El nombre de Sam Esmail es principalmente conocido por haber sido el creador de ‘Mr. Robot’, la aclamada serie de televisión protagonizada por Rami Malek. Obviamente, no es lo único que ha hecho a lo largo de su carrera, pero sus otros trabajos no han gozado de la misma repercusión, en especial ‘Comet’, la comedia romántica de ciencia ficción que hasta ahora era el único largometraje que había dirigido.
Eso ha cambiado gracias a ‘Dejar el mundo atrás’, una de las últimas grandes apuestas cinematográficas de Netflix para este 2023 que pronto llegará a su fin. Sobre el papel, todo hace pensar en un thriller heredero del estilo de M. Night Shyamalan, y algo de eso hay, pero Esmail no se limita a ello y ofrece una estimulante visión de todo lo que rodea a un posible fin del mundo. Todo ello con un reparto de primera para dar forma a una de las mejores películas de Netflix del año.
¿El fin del mundo?
Los dos grandes ganchos de ‘Dejar el mundo atrás’ son su premisa y su cuarteto protagonista -es cierto que hay otros dos personajes fijos en la historia, pero también que su peso dramático real es bastante más reducido-. Empecemos si os parece por la premisa, ya que no es tan difícil plantear una historia que atrape la curiosidad del espectador, siendo lo realmente complicado saber desarrollarlo todo de forma satisfactoria y coherente con lo visto hasta entonces. Ese es uno de los grandes logros de Esmail, quien logra dotar a la película de cierta elegancia formal -aunque no esperéis algo al nivel de la magistral puesta en escena de la que es capaz Shyamalan- al mismo tiempo que va enrareciendo la situación cada vez más.
Por ahí, ‘Dejar el mundo atrás’ es un thriller muy convincente que presta especial atención al lado humano y nunca prescinde por completo de ese toque de desconfianza que marca la relación entre los personajes, aunque luego tenga que incluir elementos nuevos a medida que está cada vez más claro el colapso de la sociedad norteamericana. De hecho, algunas de las escenas más impactantes de la película son aquellas en las que Esmail incide de forma directa en las consecuencias de ese misterioso apagón que lleva a los personajes de Mahershala Ali y Myha’la a buscar refugio en la casa que habían alquilado al matrimonio formado por Ethan Hawke y Julia Roberts.
Eso sí, Esmail, que además de director también es guionista de ‘Dejar el mundo atrás’ -aunque el origen de todo está en una novela de Rumaan Alam-, sabe cómo ir dosificándolo todo para que exista un crecimiento paulatino de la historia. Es como si al mismo tiempo que va a acercando a sus personajes, algo especialmente patente en la relación entre Ali y Roberts, fuese aumentando la sensación de amenaza, incluyendo también un ligero toque de paranoia que ayuda a que todo funcione bastante bien en ambos frentes.
Eso sí, ‘Dejar el mundo atrás’ se aleja ya de forma completamente definitiva del cine de Shyamalan en su desenlace, donde se prescinde de cualquier tipo de giro sorpresa para optarse por una resolución que encaja con todo lo que se ha ido planteando hasta entonces. Además, lo hace realizando un alegato totalmente inesperado en una película exclusiva de Netflix pero que sirve para cerrar de forma impecable algo en lo que se había incidido en varias ocasiones. Nada sorprendente, pero seguramente el mejor final que podía tener.
Ahí precisamente está otro de los ingredientes que ayudan a que ‘Dejar el mundo atrás’ te atrape y no te suelte, incluso cuando plantea algunos detalles que no terminan de funcionar, en sus más de dos horas de metraje. Y es que es cierto que esa amenaza inconcreta sirve siempre como gran punto de ancla, pero es imprescindible que los personajes sean algo más que representaciones de meras ideas o arquetipos para que a uno le interese qué va a ser de ellos.
Claro está, el talento de sus protagonistas ayuda mucho a ello, con Roberts mostrando su rostro más desconfiado y unida a menudo a un vaso con algún tipo de bebida alcohólica, mientras que Hawke juega a hacer casi lo contrario y está dispuesto a todo para salvar a su familia -hay una escena especialmente tensa al respecto, pero no de la forma que muchos esperarían-.
Por su parte, Ali maneja muy bien la calma que define a su personaje y también ese elemento de incógnita que maneja durante la primera hora de metraje. Ahí quizá algunos acaben decepcionados porque Esmail no apueste por ningún tipo de sorpresa y mantenga en todo momento que las cosas son como se dicen y no hay nada oculto detrás, pero que bien sabe manejarlo para que nunca haya altibajos de interés. Además, el personaje de Ali también tiene un efectivo contrapunto en su hija en la ficción encarnada por Myha’la, quien en ningún momento tiene problemas a la hora de decir las cosas como las piensa.
Todo ello está aliñado con ese toque de dependencia tecnológica que uno esperaría del creador de ‘Mr. Robot’. Es verdad que hay ocasiones en los que lo aborda de forma directa -pienso sobre todo en el momento en el que el personaje de Hawke deja claro lo inútil que es su especialidad ante un escenario así-, pero en líneas generales es algo que aporta más salsa al plato principal y sirve para redondear lo que propone Esmail en ‘Dejar el mundo atrás’.
Hay otros detalles en los que merecería la pena entrar, pero creo que incluso igual he contado ya demasiado a aquellos espectadores que todavía no hayan tenido la oportunidad de verla. Por mi parte, quedé muy contento con el resultado final y encima va gustándome más según pienso en ella, algo que no tantas películas consiguen, y menos aún si nos centramos en los títulos exclusivos de Netflix.
(Con información de Espinof)