El amparo provisional otorgado al rector de la BUAP, Alfonso Esparza Ortiz, fue con la intención de dar certeza a los estudiantes, académicos, personal administrativo, padres de familia y proveedores; fue para que todo lo que se desarrollaba como es el proceso de admisión, las clases en línea, pagos de quincenas a todos los trabajadores, y programas académicos no se detuvieran y la institución continúe con su misión educativa.
El amparo que le fue otorgado fue para mantener la estabilidad en la máxima casa de estudios y para beneficio de toda la comunidad universitaria, para que la vida académica y deportiva continúe sin aspavientos y puedan seguir con los planes y proyectos en plena crisis sanitaria y económica.
¿Qué llevó a todo esto?
La historia inicia por el capricho de un constructor que quiso pasarse de listo por el tema del equipo de futbol soccer Lobos BUAP. Aprovechó un cambio de Gobierno para meter la idea de que si se le apoyaba, el gobierno del estado podría intervenir en la vida interna universitaria. Le creyeron al empresario y mandaron al auditor del estado Francisco Romero Serrano a presionar al rector.
Como un garrote político.
Se hizo un despliegue en contra del rector y de la máxima casa de estudios. Un tema que era de un particular se volvió político y se llevó, incluso, a temas personales, pues al no encontrar nada contra Alfonso Esparza vieron una debilidad de su hija Luz.
Se ha dicho que el constructor de marras utilizó originalmente al director de una estación de radio local, con quien mantiene una relación cercana, para que comenzara a mover el tema con medios poblanos, pero la mayoría no quiso entrar a la guerra que se avecinaba.
Dicho director de radio, ahora trata de justificase pues nunca vio el alcance que llegaría a tener todo este tema y que de continuar puede paralizar al estado. Como dato curioso, muy pocos toleran al personaje radiofónico pues dicen que presume de lo que carece e incumple acuerdos.
Algo que nunca vieron los que promovieron la guerra contra la BUAP, es que la esposa del presidente López Obrador mantiene una gran relación con el rector Esparza y el cuatro de octubre pasado, Beatriz Gutiérrez Müeller le levantó la mano al titular de la máxima casa de estudios de la entidad, lo que se interpretó como un espaldarazo, pues mientras los diputados de Morena le hacían un gran vacío al rector, la esposa del líder de la cuarta transformación lo apapachó.
Desde que inició la administración estatal se ha buscado minar la imagen del rector y ello conlleva a que se afecte la estabilidad del gobierno interno en la institución. Lo más interesante es que fuera de algunos grupos y personajes que se habían subido a ese carro, la mayor parte de la comunidad universitaria respalda a Esparza Ortiz.
Lo que inició como un tema exclusivamente de un particular se llevó a un terreno en el que ya es una venganza personal, pues a todos los otros rectores que han salido a respaldar a Esparza se les ha atacado, se les ha llamado conservadores y hasta parte de un Bloque Amplio Opositor de Puebla (BOA), solo porque no les gustó cómo se había elaborado en el Congreso del estado la Ley General del educación por ambigua y elaborada sin el consenso social, en lo oscurito.
Por ello, lo que inició como un problema más personal por un constructor que quería sacar ventaja de una venta al parecer ilegal de un equipo universitario terminó en una batalla en la que ahora tendrán que dar la cara cada uno de los implicados en el amparo que fue puesto por el abogado especialista Carlos Meza Viveros.
Todo se pudo arreglar desde un principio y evitarse muchos dolores de cabeza, enojos y rencores.
El miércoles viene a Puebla, Andrés Manuel López Obrador quien ha defendido la autonomía de la BUAP, la pregunta aquí es: ¿mantendrá esa postura o impulsará la intervención gubernamental y partidista en la institución educativa?