¿Quién no recuerda la hora de salir a jugar un cascarita en la calle, donde las reglas eran básicas, donde empezaba con 2 contra 2 terminaba con todos los de la colonia?
También tenemos claro que ya es menos usual ver a los niños jugar en las calles; una, por la inseguridad que se vive y otra porque la tecnología nos invade (que ahora esta mejor jugar Fifa en Xbox que salir a patear la pelota).
Pero en fin ese no es el tema, sino la nostalgia del famoso futbol callejero:
- Siempre, siempre, los gorditos eran los porteros.
- Los dos mejores jugadores escogían sus equipos.
- Sabías que eras el peor jugador cuando te elegían al ultimo (yo era uno de esos).
- No había arbitro, por lo tanto no había fuera de lugar, las faltas solo se marcaban si eran muy necesarias y un tiro libre se marcaba con el oficial 3.15
- Los que menos sabían jugar les tocaba la defensa
- Las porterías se marcaban con dos piedras, dos botes y la distancia se medía en pasos, siempre era un problema cuando el gol era por arriba, pues el gordito casi no saltaba.
- Algo muy importante en las reglas era que no se valían goles de media cancha o de portero a portero.
- Si el juego se ponía muy complicado se valía portero saliente: el portero se cambiaba solo con un grito (cambio de portero)
- El que volaba el balón tenia que ir por él, lo malo era cuando se ponchaba, se terminaba el partido o se esperaban hasta que otro trajera su balón de su casa y si es que le daba permiso su mamá de sacarlo.
- El único momento de descanso o de respiro era cuando pasaba un coche.
- Siempre existía un vecino al que molestaba que jugaran.
- A veces no importaba en qué parte de la cancha era la falta, de cualquier manera se marcaba penal, y si eso pasaba siempre quitaban al gordito.
- El penal lo tenia que cobrar al que le hicieron la falta.
- El que escogía el equipo se la pasaba regañando porque todos se subían a la delantera.
- Si se apostaba un refresco significaba que era la final del mundial y lo tenias que dar todo, 1) porque no tenías para cooperar o 2) porque era el honor del equipo.
- Nunca faltó el que se tenía que ir porque su mamá le gritó que se tiene que meter.
- Tampoco pasaremos por alto al que era dueño del balón y si se enojaba y se acababa el partido.
- Otra regla era que si los equipos estaban parejos y tu querías entrar tenías que esperar hasta que llegara otro.
- No importaba cómo fuera el marcador, siempre el que iba perdiendo decía «gol gana».
No había algo mejor que estar jugando parte de la tarde en la calle y recuerdas que en las vacaciones casi era que todo el día estuvieras jugando y nunca te cansabas.