En la intendencia del Patio de Honor del Palacio Nacional, el presidente Andrés Manuel López Obrador encabezó el homenaje por el 106 aniversario luctuoso de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez.
Ahí, estuvieron presos y posteriormente los trasladaron a la penitenciaría de Lecumberri, donde fueron asesinados en 1913 por órdenes de Victoriano Huerta.
Con su asesinato, dijo el mandatario, surgió un nuevo ejército revolucionario “leal a las instituciones, a las autoridades legal y legítimamente constituidas, a la democracia y a la patria”.
Previo a montar una Guardia de Honor acompañado de su esposa, Beatriz Gutiérrez Mueller y el secretario de Marina, Rafael Ojeda Durán, el presidente sostuvo que con este homenaje refrenda el compromiso de que “en este sexenio quedará establecida la democracia como sistema de gobierno y como forma de vida”.
“Madero era un hombre bueno, demócrata y excepcional, de los políticos más importantes del mundo. Él quería que se estableciera en México la democracia, que desde su época, es una asignatura pendiente. En su memoria nos comprometemos a hacerla valer en el país”, expresó el mandatario.
Indicó que en años anteriores “se dejó de lado la importancia de la figura de Francisco I. Madero porque la derecha no le perdonaba que, siendo un hacendado con bienes materiales, convocara al pueblo a derrocar la dictadura”.
En el homenaje participaron el director general del Fondo de Cultura Económica (FCE), Paco Ignacio Taibo II, así como los secretarios de Gobernación, Olga Sánchez Cordero y de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval.