, de 10 a 15 integrantes. Como en ese entonces muchos hogares no tenían televisión, el cine proyectaba cintas con diferentes temas: deportivos, educativos, religiosos y por supuesto, las películas de la época de oro del cine mexicano.
Este fue el cartel con el que se inauguró aquel espacio:
Debido a la llegada de los Multicinemas, El Colonial vivió su decadencia. Actualmente esta joya de la arquitectura poblana es conocida por presentar películas de contenido sexual.
Cuando caminas en su acera es inevitable voltear a ver la fachada la cual aún conserva algunos detalles de la arquitectura colonial. Desde las escaleras puedes apreciar su cartelera que anuncia películas como Gozo en el pozo, Operación Play Girl y Tetanic; por solo 40 pesitos se pueden ver 3 películas.
En su interior se respira un olor a humedad y madera vieja. La sala que algún día fue un importante punto de reunión social ahora luce con 300 bancas viejas y sucias, las instalaciones están totalmente descuidadas, la sala principal es como un patio antiguo techado, con balcones recubiertos con herrería fina.
Con la oscuridad, algunas personas prefieren no sentarse y quedarse de pie, tal vez en busca de algún amor improvisado. Otras ocupan más de dos asientos para disfrutar de la función. La pantalla no tiene buena nitidez y el único sonido envolvente que existe es el de algunas personas que emiten murmuros, gritos y gemidos. Tiene su área VIP que se encuentra en la parte superior y solo recibe a parejas heterosexuales.
Eso sí, hay reglas. No está permitido el acceso a mujeres que asistan sin acompañante, no se puede fumar en su interior, y constantemente hay una estricta vigilancia.
Fue a principios de los años ochenta que el Colonial dejó de ser un cine familiar, pertenecía a la vieja operadora de Teatros y comenzaron a proyectar películas de ficheras para posteriormente películas con clasificación tres equis.
Al inicio de los años noventa era un reto ser estudiante de alguna preparatoria y colarse al cine. Una vez adentro ya nadie quería sentarse en los sillones porque podrían imaginarse lo que había ahí.
Es quizá el único cine-teatro que data del siglo pasado y que mantiene su estructura como cuando fue inaugurado, pues el Cine Reforma se convirtió en Elektra, el Variedades y el Coliseo son tiendas de telas, el cine Puebla, majestuoso por sus murales en los costados terminó remodelado y como parte de Cinemex, el cine México desapareció y muchas otras salas que fueron parte de la sociedad poblana.