|Fabiola Cabrera
Hablemos sobre el Buen Fin, que ya se acerca. Se trata de un tema escabroso, que a muchos les va a caer en la punta del hígado, pero tenemos que hacer conciencia de lo que estamos a pocos días de catalizar nosotros mismos, y me refiero a los amantes de las “compras a meses sin intereses”, y entre estos, tengo que confesar que mi papá es fanático y cree en este tipo de compras, porque cree en la fabulosa idea de que sí le dan meses sin intereses, sin firma y con equis tarjeta de crédito. Aunque, si somos observadores y nos ponemos a investigar un poco, sacaremos nuestras propias conclusiones: si realmente nos están bajando el precio –¿en comparación con qué mes? – y si no nos están cargando los intereses por ser un pago diferido. ¿Quién está absorbiendo realmente el costo fraccionado que estamos haciendo?, ¿por qué?, ¿qué beneficio se lleva?, ¿cuál es la verdadera ganancia de hacer este tipo de ventas masivas a nivel nacional?
Si recorremos un poco la corta historia del Buen Fin, la primera vez que lo lanzaron pocas empresas se unieron; ya para el segundo año la publicidad empezó a ser muy agresiva y tenaz, la empezaron varios meses antes en volantes y anuncios en medios para poder garantizar un buen resultado, además de que en esa segunda ocasión ya eran más compañías las que se habían sumado, de tal forma que para el tercer año el resultado de ventas del Buen Fin fueron muchísimos millones de pesos recaudados. Y así todos acabaron bien felices y contentos, porque los compradores se fueron muy satisfechos de que habían realizado una excelente compra, que “había valido la pena” en sus propias palabras, y, por el otro lado, las enormes compañías, con unas cifras muy grandes de ventas, alcanzaron números que tal vez en todo el año no obtuvieron.
Para este año, al final de esta campaña, se proyectan ventas de 118 a 120 mil millones de pesos. Estaremos observando qué sucede con la próxima venta masiva a nivel nacional en nuestro querido México. Lo importante (y lo sugerido) es que no compremos sólo movidos por la ola de sensación de ir a donde todos van y salir con bolsas o cajas de productos nuevos. Primero hay que hacer nuestra corrida económica de nuestros egresos y las necesidades básicas, y planes a un año que se tengan pendientes, estableciendo prioridades.
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