Nota aclaratoria: Tengo algunos amigos que se han dedicado a los estudios demoscópicos y sé que son profesionales, que han hecho todo lo posible para entregar, con un estricto control de calidad, los resultados de sus encuestas y, obvio, no podemos meter a todos en el mismo jarrón.
Dicho lo anterior, hay que decirle al amigo de a pie, si es que me lee y no pertenece al círculo rojo, al chofer de Uber, a la señora bonita, al estudiante de Ciencias Políticas y hasta el vendedor de tamales de la esquina, que el problema de las encuestas que se difunden en medios de comunicación tienen resultados poco confiables.
A principios de este siglo, por allá por 2003, comenzó una moda por filtrar desde la Rectoría de la BUAP, las encuestas realizadas por el CISO como una mera estrategia mercadológica. En diversos medios de comunicación se daban portadas y portadas de los resultados y los directores de dichos medios en sus respectivas columnas hacían escarnio de los candidatos perdedores.
El problema fue, primero en el 2010, cuando empezaron a salir estudios demoscópicos que iban contra la intención del candidato favorito del poder: Javier López Zavala, pues en algunas encuestas ya se veía que Rafael Moreno Valle Rosas iba empatado o en algunos casos un punto cinco porcentual arriba del priista.
En el CISO de la BUAP se hizo un estudio que favorecía a Moreno Valle y, el entonces rector, Enrique Agüera, se negó a hacerlo público porque evidentemente golpearía sus intereses y sus ligas que mantenía con Mario Marín y Javier López Zavala.
Durante el morenovallismo, pocas empresas encuestadoras fueron confiables, pues poco a poco dejaron de tener sustento los estudios demoscópicos. Las encuestas que valían verdaderamente la pena eran las que no se publicaban y eran internas para los propios candidatos.
En el 2018, algo extraño ocurrió: en el caso de Puebla las encuestadoras nacionales y locales le dieron el triunfo a Miguel Barbosa Huerta a eso de las ocho de la noche. Rafael Moreno Valle, bueno su esposa Martha Erika Alonso perdía.
Recuerdo cómo llegaban mensajes y mensajes al celular. Obvio algo raro había ocurrido porque Morena había arrasado en toda la entidad y solo la gubernatura no se daba por bueno el resultado. También recuerdo cómo es que un personaje cercano a Tony Gali le marcó a un amigo (me reservo los nombres) y le dijo: “no te vayas a equivocar… ya se está operando todo”.
Y vaya que se operó. Siempre quedará la duda de qué es lo que realmente ocurrió en las elecciones del 2018. Al menos, el magistrado Vargas del TEPJF, en ese entonces sí intentó demostrar que se arreglaron las actas y hubo dudas de cómo se manejó la paquetería electoral desde el cierre de las votaciones a cuando llegaba a los órganos electorales, la cadena de custodia, pues.
Una de las encuestadoras que reculó sobre el triunfo de Barbosa fue Consulta Mitofsky, al otro día y de manera inesperada, solo salió a decir su director que se habían equivocado. Y, obvio, en el morenovallismo todo se arreglaba a cañonazos o por lo menos esa era la percepción que crearon los operadores de ese sexenio.
A cañonazos o con espionaje del cual que se encargaba el ahora inquilino del penal de Tepexi de Rodríguez.
El punto es que las encuestadoras fallaron. Y a nivel nacional ha ocurrido varias veces que empresas serias tienen que ir un paso atrás porque los resultados en los comicios son totalmente distintas a los resultados.
Es tan fácil manipular una encuesta o desde el momento de elaborar los reactivos para preguntar. Cómo sabemos los que desconocemos la metodología, la estadística, los cálculos que nos presentan un resultado cercano a la realidad.
Ahora, hasta en Twitter algunos arriesgados se atreven a decir que van a hacer una encuesta de quien ganará en junio del 2016 y ponen a sabiendas o no sus calificaciones a disposición de bots, troles, minions y empleados de candidatos a responder desde distintas cuentas. Es decir, no es una encuesta, es un sondeo con datos nada confiables.
Desde hace un año se ha dicho que Eduardo Rivera Pérez es el favorito en las encuestas y que el PAN arrasaría en la ciudad de Puebla, ¿Cuáles estudios? ¿Metodología? ¿Es fiable que sean telefónicas?
Parece más bien que el caso de Eduardo Rivera fue porque dada la crisis del PAN era el más competitivo porque era el más conocido. Tenía la ventaja que fue una víctima del morenovallismo a través de denuncias ante la ASE. Porque lo martirizaron en medios de comunicación y ya tiene rato en la grilla poblana.
Era el candidato natural porque el PAN está quebrado por dentro y no había de otra. No porque sea bueno o competitivo, más bien porque al menos podría transitar en paz con un gobierno de Morena.
No descalifico lo que desconozco pero más bien, muchos estudios demoscópicos son como el espejo de Blanca Nieves: “espejito espejito, dime quién es el más bonito”.
En una semana arranca la elección y aunque sí se percibe una ventaja del panista, no creo que sea como dicen los doctos en la materia. Igual me equivoco, pero el problema es que nuestra percepción de los que nos dedicamos al periodismo se basa mucho en nuestra burbuja de privilegios.