Fernando Manzanilla Prieto es más peligroso fuera que dentro. Sin correa de mando puede subir, bajar, aliarse, pelearse, romper, unir, desunir y un largo etcétera. Quizá por eso es que ya es víctima de campañas y guerras sucias porque aunque no tenga la protección gubernamental nada le impide hacer campaña.
Y en México a quien se le apoya es a las víctimas no a los victimarios.
Era un hecho que saliera de la Secretaría de Gobernación desde que le fueron quitando operadores y que, a través del correo del zar, le enviaran la cantidad de mensajes necesarios para desgastarlo mediáticamente, pero Manzanilla aguantó hasta donde tenía que aguantar y hasta que su entonces jefe Barbosa lo tenía que soportar.
Manzanilla hoy es el enemigo a vencer o en su caso el amigo a convencer. El único problema que tiene es que no es de Morena es del Partido Encuentro Social y a menos que logre una alianza de partidos a su favor o que salga electo como un candidato ciudadano de otra fuerza política es muy difícil que arrase en una boleta electoral.
Tiene otro punto a su favor: la izquierda es sectarista por naturaleza y en Morena Puebla hay tantos grupos que no necesariamente responden a una sola voz. No es esa disciplina que rayaba en la ignominia del PRI o el PAN con Rafael Moreno Valle. Actúan como priistas cuando se habla de López Obrador, pero nada más. De ahí en fuera, Morena es como un partido lleno de pequeños feudos e islas.
Así que Fernando Manzanilla sale de Gobernación para regresar a San Lázaro. Situación que aprovechará para hacer los amarres correspondientes a nivel nacional.
Aquí en Puebla seguramente algunos le harán la guerra sucia para bloquearlo pero ya vimos que eso no necesariamente funciona: ¿recuerdan cuando Miguel Barbosa era la víctima del morenovallismo? ¿Recuerdan la guerra sucia de la que fue víctima en el 2018?
Lo mismo pasó con Eduardo Rivera, en su momento, y lo mismo pasó con el mismo Rafael Moreno Valle cuando gobernaba Mario Marín y también “el precioso prófugo” fue víctima del melquiadismo.
Esto de construir candidaturas es un tema de estrategias. No necesariamente de lo que opine la “plumocracia”. Es un tema de tener dinero y saber invertirlo, no nada más de llevar una encuesta bajo el brazo.
Una de las razones por las que Alejandro Armenta está fuera de la jugada, incluso en el 2024, es que piensa que sólo porque es muy gritón y es senador puede llegar. Una de las razones por las que Mario Riestra no ganaría ni en su colonia es porque no le gusta invertir ni en los billetes de la lotería.
Si alguien sabe de dinero y poder, ese se llama Fernando Manzanilla. Tiene más de 20 años en estas lides y ahora sin correa de mando puede buscar y armar un movimiento porque no hay nada más preciado que la libertad, aunque al mismo tiempo se convierta o lo traten de convertir en el enemigo público número uno.
Un filicidio a la poblana
¿Se acuerda usted del panista Héctor Montiel? Ese mero, el que alguna vez fue alcalde interino mientras Luis Paredes viajaba por Europa (por las Europas diría atinadamente Borola Burrón), pues así como le encantaba armar escándalos en esos tiempos llenos de frivolidad, ahora quiere aparecer en uno nuevo.
Resulta que, según la información hecha llegar a este reportero, Montiel le quiere arrebatar un terreno que le corresponde a sus hijos y que, la mamá de ambos, les dejó en su testamento para que hicieran lo que quisieran: vender, construir, rentar, vaya que era un patrimonio para asegurar su futuro.
Ah, pero Montiel no sólo les intenta quitar el terreno a sus hijos sino hasta les exige que lo mantengan y ha hecho todo tipo de maromas legales con la presunta complicidad de una mujer llamada Patricia García Campos a la sazón Registradora Pública de Cholula quien a su vez presume de su amistad con el ex gobernador Tony Gali.
De todo esto ya hay averiguaciones previas contra el panista Montiel que están registrados en las carpetas: 181/2016/AMP04 y DAMPMS-TRES-04