El País | Daniel Verdú | EFE
Italia lleva semanas diseñando la fase 2 de la lucha contra la epidemia de la covid-19, la llamada “convivencia con el virus”. Y el primer ministro, Giuseppe Conte, ha explicado este domingo por la noche algunos detalles del calendario y las medidas que comportará. El desconfinamiento se producirá durante tres fechas: el 4 de mayo, el 18 de mayo y el 1 de junio. Conte ha agradecido el “coraje y sentido de comunidad de los italianos”, pero ha advertido de que la curva puede “volver a crecer» y habrá que seguir manteniendo las mismas precauciones que hasta la fecha. Además, el primer ministro ha anunciado que no se impondrá IVA sobre el precio de las mascarillas y que se fijará un límite de precio de 0,50 euros. Una pieza a la que los italianos deberán acostumbrarse para volver a esta nueva normalidad.
El calendario de apertura será más largo de lo esperado. El 4 de mayo Italia permitirá por primera vez la visita a familiares confinados ―“no se permitirán fiestas privadas”, ha advertido Conte― y abrirá los parques y jardines de la ciudad, donde se podrá practicar deporte individualmente y a 2 metros de distancia de los demás. A partir de esa fecha, sin embargo, los ciudadanos podrán alejarse más de sus domicilios para entrenarse. Pero las restricciones seguirán siendo severas, los motivos para salir de casa no se ampliarán, deberá seguir usándose la autocertificación para los desplazamientos y se regulará por ley que las personas con una temperatura corporal de más de 37,5 grados no puedan salir del domicilio.
En esta fase se reanudará la mayoría de la actividad industrial y de toda la construcción. Además, se permitirán los funerales con una participación de no más de 15 allegados. Pero seguirá en el aire la celebración de misas. “Comprendo el sufrimiento que esto provoca respecto a la libertad de culto, pero todavía debemos seguir hablando con el comité científico para abrir las ceremonias religiosas. Espero poder hacerlo en las próximas semanas”. La restricción al culto católico, sin embargo, ha creado el primer gran problema con los obispos al primer ministro de Italia. La Conferencia Episcopal Italiana (CEI) ha emitido un comunicado urgente para protestar airadamente por la decisión. Ante el riesgo de acabar con su buena sintonía con el mundo católico, Conte ha respondido raudo la noche de este domingo que su equipo estudiará los protocolos de seguridad remitidos por la CEI para poder autorizar las misas.
El 18 de mayo, la situación cambiará algo más. Conte ha explicado que será a partir de esta fecha cuando se permita la apertura del comercio al detalle. Pero también la de los centros culturales como museos, exposiciones y bibliotecas. Se pondrá también en marcha el resto de la industria. El culmen de la fase 2, si la curva de contagios lo permite, no llegará hasta el 1 de junio. A partir de entonces, explicó el primer ministro, Italia permitirá la apertura de bares y restaurantes (con las medidas de seguridad y protección para los clientes adecuadas) y los comercios para el cuidado y la higiene personal como peluquerías, salones de belleza y barberos.
El temor del Ejecutivo es ahora mismo que algunas regiones no sean capaces de controlar la epidemia y la apertura pueda volver a mostrarse en toda su virulencia. Por ello, Conte ha advertido que el comité técnico y científico vigilará estrechamente a las regiones, que deberá aportar diariamente todos sus datos, y decidirá junto al Ejecutivo si deben frenar su apertura. Un aviso muy claro a regiones como Lombardía, con la que el Gobierno ha mantenido una guerra soterrada estas últimas semanas y que sigue mostrando unos datos preocupantes. “El Estado podrá intervenir y cerrar el grifo. No podemos permitirnos situaciones fuera de control. Asumimos el riesgo de la reapertura, pero con todas las precauciones”, ha advertido.
Conte anunció que los entrenamientos deportivos profesionales podrán reanudarse a partir del 18 de mayo. Sin embargo, a preguntas de los periodistas, no fue capaz de dar una respuesta sobre si se reanudarán las competiciones deportivas, especialmente la de la Serie A de fútbol. El primer ministro ha señalado que desearía que volviera la competición lo antes posible, pero ha matizado que el Gobierno no quiere “que los jugadores se enfermen” y que por eso estudiará “si terminar o no los campeonatos”.
Los colegios, tal y como ya se desprendía del decreto aprobado por el Ejecutivo, no abrirán en lo que queda de curso escolar. La idea del Gobierno es que se reanuden las clases a partir de septiembre y que todos los alumnos pasen de curso, aunque no hayan aprobado sus asignaturas en el último trimestre en el que acudieron a las aulas.