(léase con canciones del Charro Avitia de fondo)
Algo nunca cuadró con la abrupta salida de David Méndez Márquez de la Secretaría de Gobernación: el ahora exfuncionario, así como sus dos padres son del grupo de los Bejarano (René y Dolores Padierna) desde hace varios lustros.
En la última época, Rosa Márquez encabezó un equipo al interior del cabildo capitalino que estaba abiertamente en contra de la alcaldesa, Claudia Rivera al que llamaron “el G5” y que al final se fue dividiendo pues algunos, como Eduardo Covián, se alinearon con la edil poblana.
Se infería o suponía o era un secreto a voces que ese G5, los regidores de Morena antiriveristas, eran cercanos al gobernador, o al menos simpatizaban más con él, pues incluso de ahí salió la actual secretaria de Turismo estatal, Marta Ornelas.
Los Bejarano son operadores muy fuertes en la ciudad de México quienes actualmente están aliados a Gabriel García Hernández, coordinador de programas sociales en el gobierno de AMLO y es algo así como el jefe de los que se supondría serían los súper delegados en los estados, que al final solo engrosaron la nómina federal.
Gabriel García también es muy amigo de la mamá de Claudia Rivera Vivanco, Eloísa Vivanco, quien se desempeña en el CEN de Morena en la Comisión de Honor y Justicia de ese partido. El funcionario federal es de los operadores de tierra de AMLO y le ha quitado poder a Monreal para favorecer en varias ocasiones a la señora Padierna, actual diputada federal.
Sorprendió la ruptura de los Méndez con el gobernador porque aunque no es la primera vez que están juntos en una aventura política (ya habían sido aliados en 1998 en el PRD y también rompieron en aquella ocasión), porque si bien David Méndez fue un mal operador político y pésimo secretario de Gobernación y que nunca supo apagar fuegos, al final, él representaba a los intereses de los Bejarano en Puebla.
Los Bejarano, como bien sabemos, se han visto envueltos en muchos escándalos. En el 2004 cuando recibía dinero y ligas de un empresario, en 1989 cuando fue señalado por tener empresas fantasma que vendía servicios de limpieza a la BUAP lo que provocó la caída del rector Samuel Malpica.
De esa época, Jorge Méndez junto con Arturo Loyola se apoderaron de la Casa del Pueblo (que pertenecía a la BUAP) y que años más tarde se la revendieron a la casa de estudios, en una buena cantidad de dinero. También, fue cuando el esposo de Rosa Márquez descubrió sus habilidades de impresor porque se quedó con la imprenta del Partido Comunista Mexicano (PCM).
¿Qué papel juegan los Bejarano en toda esta trama de deslealtades y traiciones?
Corría 1998, Miguel Barbosa Huerta era un abogado con su despacho en Tehuacán que fue apoyado por el grupo de Méndez Spínola y derrotó en las urnas a la Corriente Socialista que dirigía Adolfo González Zamora (QPD), Eduardo Fuentes de la Fuente, Rubén Moreno Medina y el mismísimo “Lupillo”.
Una vez que llegó a dirigir el PRD, Barbosa se dio cuenta realmente cómo se operaba el partido del Sol Azteca en Puebla. Y con un carrito que tenía se puso a recorrer toda la entidad para armar una estructura partidista.
Ahí se dio cuenta que los Méndez (Rosa y Jorge) solo se peleaban por las prerrogativas, querían mandarle, mangonearle y que la mayoría de los perredistas se la pasaba tomando café en el centro: Wimpy´s, Carolo, Aroma, Macs y varios más. Así que al darse cuenta de que habría que trabajar rompió su alianza con ellos y armó su propia estructura. Algunos aún le siguen, otros ahora andan en otros partidos políticos o ya se retiraron.
Pero los Méndez siguieron fieles del grupo Bejarano; por allá por principios de 1996, también estuvieron involucrados en otro escándalo, pues la reportera Beatriz Gutiérrez Müeller publicó para la edición de El Universal Puebla-Tlaxcala, cómo es que tanto los Bejaranos como los Méndez aliados a los hermanos Amaya, recibían sendas becas de la delegación de Sedesol sin justificarlas. Cantidades altísimas de dinero que caían en sus bolsillos gracias al gobierno federal de Ernesto Zedillo. Obvio que los Bejarano eran los cabilderos de ese balón bajado.
Ante todas estas complicidades, ¿Qué pasó, ¿Qué opina René Bejarano y Dolores Padierna?, ¿Qué fue lo que hizo que su retoño político David Méndez Márquez jugara las contras con el mandatario poblano?
Los humildes mortales nunca sabremos realmente qué ocurre en El Olimpo de la política, pero el final de la carrera electoral será la respuesta a muchas incógnitas, suponemos.
Y como diría el viejo cronista de Puebla, José Luis Ibarra Mazari, en sus añorados Balcones: “Ya mis burros van muy lejos… voy y vengo”.