El País
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha presentado este martes en la Casa Blanca el llamado Acuerdo del siglo para Oriente Próximo, un nombre grandilocuente para un plan de paz que nace herido de muerte, pese a los casi tres años que lleva en elaboración. La propuesta concede a Israel buena parte de sus históricas aspiraciones, mientras que ofrece a las autoridades palestinas una hoja de ruta hacia el Estado propio sujeta tantos condicionantes que lo hacen improbable. Que Trump presentase la proposición acompañado de una sola de las partes, el exultante primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ya dio buena cuenta del vuelo gallináceo del proyecto.
En los últimos días, diferentes medios estadounidenses han avanzado que la propuesta incluye el redibujo del mapa de Cisjordania y Jerusalén y una lluvia de 50.000 millones de dólares (45.420 millones de euros) en inversiones para fomentar la prosperidad, pero eso no acaba de convencer a las autoridades palestinas.
«Hace muchos, muchos años, decenios y siglos, que buscamos la paz en Oriente Próximo. Y esta es una oportunidad», enfatizó Trump este lunes, tras recibir al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, así como a su opositor, el centrista Benny Gantz. “Es lo más cerca que hemos estado nunca de un acuerdo”, añadió el republicano.
Para Trump, la presentación de un plan tan ambicioso como este constituye una suerte de colofón a sus últimos movimientos en política exterior. En el transcurso de semanas, ha logrado que el Congreso apruebe la reformulación del acuerdo comercial con México y Canadá, ha firmado un principio de acuerdo con China para dejar atrás la guerra comercial y ha matado a un poderoso general iraní acusado por Washington de colaboración con el terrorismo, Qasem Soleimani, sin que la operación haya desembocado, al menos hoy por hoy, en una escalada bélica. Todo, en un momento más que complicado en la política nacional, en pleno impeachment por el escándalo de las presiones a Ucrania.
También a Netanyahu le ayuda, pues está acusado en tres casos de corrupción, además de la elección a la que se enfrenta el próximo mes. Este martes, el fiscal general de Israel ha solicitado el procesamiento del primer ministro por corrupción. En el Washington de Trump, ha encontrado un firme aliado, empezando por el hecho de que la persona a la que el republicano ha confiado este espinoso caso no es otro de Jared Kushner, yerno del presidente y amigo personal de Netanyahu.