Desde 2002, un grupo de madres centroamericanas, con la necesidad de encontrar a sus hijos desaparecidos en el trayecto migratorio hacia Estados Unidos, siguen los pasos que dieron ellos y miles de migrantes en territorio mexicano. Acuden a los albergues, prisiones, morgues y centros de detención migratorios; caminan sobre algunos tramos de las vías ferroviarias, increpando tanto a las autoridades oficiales como a la sociedad civil. Todo con la esperanza de encontrar algún indicio de sus paraderos.
Esta iniciativa se originó hace más de dieciocho años, aparejada a otra tragedia, la que dejó el huracán Mitch que en 1998 asoló a los países centroamericanos. Entonces, en la estación de radio conocida como ‘Radio Progreso’ con sede en el departamento de Yoro, Honduras, comenzaron a recibir las llamadas telefónicas de personas buscando a sus familiares. La búsqueda de los damnificados y desaparecidos por este desastre natural, reveló también la desaparición de una gran cantidad de personas que habían partido en “búsqueda del sueño americano” y que desde entonces dejaron de tener contacto con sus seres queridos. Así lo narra Edita Maldonado, una de las madres que desde esos años participa en el Comité de Familiares de Migrantes Desaparecidos del Progreso (COFAMIPRO):
“A través de ese huracán miles de personas llamaban a la radio preguntando por sus familiares, que si no se habían ahogado. Entonces, en el noventa y nueve hicieron una encuesta en varias colonias, caseríos y lo que encontraron fue migrantes desaparecidos, eso fue lo que encontraron”
Al año siguiente del huracán, surge el primer programa de radio dedicado exclusivamente al tema de los migrantes titulado: “Sin fronteras”; y en el año 2000 en la primera caravana que llegó a Tecun Umán, Guatemala, Edita tuvo las primeras noticias de su hija, quien tenía más de cinco años de desaparecida:
“Ella trabaja en una fábrica. Pero ella no conseguía lo suficiente. Solo para la comidita y ella quería ayudarme a hacerme mi casita. Hizo el arranque para hacer un cuarto que iba a ser de ella pero luego miró que no le daba nada. Entonces, en el 95, para un Miércoles Santo, sí me acuerdo yo, con uno de mis niños más pequeñito, de 16 años se fue, y un muchacho que estaba con ella. Se fueron los tres. Pues, en Tapachula les pegó carrera la migra, se esparcieron todos, ella se quedó allí en Tapachula”.
Su hija se había casado y vivía en Tonalá, Chiapas con su esposo. La alegría de volver a verla se concretó por fin en 2002, en el contexto de la siguiente caravana que llegó hasta Tapachula, fue indescriptible. Lamentablemente, ella regresó a Honduras solo dos años después con una enfermedad mortal que la separó definitivamente de los brazos de su madre. A pesar de este trágico desenlace, Edita sigue trabajando en la búsqueda de los otros 540 desaparecidos, registrados por COFAMIPRO:
“Vaya, yo mi consuelo es que sé dónde la tengo enterrada. Y me pongo en los zapatos de las otras madres ¿dónde estarán las otras hijas? de estas madres que las buscan sin cesar. Cómo estarán sufriendo. Como yo sufría también. Mi dios me da trabajo para que ayude, ayude con estas muchachas, con estas madres, papás, esposos y familias de desaparecidos”.
El espíritu solidario caracteriza a cada una de las y los integrantes de COFAMIPRO, aún a pesar de haber encontrado a sus familiares vivos, muertos, o seguir en su búsqueda. Si nos remitimos a su definición, una “caravana” es un grupo de personas que se juntan con dos objetivos en común: llegar a un mismo destino y sortear los riesgos de transitar por territorios peligrosos. Es una forma solidaria de viajar, de ayudarse mutuamente en caso de necesitarlo, de compartir los riesgos y penas del viaje con la esperanza de aminorar un poco su peso.
Desde que ellas realizaron la primera caravana a la fecha, México sigue siendo un territorio hostil y violento para los migrantes. De acuerdo a la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) en el proyecto Migrantes Ausentes (Missing Migrants), solo en 2017 se ha registrado la muerte de 418 personas migrantes entre Centroamérica y Estados Unidos. Cifra obtenida por informes de autoridades nacionales y a través de los medios de comunicación. Por otro lado, la cifra de migrantes en calidad de desaparecidos es mucho mayor. En este sentido, la Red de Documentación de las Organizaciones Defensoras de Migrantes reportó en 2015 la cantidad de 7 mil casos. En respuesta, han surgido en los países centroamericanos múltiples organizaciones de defensores de migrantes, así como más comités y organizaciones de familias en búsqueda de migrantes desaparecidos.
Este viernes 15 de diciembre la XIII Caravana de Madres de Migrantes Desaparecidos organizada por el Movimiento Migrante Mesoamericano llega a Puebla, y por tercer año consecutivo el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades «Alfonso Vélez Pliego», ICSyH de la BUAP y el Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría, SJ – IDHIE de la IBERO suman esfuerzos para hacer posible la recepción de esta Caravana y contribuir a que su mensaje llegue a más personas.
Madres, hijas, hermanas, quizá de alguno de esos 7 mil migrantes, provenientes de Honduras, El Salvador, Guatemala y Nicaragua, recorrerán cuatro mil kilómetros para exigir las respuestas que el estado mexicano se ha negado a dar: ¿dónde están? ¿qué pasó con ellos y ellas? Hablarán de sus historias, de las ausencias que las unieron como colectivo y de la fuerza que las ha mantenido de pie ante las buenas y malas noticias.
Actividades viernes 15 de diciembre
9:00-9:30. Bienvenida.
9:30-10:00. Palabras del Padre Gustavo Zarate.
10:00-10:40. Testimonios y exigencias de las madres miembros de la Caravana.
10:40-11:40. Almuerzo.
11:40-12:30 Marcha al zócalo y despedida.
Texto: Luisa Alquisiras
Fotos: Georgina Garibo