Por: Edmundo Velázquez / Fotos: Raúl Bravo.
Actualización: Mayo 2021
Este martes 1 de junio de 2021 se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el decreto por el que se adicionan diversas disposiciones a la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y al Código Penal Federal, conocida como “Ley Olimpia”.
El Artículo 199 Octies de la ley señala que comete el delito de violación a la intimidad sexual, aquella persona que divulgue, comparta, distribuya o publique imágenes, videos o audios de contenido íntimo sexual de una persona que tenga la mayoría de edad, sin su consentimiento, su aprobación o su autorización, así como quien videograbe, audiograbe, fotografíe, imprima o elabore, imágenes, audios o videos con contenido íntimo sexual de una persona sin su consentimiento, sin su aprobación, o sin su autorización.
Estas conductas se sancionarán con una pena de tres a seis años de prisión y una multa de quinientas a mil Unidades de Medida y Actualización, equivalente a un monto de entre 44 mil 810 pesos y 89 mil 620 pesos.
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Actualización noviembre 2020:
El Senado de la República ha aprobado la Ley Olimpia, en la que se puede castigar hasta con 6 años de cárcel a quien difunda imágenes de contenido sexual sin consentimiento.
La Ley Olimpia fue aprobada por unanimidad, con 87 votos a favor. La Cámara alta aprobó algunas modificaciones al dictamen propuesto por la Cámara de Diputados, y el texto final volverá para extender a nivel federal la ley que ya ha sido aprbada en la mayoría de los estados en México.
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En el 2013 la vida de Olimpia Coral Melo cambió con la desaparición de su celular entre el equipo de su trabajo. Un video donde aparecía teniendo sexo con su novio fue tomado del móvil y difundido. Todo mundo lo sabía. Menos ella.
Orgullosa serrana, oriunda de Huauchinango, aprendió de la experiencia y hoy impulsa una ley
contra el acoso sexual cibernético con el objetivo de apoyar a las víctimas de este tipo de comercio
sexual virtual, y con la cual se generará un catálogo de delitos sexuales cibernéticos. Ello permitirá sancionar a aquellos que lucren, exhiban y se conviertan en depredadores cubiertos por el anonimato de la red.
Hoy es una mujer segura de sí misma, de 27 años de edad, politóloga y próxima abogada.
Dejó atrás la experiencia amarga de ser acosada para formar el Frente Nacional por la Sororidad,
con el que llama a las mujeres a apoyarse entre sí mismas. En entrevista con Revista 360º admitió
relatar la amarga historia que significó ser víctima del ciberacoso sexual.
“Yo tenía 80 personas a mi cargo y todos lo habían visto. Se lo rolaron por WhatsApp y yo ni
enterada. Una vez me acuerdo que llegué a unas carnes asadas y ellos cuchicheaban. Cuando llegué se quedaron callados. Me sentía muy incómoda porque no sabía qué pasaba.”
Para noviembre del 2013 Olimpia acababa de romper con su novio. Estaba a punto de participar
en un concurso de debate y recibió la llamada de una amiga: “Acaban de pasarme un link de
YouTube donde hay un video tuyo amiga (…) Sales tú y tu ex”. Lo primero que hizo Olimpia fue
llamar a su expareja. Él le dio la espalda.
Pasaron tres meses y a pesar de la forma en que él se portó cuando Olimpia tuvo el primer aviso de que el video se encontraba circulando entre sus conocidos, retomaron su relación. En enero volvieron y en febrero del 2014 comenzaron a circular capturas de pantalla con las imágenes en grupos de Facebook como Rólalas Huauchinango.
Hasta su casa llegó un familiar de su pareja con el video en mano. “¿Sabes qué es lo peor? ¡Que no soy yo el del puto video!”, le reclamó. Olimpia sintió su vida acabada. De ahí en adelante todo que una avalancha de lodo. Su suegra le recomendó que lo negara: ”Hasta Niurka tiene un video. Pero a partir de ahora no eres tú (…) A ver hasta dónde aguantamos la mentira”.
“Y yo como Mario Marín, sí soy yo pero no soy yo…”. Pero después poco a poco todos lo encontraron, sus primos, sus hermanos. Todos se enteraron. Pero la gran lección se la dio su mamá. “No, tú no te vas del país. Ni te desapareces. Todos cogemos. Y el único problema es que a ti te vieron. ¿Eso te hace menos mujer? ¿Eso te hace una mala persona?”, le dijo su mamá. El apoyo y la defensa de su familia fue elemental.
“Me mandaban fotos de penes. Me escribían diciéndome cosas horribles. Me pedían sexo oral a cambio de bajar el video. Siguió el acoso y la sextorsión. Muchas chicas caen en la desesperación, sientes que vas en la calle y que te ven desnuda, que ven tu cuerpo, tu celulitis, se te va la vida. Mi inseguridad era el triple de la que vive una mujer. Llegué en tener un odio infinito a la gente y amanecía preguntándome por qué estaba viva.”
Después corrió otro riesgo, intentó denunciar y se encontró con lo peor: la inutilidad del sistema de justicia para atender a una víctima. El agente del ministerio público le demostró la insensibilidad. “¿Y qué quieres que haga? ¿Que le hable a Mark Zuckerberg?”, dijeron.
Pero Olimpia recibió la llamada de un amigo que le recordó de lo que estaba hecha: “¿Y ya viste todas las páginas que hay? ¡Ya viste toda la gente que está como tú? Todas las mujeres que lo sufren, porque no eres la única. A ti te dieron un don, el don de la palabra, has ganado concursos de oratoria, de debate y le has mentado la madre a cuanto político. Hoy sabes que no hay leyes para proteger a las mujeres y que todas las que están sufriendo esto, como tú, son las putas de la ley.”
La llamada le devolvió el aliento. Se limpió las lágrimas, abrió la laptop y comenzó a buscar las páginas. La primer imagen que encontró en estas páginas de Facebook fue una joven con Síndrome de Down de quien se burlaban y veían como objeto sexual, un tema terrible de odio contra la mujer. Pero no solamente le daban like a esas páginas los hombres que trataban así a las mujeres. Olimpia descubrió que las mismas mujeres revisaban quién se encontraba en esa página.
“Son mercados virtuales de explotación sexual. Se quedan sin contenido y piden a víctimas que se les envíen otros videos para bajar tus propias imágenes. Son grupos para divertirse a costa de la dignidad humana.”
Así que Olimpia comenzó a contactar a todas las mujeres exhibidas ahí para hacer un frente común. Después fue invitada para hacer una propuesta legislativa para el Congreso local de Puebla y ella propuso plantear una iniciativa contra el ciberacoso sexual, armar un catálogo de delitos virtuales sexuales y generar un violentómetro virtual.
“Había entendido que la ley debía de voltear a ver a este tipo de violencia del siglo XXI. Porque es un concurso de violencias a la vez. Todo pasa, te acosan, te extorsionan. En esa presentación fueron las chicas a las que busqué y dije que esa propuesta de reforma era por ellas. No por mí. Por ellas (…) Tenía que salir una causa. Nosotras no teníamos la culpa. Vergüenza los que compartieron el video, los que compartían esas imágenes.”
Irónicamente, en Puebla, en el pleno del Congreso local, la iniciativa no pasó. Pero Olimpia jamás se rindió. En Tlaxcala está por presentarse nuevamente, en Jalisco también le han solicitado presentarla y está por ser aprobada en la Ciudad de México. Además, próximamente planteará el proyecto de ley en Argentina del 13 al 17 de septiembre del 2017 con distintos grupos que apoyan a víctimas del ciberacoso.
Aquellos que quisieron hacerle daño a Olimpia lograron exactamente lo contrario. La volvieron en su peor pesadilla. Hoy, con el Frente Nacional por la Sororidad, organización que fundó para hermanar a las mujeres y crear una comunidad de apoyo mutuo, también ha logrado detener casos de ciberacoso sexual y exhibir incluso a aquellos que se sirven de la dignidad de las mujeres.