Información de BBC Mundo
Los jóvenes del mundo occidental están en camino de convertirse en la primera generación en crecer más pobres que sus padres, según múltiples estudios.
Esto se debe principalmente a las deudas universitarias y los altos precios de las viviendas que afectan a las personas nacidas entre principios de los 1980 y los 2000, que viven en EE.UU., Reino Unido y en muchos otros países de esta región.
Pero los los millennials noruegos contrarrestan esta tendencia. ¿Por qué?
Conocido por su pasado vikingo, los deportes de nieve y sus asombrosos fiordos, Noruega está ganándose un nuevo título como la única gran economía de Europa donde los jóvenes se convierten en ricos.
Las personas de unos treinta años en el país tienen un ingreso familiar anual promedio de 460.000 coronas (US$56.200, aproximadamente).
Ellas experimentaron un aumento del 13% en el ingreso en comparación con la Generación X (nacidos entre 1966 y 1980) cuando tenían la misma edad.
Estas cifras provienen de la Base de Datos de Ingresos de Luxemburgo y se analizaron en un informe reciente sobre los ingresos generacionales para la Fundación Think Tank The Resolution de Reino Unido.
Si se compara con gente joven en otras economías fuertes, los millennials estadounidenses tuvieron un descenso del 5% en sus ingresos y los alemanes una caída del 9%.
La tasa de desempleo juvenil de Noruega (entre los jóvenes de 15 a 29 años) también es baja, con un 9,4%, en comparación con el promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) del 13,9%.
En la capital noruega, Oslo, no es difícil encontrar jóvenes locales que muestren su buena fortuna.
«Voy al teatro y al cine una vez al mes. Puedo salir a comer y beber con amigos… Me voy de vacaciones», dice Aleksander Aarnes, un graduado de 25 años.
Aarnes aspira a construir una carrera escribiendo obras de teatro musicales, pero por lo pronto financia su estilo de vida trabajando solo uno o dos turnos a la semana en un supermercado en Korsvoll, un suburbio de Oslo, y además comparte un apartamento con un amigo.
«Soy muy consciente de la situación afortunada en la que estoy… No tengo que sacrificar demasiado para seguir la carrera que quiero», dice.
El salario por hora de Aarnes es de 164 coronas noruegas (alrededor de US$20), que aumenta con los turnos de fin de semana y noche. Descontando los impuestos (que son comparativamente altos en Noruega) le quedan alrededor de 14.000 coronas (US$1.700) al mes.
Por otro lado, Øystein, un analista de negocios de 31 años llena su BMW con mercadería para una barbacoa. No quiere compartir su nombre completo, porque dice que «a pesar de que Noruega es rica, la gente no quiere hablar de lo rico que son personalmente».
Pero admite que ganó lo suficiente como para comprar un apartamento de dos habitaciones frente al mar cuando tenía 27 años y regularmente se va de vacaciones a EE. UU. y Asia.
Una gran parte del actual estilo de vida de los jóvenes noruegos se debe al rápido crecimiento económico del país entre 1980 y 2013, impulsado por el sector de petróleo y gas.
Pero como explica Hilde Bjørnland, profesora de economía de la escuela BI Norwegian Business en Oslo, lo importante no es la cantidad de dinero que gana Noruega, sino lo que hace con él.
«En lugar de que unos pocos obtengan mucho, muchas personas tienen acceso a esta riqueza», dice.
Noruega depositó las ganancias del petróleo en el fondo soberano de riquezamás grande del mundo que a su vez gana dinero invirtiendo en más de 9.000 compañías. Actualmente vale alrededor de US$1 billón.
A pesar de este ahorro, los impuestos se mantienen altos y los salarios mínimos son negociados por los sindicatos.
Bjørnland argumenta que un enfoque igualitario de distribución de riqueza contribuyó a una fuerte satisfacción social en Noruega.
Como también la atención de la salud subsidiada, los beneficios del seguro de desempleo que alcanzan hasta un 60% del salario anterior por 2 años, los bajos costos de cuidado de los niños y un sistema de licencia parental que aseguran una alta participación de las mujeres en el mercado laboral.
La educación gratuita en la mayoría de las escuelas y universidades públicas y el fácil acceso a los préstamos junto con las altas tasas de empleo para los estudiantes también son parte del rompecabezas.
«No es tan difícil encontrar un trabajo aquí y siempre está bien remunerados», dice Gabriella Sanzana, una chilena de 27 años, que está haciendo una maestría en derechos humanos mientras trabaja tiempo parcial como camarera.
«Tengo que pagar muchos impuestos, pero realmente no me importa, porque sé que (el Estado)te da muchas cosas al mismo tiempo».
A pesar del brillante presente de Noruega, existen preocupaciones sobre cómo mantener el éxito.
Según un informe de la OCDE, el número de oportunidades de trabajo para jóvenes de 15 a 29 años no coincide con la cantidad necesaria para una creciente población joven que aumentó en un 18% entre 2007 y 2016.
La inmigración representa un gran porcentaje de ese aumento y el desempleo entre la población nacida en el extranjero de Noruega es de alrededor del 10%.
Kristian Heggebø, investigador del Centro de Investigación del Trabajo y el Bienestar de la Universidad Metropolitana de Oslo, sostiene que si bien los estudiantes internacionales bien educados y los trabajadores migrantes de otras partes de Europa «tienden a tener éxito en el mercado de trabajo», hay «discriminación en el mercado laboral contra las minorías étnicas».
Ove George, de Nigeria y desempleado, dice que cree que las conexiones son clave para conseguir trabajo en Noruega.
«El último trabajo que tuve fue a través de un amigo noruego y después de eso realmente no conseguí un buen trabajo», explica.
Kayad Mahammed, de 19 años y nativo de Djibouti, trabaja para una compañía de medios y dice que le fue «fácil» conseguir un trabajo. Pero asegura que para muchos inmigrantes «es difícil hacerse rico», y terminan aferrándose a trabajos de nivel inicial por temor a quedar desempleados.