Fernando Morales Martínez pasó de ser El Parri (por parricida) a un fantasma que ya nadie recuerda. Cuentan las malas lenguas (o quizá no sean tan malas) que el hijo del ex gobernador Melquiades Morales se peleó con el líder nacional de Movimiento Ciudadano, Clemente Castañeda Hoeflich y este aún no lo perdona.
También cuentan que El Parri presumió que sí habría alianza con el PAN y el PRD y que Dante Delgado Ranauro aún no admite públicamente sí habrá o no acuerdos para el 2021. Lo más seguro es que sí, ya que la oposición a Morena difícilmente ganaría por sí sola y menos con la candidata que ya andan impulsando a la alcaldía de Puebla.
Lo que más le molesta tanto a Clemente Castañeda como al líder moral y fundador de ese partido es que presuman que ya platicaron con Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco, para la alianza porque si bien es un personaje importante, él no dirige a MC.
Y es que eso le pasó a Gabriel Hinojosa Rivero cuando tuvo cita con los altos mandos de Movimiento Ciudadano, les dijo a nombre del “impoluto” líder de la derecha buena ondita Enrique Cárdenas que ya habían pactado con Enrique Alfaro. Situación que generó molestias por lo que regresaron al ex alcalde de Puebla a vender computadoras a Abaco y de paso le señalaron por dónde queda el rancho de López Obrador.
Fernando Morales aliado con Tony Gali y de algunos panistas empleados de personajes externos a ese partido quieren la alianza, porque saben que sólo así obtendrían regidurías, diputaciones federales y locales, que estarían en la jugada en el Congreso estatal y la cámara baja del Congreso de la Unión.
Lo único es que el camino no es Alfaro, es Clemente. Es literal que algunos le quieren enseñar a hacer chiles a Clemente… Jaques.
Muchos piensan que ante el desgaste del PAN y del PRD (como terminaron siendo lo mismo que el viejo y caduco PRI) la opción es Movimiento Ciudadano y creen que Enrique Alfaro es la opción para el 2024, por eso ya se fueron a sumar, aunque el propio Alfaro sude, se agache y se vaya de lado cada que ve en persona a su archienemigo López Obrador.
Pero regresando al hijo del exgobernador, es un hecho que este sabe lo que es chaquetear, fue priista y fue el más duro crítico de Rafael Moreno Valle, porque si recuerdan él fue quien lo apodó como La Pantera Rosa; siendo priista criticó a su padre Melquiades Morales y en una entrevista en el 2004 publicada Diario Cambio y concedida a quien esto escribe, calificó a la administración de su papá como chalupera –por eso el apodo de parricida.
Era la época que siempre que saludaba Morales decía: “Yo soy Bond… Hue-bond”.
De ahí cuando ganó Rafael Moreno Valle y con sus grandes aspiraciones (políticas, no sean mal pensados) se volvió un furibundo defensor del ahora difunto y de su esposa doña Marta Érika Alonso. Moreno Valle olvidó los ataques le abrió un espacio en Movimiento Ciudadano para llevarle las contras a Miguel Barbosa en el 2018 y 2019.
Y ahora desde el ostracismo intenta la tan anhelada alianza para generar el contrapeso con Miguel Barbosa.
Lamentablemente, como diría Manuel Bartlett, cuando era gobernador, a la oposición: «nada más les regalas unas camionetas y ya se están peleando por ellas». No tardan esos que tanto anhelan jugar las contras en comenzar a pelear como ya ocurre en las filas de Acción Nacional que hay dos grupos antagónicos: el de Genoveva Huerta y el de Lalo Rivera.
Mientras, la oposición apuesta al desgaste del gobierno, Morena le apuesta a la división y a los pleitos internos de sus adversarios.
¿Quién ganará?