El Centro Histórico de Puebla ya empieza a oler a cempasúcil, los edificios públicos se adornan con papel picado de colores y altos pisos se levantan para formar las ofrendas de este año.
Para comenzar la ruta:
Seguro necesitarás muchas ganas de caminar, o una bicicleta, pues el camino es largo, 19 sedes guardan estos monumentos efímeros. No hay por qué preocuparse, siempre puedes hacer una pausa para tomar energías en algún puesto del centro.
En la entrada encontrarás a un encargado que te explicará desde cómo se hace un altar, hasta la vida del personaje que conmemoran con la ofrenda.
Podrás ver a los artesanos detrás de una larga mesa, ahí exhiben sus productos para los curiosos que mueren por saber cómo es su trabajo, a qué saben sus dulces o cómo construyen las calaveras miniatura.
No son menos las personas que, convencidas, compran los productos y aquellos que se enamoraron con tan sólo ver.
También es seguro que de inmediato alguna calavera te conquistará el corazón, bastará ver el detalle con el que están hechas, vestidas y arregladas.
Calaquitas del tamaño de un niño de seis años se postran ante tus ojos para mostrar las actividades de los difuntos, toda una vida plasmada en la muerte.
Pero ya sabes, según la tradición, no pueden faltar las vírgenes y los santos, no te faltará ver una que otra y si también hiciste un altar en tu casa a las personalidades de estas ofrendas, corre a ver cuál es mejor.