Todo empezó cuando pensaste que ibas por buen camino, o probablemente cuando acabaste tu carrera y empezaste a trabajar o buscar un empleo, tenías tu grupo de amigos muy establecido y estabas en búsqueda de una relación formal o incluso te sentías muy a gusto sin una: todas las cosas estaban claras. De repente llegó la segunda mitad de tus veintes y todo se derrumbó.
Has entrado en una etapa muy frustrante donde piensas que todos están triunfando menos tú, estás desilusionado y sientes nostalgia por la vida que llevabas cuando tenías 18 años, te entra un miedo inmenso al fracaso laboral y sentimental y ya no entiendes nada porque la mitad de tus amigos ya están casados y tienen bebés, mientras la otra mitad se la vive tomando alcohol 24/7 y no sabes dónde se supone que tienes que estar o qué tienes que estar haciendo.
Lo único que pasa en tus reuniones familiares es que te sientes incómodo porque todos te preguntan: “¿Para cuándo el novio?” o “¿Ya encontraste trabajo?”, y cada vez son más y más preguntas que lo único que ocasionan es que quieras gritar.
Tranquilo, no eres un bicho raro y no estás solo, estás pasando por lo que formalmente se conoce como “la crisis del cuarto de vida”, y claro que existe. Es consecuencia de la falta de estabilidad, no hay previsibilidad, no hay certezas y, como resultado, entras en un ciclo en el que dudas de todas las decisiones que has tomado hasta el momento.
El doctor en psicología de la Universidad de Greenwich (Londres), Oliver Robinson, presentó en 2011 las conclusiones de un estudio que se le hizo a más de 1000 jóvenes menores de 30 años: el 86% admitía sentirse presionado para tener éxito en las relaciones, en el trabajo y en la situación económica. Esta fue la primera investigación sobre el tema que no se basó en la especulación.
Hay tres aspectos principales que llevan a esta crisis: las situaciones personal, laboral y económica. Tener veintitantos implica tener que luchar contra millones de graduados para encontrar tu primer trabajo, conseguir dinero para pagar tus cosas porque la mayoría busca independizarse, hacer ejercicio, comer sano, ahorrar e intentar tener tiempo para avanzar con tus relaciones.
Se supone que tienes que disfrutar ser joven mientras te la pasas muy bien, pero al mismo tiempo debes ser disciplinado y responsable para tu futuro. Probablemente no estés haciendo lo que esperabas que fueras a hacer para esta edad y, ¿quieres saber un secreto?, está bien y no pasa absolutamente nada.
Lo mejor que puedes hacer es dejar de ver lo que no has logrado y disfrutar de ser joven, déjate de comparar, entiende que todo esto es momentáneo y, al final de todo, buenas o malas, tú has tomado y vas a tomar las decisiones de tu vida. Que no te pese soplar una vela más en el pastel del próximo año y relájate, porque siempre va a haber alguien que te enseñe a lidiar con tus impuestos. Y sobre todo, siéntete súper poderoso por haber llegado hasta donde estás.