Lo más contradictorio del panismo poblano es que los dos grupos que luchan por las candidaturas en el 2021 (Lalo Rivera y Tony Gali) se pelean por quedar bien con los que mandan en Morena. Veamos por qué:
No lo he dicho yo, pero desde hace un año se dijo que Genoveva Huerta es cercana a Fernando Manzanilla y que este a su vez trató de imponer a Eduardo Alcantará como el presidente del PAN en la ciudad y no solo fue evidenciado sino que perdió contra Jesús Saldívar. Al parecer, el propio Manzanilla (no lo digo yo, eso dicen en el PAN) quiso llevar a tribunales al líder panista.
Genoveva Huerta es junto con otro grupo de albiazules y asesores de Gali los más interesados en llevar al ex gobernador a la alcaldía poblana. Además, muchos de sus seguidores presumen que el ex mandatario poblano se lleva de piquete de ombligo con varios funcionarios federales como Olga Sánchez Cordero, Julio Scherer, César Yáñez y muchos quienes no son bien vistos por la administración estatal poblana.
Presumen que “son grandes amigos” de… altos funcionarios de Morena.
En cambio, Eduardo Rivera (y no soy el único que lo ha dicho) es bien visto por Miguel Barbosa, pues desde antes se llevaban bien. Se cuenta que en plena campaña electoral del 2018, alguna vez Barbosa le dijo a Lalo Rivera frente a un grupo de empresarios: “cómo me gustaría que ganaras”. Ya que el actual mandatario nunca hizo química con la ahora alcaldesa de Puebla.
También se ha dicho (y no soy el único, reitero) que en caso de que se complique el escenario con Morena en el 2021, Barbosa podría transitar con Rivera. Hay que recordar que el secretario de Gobernación, David Méndez, fue regidor del PRD cuando Lalo era presidente municipal y ha decir de varios conocidos mantuvieron una buena relación política.
Así que ambos grupos (Genoveva- Lalo) no han entendido que son oposición y que solo han exhibido que son exactamente iguales al panismo de los ochenta y noventa. Ese que se sentaba con Manuel Bartlett o inauguraba restaurantes con Mario Marín al llamarlos Casa Puebla. Ese panismo que se originó en el Yunque y que sabía que para ganar (dinero) había que perder en las urnas.
Ese que se persignaba con batas de frailes pero cobraba limosnas cada quincena.
Ahora se entiende porque uno de los precandidatos no hace ni pío y el otro sólo felicita en los cumpleaños, días de las madres, del padre y hasta el día de la torta sin migaja o el día de la quesadilla que no lleva queso.
Eso de ser oposición o de contrastar, naaa. Eso que lo hagan otros.
No hay oposición en Puebla y de ese juego perverso lo tienen muy claro en Morena.
Al gobernador Barbosa no se le puede menospreciar en el juego del ajedrez político, puede tener errores, pero sabe con quien compite y con quien negocia. Sabe muy bien las reglas básicas del poder y para que sirve.
Son los panistas que se han exhibido tanto en sus divisiones internas que más bien parece que se acusan mutuamente de quedar bien con los liderazgos de Morena, porque si alguien se ha encargado de ponerlos en evidencia son ellos mismos.
¿Ahora entienden por qué la oposición está destrozada?, ¿insistimos en la pregunta o nos regresamos unas líneas arriba?
No nos sorprendamos, ya lo dijo Francis Underwood “el poder es como los bienes raíces todo se trata de ubicación, ubicación. Mientras más cerca estés a la fuente, el valor de tu propiedad será más alto”.
Y los panistas, lo saben lo saben, y los del BOA, lo saben, lo saben.
Un funcionario roto y un ventilador descocido
¿Recuerdan a cierto secretario de Salud que lo corrieron por “rapidito”? Pues resulta que muchos de los exégetas del poder en turno se les pasó o no quisieron escribirlo pero uno de los principales responsables de la adquisición de los ventiladores descompuestos que serían donados por el ayuntamiento fue Jorge Humberto Uribe Téllez.
El ahora ex funcionario de Barbosa fue quien autorizó todo y según fuentes consultadas eso molestó muchísimo al gobernador ya que se había generado una campaña contra el municipio de Puebla. Entre tantos errores cometidos por Uribe, al mandatario no le quedó de otra que mostrarle la puerta de salida y por la de servicio.
Quien sí la libró ante toda la investigación que se siguió y fue el primero en dar la cara ante la crisis que se vivió hace un mes fue el secretario de Administración municipal, Leobardo Rodríguez, quien ya camina tranquilo, pues desde un principio supo que todo estaba en orden y que la dependencia de Salud estatal habría aprobado la adquisición de dichos ventiladores.
Por eso el tema desapareció del ambiente político así como la pésima imagen de Uribe quien no dio una en plena crisis sanitaria. La decisión de Barbosa de correrlo fue acertada y que nadie se haga el espantado, era mejor cambiar el fusible descompuesto. Hoy el nivel de contagios es altísimo en Puebla y mucho tuvo que ver las malas decisiones del secretario a quien siempre lo corregían en público.