No podemos negar que a todos alguna vez nos han contado o hemos dicho un chisme, porque al chisme simplemente no le puedes decir NO.
A todos en algún momento nos gana la curiosidad de enterarnos de algún acontecimiento que está pasando a nuestro alrededor, y aunque ciertamente no nos interese también sabemos que podemos decir algún chisme para quedar bien con la gente, como es el caso de los políticos que nos prometen muchísimas cosas pero al final solo se queda en un chisme.
Como Enrique Peña Nieto, que nos dijo que nos iba a bajar la gasolina y solo se quedo en un chisme, o ahorita que empieza el proceso de campaña no falta aquel que para la oreja y se tratar de colocar y va a contarle a su amigo que lo subirán de puesto, que al mismo tiempo sube con el, y el amigo va y le cuenta a otro que ya será diputado y así sucesivamente, pero al final solo es un chisme.
Ah, pero las empresas toman ventaja sobre este pecado que nos domina a la mayoría, y se me viene a la cabeza el caso del reconocido programa de Big Brother, que por el chisme de saber qué hacían estas personas encerradas en una casa tuvo el éxito en su tiempo, pero en realidad ¿a nosotros qué nos interesaba la vida de esos desconocidos?
O cuando pasa un choque en el Periférico o cualquier calle de nuestra ciudad, uno de los factores que hacen el tráfico claramente es el choque, pero la realidad es que más tráfico hacemos nosotros cuando pasamos junto y lo hacemos de manera lenta para ver qué pasó o incluso existen personas que detienen sus carros para bajar a ver el chisme; claro está que hay otras que se bajan ayudar.
Este es el que más me gusta: el de Godínez cuando es llamado a la oficina del jefe y se tarda horas, los demás se van creando expectativas irreales como «nos van a correr a todos» o «ya lo van a despedir», y cuando finalmente sale de la oficina no puedes esperar para preguntar qué le dijeron.
No me dejaran mentir las mujeres y también los hombres: el pretexto del cafecito o echar la copita, cuando en realidad se tratar de chismosear sobre el que no pudo llegar a la reunión, e inventamos que es un mandilón o que su mamá no lo deja salir, o en el caso de las damas a «viborear» a otras mujeres.
Pero el chisme invade a todos hasta en las mejores familias: que el tío engaña a la tía, que el primo ya es drogadicto, que la prima es solterona, que la abuela ya se murió pero cuando hay una reunión esta ahí.
Esto es solo un poquito donde empieza un chisme, pero sabemos que empezamos hablar de un tema y terminamos hablando de algún chisme. A todos en algún momento nos domina nuestro instinto de curiosidad, y parece que los hombres somos más chismosos que las damas, lo que nos queda claro es que el chisme es una mentira y tarde o temprano la verdad sale a la luz; así que si a ti te cuentan un chisme pues cuéntalo para que lo sepamos todos, ¿no?