En muchos lugares del mundo, la tradición del Día de Muertos es un acto que llega a causar pavor y es visto como una falta de respeto de quienes creen que nos burlamos de la muerte, aunque en realidad no es así. Los disfraces, las dedicatorias a los vivos en las llamadas calaveritas literarias, no son más que un recordatorio que la muerte siempre está a nuestro lado, y la forma de ironizar con ella es otra forma de perder el miedo a lo inevitable. Entre lo “raro” los propios mexicanos a veces nos sorprendemos de las tradiciones más extrañas para celebrar el Día de Muertos.
Recrear al difunto
En Ocotepec, estado de Morelos, existe una tradición en la que los pobladores recrean a la persona fallecida en su altar de muertos. Con ropa, huaraches y una calavera de azúcar en representación del cráneo, se coloca al muerto rodeado de su comida favorita en vida, pero sólo es realizado con las personas que fallecieron en el transcurso del año, y cuyos altares son conocidos como “ofrendas nuevas”.
Sacar a los difuntos de sus tumbas
Este ritual se lleva a cabo en el municipio de Pomuch, en el estado de Campeche, en el que los familiares del difunto sacan los huesos para limpiarlos y ponerlos en una cesta o un pequeño nicho, rodeados por una servilleta o mantel bordada con figuras de ángeles o animales. Pero este ritual no puede ser realizado a menos que pasan 3 años desde el fallecimiento del familiar.
Amarrar a los perros y colocar listones a los niños
Esta celebración es conocida como Hanal Pixán’ la cual se lleva a cabo en Yucatán, y según la tradición maya, los perros deben ser amarrados para que las almas que regresar a la tierra tengan el paso libre, ya que ellos pueden tener una visión más amplia que los humanos jamás podrán tener. A los niños se les coloca un listón de color negro o rojo, el cual es atado en la muñeca para que los espíritus que regresan no se los lleven con ellos.
La danza de los huestes
Ésta se lleva a cabo en la Sierra Mazateca de Oaxaca, en la que se cree que esta danza es el vínculo entre los vivos y los muertos. Aquí, los hombres se disfrazan con ropas viejas, un sombrero y una máscara de madera, para luego ir a los cementerios y a las casas con música y baile.
(Con información de Cultura Colectiva)