La revista especializada en cine, Cinepremiere, hizo una crítica de la película de súper héroes que se estrenó este fin de semana.
Aquí la reseña.
La difícil tarea para la Liga de la Justicia no era encontrar la forma de resucitar a Superman, o detener a Steppenwolf, sino vencer todos los problemas que ha enfrentado el DC Extended Universe. Recordemos que este comenzó de la mano de Zack Snyder con la producción de Christopher Nolan y ahora llega gracias al apoyo de Joss Whedon en guion y codirección (aunque WB diga que el 80% es película de Snyder).
Una película en solitario de Flash o Aquaman –o hasta del mismo Batman– sería esperada por sus fans, pero al tratarse de LA película de la Liga de la Justicia, el equipo de superhéroes por excelencia, la presión y la expectativa por parte del público y estudio son mucho mayores y esto se nota en la pantalla.
Los reshoots siempre han existido en grandes producciones, ya sea para cambiar ligeros detalles o de plano arreglar en su totalidad el producto final. Tenemos casos de éxito como Rogue One Una historia de Star Wars, donde presumiblemente participó Tony Gilroy para cambiar el ritmo de la película, o los Cuatro Fantásticos, que ni así se pudo rescatar una película que era imposible salvar. En el caso de Liga de la Justicia, no pasó lo mismo que con Cuatro Fantásticos, pero tampoco podemos hablar de un éxito absoluto.
No es un secreto: no puede existir Liga de la Justicia sin Superman y aquí lo tenemos en sus primeros minutos –a manera de flashback– en total y absoluto FULL COLOR, a diferencia de El Hombre de Acero y Batman v Superman. De ahí la película nos lleva a través de un camino de redención y la búsqueda de Bruce Wayne para armar al equipo de metahumanos. Sin embargo, casi de inmediato comenzamos a sentir una desconexión entre escenas y al mismo tiempo una premura para llegar a verlos juntos. Sí, cada superhéroe tiene su momento de presentación: vemos el sufrir de Cyborg, el poco interés de Aquaman y Flash quien… sólo quiere tener amigos.
Aunque el equipo funciona correctamente, tampoco es nada memorable. Al final, recibe el mismo tratamiento que cualquier otra cinta de “equipos-que-deben-juntarse-por-un-bien-común”: hay peleas entre algunos, no todos tienen confianza en el plan, pero ahí están por un bien común: entretener.
Una de las fallas más importantes en Liga de la Justicia radica en su villano, cuyo Gran Plan consiste en… destruir todo sobre la Tierra. Sí, nos ofrece dos sólidas secuencias de acción –una en Themyscira contra las amazonas y otra en el flashback donde nos cuenta sobre sus planes–, pero fuera de eso la amenaza, el plan y su villanía pasan a segundo plano.
Otro fallo está en los personajes secundarios, los cuales parecen cumplir la única función de presentarlos para futuras entregas: desde Amber Heard como Mera, J.K. Simmons como el Comisionado Gordon y hasta Billy Crudup como Henry Allen. Incluso Alfred (Jeremy Irons) se siente desencajado y un poco apresurado… como si varias escenas se hubieran quedado fuera del corte final de la película.
Los momentos de humor están presentes y es fácil identificar la mano de Joss Whedon. De hecho me atrevería a decir que todo el humor es gracias al director de The Avengers. Aunque por momentos el humor se siente forzado, es innegable que la química entre los actores funciona y que ellos se sienten a gusto en sus papeles. Por su parte, Jason Momoa hace que ya queramos ver su película en solitario en diciembre 2018.