El tema principal de 2001: Odisea en el Espacio era la idea de que un ente extraterrestre era el que impulsaba la civilización hacia otros niveles. En forma del monolito, una civilización alienígena se comunica al inicio con los simios, mostrándoles cómo usar herramientas (lo cual da paso a la evolución humana), y eventualmente hace que los humanos lleguen a Júpiter para encontrar de nuevo al monolito, el cual lleva a la raza humana hacia el siguiente punto de su evolución, gracias a los extraterrestres.
Es un escenario que parece en extremo de fantasía pero, ¿qué tal que eso de verdad sucedió pero de una forma distinta?
Durante siglos nos hemos preguntado si algunos de los Dioses que adoraban las civilizaciones antiguas no eran producto de su imaginación, sino una realidad.
Carl Sagan, el famoso cosmólogo, llegó a considerar la posibilidad de que una civilización extraterrestre llegó a nuestro planeta para ayudarle a los humanos a evolucionar y desarrollarse como raza. En su libro Vida Inteligente en el Universo, que escribió junto con el astrofísico Iósif Shklovski, presentó la hipótesis de que un Dios, llamado Oannes o Uanna, que era adorado por los sumerios, los babilonios y los caldeos pudo haber sido un ser de otro planeta. En tales culturas, ese ente, que era mitad humano y mitad pez, les enseñó buenos modales, les mostró cómo funcionaban las matemáticas, la arquitectura e incluso les mostró el lenguaje escrito 3 mil años antes de la era de Cristo.
De acuerdo con esa mitología, ese ente se vio acompañado de otros semejantes a él que también le mostraban distintas cosas a los humanos. Sagan remarca que eso es sólo una teoría y que el mito pudo ser un invento de esas culturas, sin embargo, resulta extraño que sea un ser común en distintas cosmovisiones, y es aun más raro cuando vemos que Dagón, un dios que tuvieron los filisteos (una civilización menos antigua que las anteriores), también fue descrito como un humano-pez que les enseñó a desarrollar la agricultura. Su importancia fue tal que en la Biblia se menciona que se le dedicaron distintos templos, lo cual abre la pregunta de si esa es una versión del antiguo Dios Oannes, o si era otra figura ajena la que le enseñó a los filisteos a trabajar la tierra.
En la mitología hindú también existen varios seres (como los Kurma o los Varaha) que tuvieron descripciones extrañas, como si fueran parte animal, sin embargo, al analizar sus historias podemos ver que en realidad son representaciones del avance de la sociedad con el paso del tiempo. De hecho, se cree que los hindúes tuvieron un fuerte entendimiento de la evolución humana y lo representaron a través de esas figuras. Esto podría darle una explicación a los extraños dioses que adoraban.
No obstante, la idea de los “astronautas antiguos” —como se les llama en los círculos que creen que sí fueron extraterrestres— ha tratado de ser sustentada con distintos artefactos y “testimonios” que algunos estudiosos han tratado de interpretar. Erich von Däniken afirmó que Stonehenge, Puma Punku y hasta las grandes Pirámides de Giza fueron creadas por extraterrestres. De hecho, se cree que Ra, el dios más importante de la mitología de los egipcios descrito como un ser que viaja a través del cielo en su bote solar, también era un alien, y que la nave en la que viajaba era un transporte espacial. Esto está apoyado por algunos jeroglíficos en los que aparece una figura en el cielo que no ha podido ser correctamente identificada por los expertos.
Incluso dentro de la mitología se dice que Ra tuvo que pelear contra distintas figuras en el cielo, entre las que se encontraba un ente similar a una serpiente, lo cual nos recuerda a Quetzalcóatl, la serpiente emplumada y dios más importante de las civilizaciones de la antigua América, quien también tuvo un papel importante en el desarrollo de las sociedades Aztecas impulsándolas hacia su evolución.
La lista sigue y decenas de “pruebas” podrían afirmar que los extraterrestres, efectivamente, llegaron a la Tierra para ayudarnos y las personas las tomaron como dioses. Todo esto es mera especulación y es difícil tomarlo en serio una vez que los misterios de las pirámides o el de Stonehenge han tenido explicaciones más lógicas; sin embargo, es interesante pensar en lo extraño que es que toda una civilización comience a adorar una sola imagen específica como un hombre pez o una serpiente emplumada y que en esos momentos en que nace la religión la sociedad también avance. En este punto es plausible pensar que la creación de las religiones también impulsaron el desarrollo de culturas más avanzadas y enfocadas hacia el progreso, gracias a los ideales que imprimieron en los ciudadanos… pero, de nuevo, es mera especulación.
(Con información de Cultura Colectiva)