Lo primero que hay que decir es que en Puebla quien ni participó ni metió las manos para ensuciar el proceso electoral, como en sexenios anteriores, fue Miguel Barbosa Huerta; no obstante, él es quien sale triunfador de la contienda estatal, primero porque obtuvo mayoría de diputados federales que se suman al proyecto de Andrés Manuel López Obrador y segundo porque mantiene una mayoría legislativa que, con el apoyo de los partidos de oposición, se transitará en paz lo que resta de su mandato.
Y un elemento más es que fueron pequeños incidentes en la contienda electoral que no afectó en nada los resultados finales, el saldo blanco sí lo operó con su equipo de seguridad.
Es decir, ni del CEN de Morena ni de Palacio Nacional le pueden reclamar nada, al contrario.
Otro punto que mencionar es que con los resultados del pasado domingo, se acomodan las cosas: Fernando Manzanilla queda hundido, la idea de que era el gran operador político se vino abajo, eso de que era el segundo cerebro mexicano más brillante de Harvard es otro mito genial que le construyeron en el sexenio de Melquiades Morales (esa administración que calificó como chalupera, su propio hijo Fernando Morales).
Manzanilla se quedó solo y queda claro que ni con la ultraderecha cristiana que representa (PES) se reconstruirá fácilmente. El partido antiaborto abortó a Manzanilla y sin medidas sanitarias. Solo le queda Genoveva Huerta, Eduardo Alcántara y Carolina Beauregard quienes desde hace dos años operan para él.
Alejandro Armenta usó Morena en Puebla para imponer a sus candidatos, intentó bloquear al gobernador y al precandidato Gabriel Biestro, así como a una estructura simpatizante al mandatario estatal. Al final de la contienda, el senador se alejó de Claudia Rivera a quien supuestamente la apoyaba. El lunes por la mañana se fue a rendir al barbosismo y aunque se fume la pipa de la paz, no se olvida que él ha sido un enemigo de la 4T poblana, como senador de la República no consiguió recursos para Puebla.
Los Evangelista, los Pablo Salazar, los Garmendia (empleados de Alejandro Armenta) obvio fracasaron.
Ignacio Mier Velasco, en su desesperación por ser candidato a gobernador en el 2024, perdió la confianza de la actual administración estatal. También impuso sus candidatos que no necesariamente coincidían con la visión estatal, además, nunca hay que olvidar que como líder de la Cámara de diputados defendió y protegió en un inicio a Saúl Huerta, acusado de ser pederasta.
Un detalle para refrescar nuestra memoria: Nacho Mier –estando también en el Congreso de la Unión– tampoco salió a pelear más recursos para Puebla en este 2021. Seguramente, ya también se arrepintió el ex líder del PRI como su primo Alejandro Armenta y fue a rendirse. Y es que, aunque lo niegue él y sus palafreneros: Ignacio Mier también perdió la elección.
¿Acaso será una maldición apellidarse Mier?🤔
Claudia Rivera perdió por muchas razones: inexperiencia como gobernante, al final en noviembre comenzó a operar políticamente pero no pudo cambiar la percepción social; personajes como Andrés García Viveros no le ayudaron y generaron muchos enconos dentro de su administración desde el inicio. Su asesor de campaña: Carlos Campos con su empresa Caos le faltó habilidad para posicionar una imagen, no supo vender una idea de continuidad y cayó en el juego de la guerra sucia implementada por varios medios de comunicación.
El error más grande fue pelearse con el mandatario estatal. Si bien el gobernador no metió las manos ni para bien ni para mal, en este proceso electoral, ya había un desgaste que terminó mal. Dice aquel viejo dicho: “pleitos con todos menos con la cocinera”.
Ella cargó con el rechazo a Morena de parte de la clase media que salió a votar en las zonas urbanas. Ella atrajo el rechazo a todo el proyecto que significa 4T.
Gerardo Islas no solo perdió a nivel local llevando a un impresentable como Eduardo Rivera Santamaría. Nunca entendió que sus dos padrinos: Rafael Moreno Valle y Tony Gali ya no están en el escenario local. También perdió a nivel nacional con el partidito de Pedro Haces (ex empleado de Gali), no obstante, reaparecerá por ahí en algún futuro como es su costumbre, lo malo es que cada vez pierde credibilidad. El único que no sabe que ya nadie le cree es el propio Islas.
Néstor Gordillo (a quien dicen que no hay que acercar un cerillo porque explota) es otro gran derrotado. El PRI hizo un papelazo de segundo del PAN, perdió un distrito de la capital, en el lugar en el que tendrían que haberse subido a la ola antimorena.
Lo mismo ocurrió con Luis Alberto Arriaga quien se dice que operó a favor de Paola Angón, empero, en San Pedro Cholula sintió lo que es el voto de castigo. Karina Pérez Popoca fue derrotada en las urnas. Su gente la veía con posibilidades, pero San Andrés ya no es el pueblito de siempre. Queda todo en manos de un aliado de Tony Gali como es Edmundo Tlatehui.
Genoveva Huerta es otra gran derrotada. Ella apostó por bloquear a Eduardo Rivera (por convicción y conveniencia), por jugar a dos amos.
Jesús Zaldívar quien es líder del Comité municipal del PAN fracasó frente a Nora Escamilla. Podrán decir lo que sea, pero si ni él pudo mover a su estructura a favor de él queda muy mal parado. Sus sueños de dirigir el PAN estatal se esfuman, aunque siempre coma las sobras de la mesa de su jefe Mario Riestra, quien no ganó por él, sino fue el efecto antimorena en la zona conurbada.