En las mesas de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que se han llevado a cabo, una de las demandas contra México por parte de los representantes de Estados Unidos y Canadá tiene que ver con el tema salarial, ya que argumentaban que nuestro país mantenía los salarios bajos de manera intencional para generar competitividad y atraer inversiones.
Esto generó presiones fuertes en México debido a que en efecto, los niveles salariales de México respecto a los de Canadá y Estados Unidos son 8 veces más bajos. Sin embargo esta presión no rindió los frutos esperados, ya que se determinó que el capítulo laboral del acuerdo comercial no contemplará los niveles salariales.
Así lo confirmó el coordinador del Consejo Consultivo Estratégico para las Negociaciones Internacionales del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Moises Kalach, quien aseguró que el capítulo laboral estará enfocado en mejorar los estándares laborales y los derechos de los trabajadores, pero sin tomar en cuenta en ningún momento el tema salarial.
En ese sentido, dicho capítulo tomará como referencia los acuerdos y los convenios establecidos en la Organización Internacional del Trabajo (OIT), específicamente se concentrarán en 8 convenios relacionados a la libertad y autonomía sindical, a la erradicación de la discriminación en materia de empleo, a la eliminación del trabajo forzoso e infantil y a la reducción de las brechas salariales entre hombres y mujeres.
Respecto a esta determinación, Benjamin Davis, quien es director de Relaciones Internacionales de United Steel Workers, sindicato afiliado a la AFL-CIO, lamentó que no se haya incluido el tema salarial para México, ya que, dijo, el TLCAN no ha beneficiado a los trabajadores mexicanos, quienes perciben un salario 8 veces menor al de sus símiles estadounidenses y canadienses.
En ese sentido, aseguró que esa brecha salarial afecta tanto a los trabajadores mexicanos, que en promedio ganan entre 2 y 3 salarios mínimos mexicanos, como para los estadounidenses quienes ven disminuidas sus fuentes de empleo debido a que varias industrias optan por instalarse en México.
Sin embargo, podríamos decir, por otro lado, que de haberse aprobado la cuestión salarial la economía mexicana pudo haberse puesto en riesgo, ya que un incremento por decreto podría disparar los niveles inflacionarios en el país si no hay productividad que lo respalde. Esto no quiere decir que los salarios no deban incrementarse, deben hacerlo pero de manera sostenida y responsable.