El genio Stanley Kubrick dejó una huella personal e imprescindible en la historia del cine del siglo XX, y Eyes Wide Shut, filmada en 199, fue una pieza primordial para su memorable carrera como director.
Kubrick eligió a Nicole Kidman y Tom Cruise para rodar lo que, quizás sería, la película más personal y dura que nunca han protagonizado. El resultado fue delirante, pero todo un reto para la pareja, quienes dos años después de grabar Eyes Wide Shut decidieron terminar su matrimonio.
A través del tiempo, Eyes Wide Shut ha trascendido como un legado del impredecible director y de las influencias que recibió durante toda su vida. La composición de un guion bien estructurado, la banda sonora y sus icónicos planos, situaron a la película como un clásico del cine norteamericano.
El director y los actores estuvieron en terapia
Kubrick llevó a la pareja al límite y, antes de arrancar el rodaje, les propuso asistir con él a unas sesiones de psicoanálisis en las que la pareja tuvo que confesar sus problemas reales. Director y actores prometieron no desvelar nunca el delicado material que surgió durante la terapia.
Además, para acentuar la desconfianza entre Alice y Bill, los personajes a los que interpretaban, el director decidió trabajar con cada uno por separado y les prohibió compartir notas. De hecho, el escaso minuto de la escena de sexo entre ella y el oficial naval que atormenta al protagonista durante toda la película (interpretado por un modelo) se rodó a lo largo de seis días en los que el cineasta pidió a la pareja posar en más de 50 posiciones eróticas. Nicole no pudo contar nada de lo sucedido a su por entonces esposo.
La cinta proyecta un drama psicológico que, a través de una historia de erotismo y misterio, logrará sumergirse y tomar el control de la mente y las emociones de los espectadores.
Esta es la historia
Eyes Wide Shut nos traslada hasta la ciudad de Nueva York donde una pareja de cónyuges aparenta tener una relación bajo control. No obstante, en un momento de sentimientos mezclados, Alice (Nicole Kidman) verbaliza sus deseos y fantasías sexuales provocadas por otro hombre hacia su marido. Desde este momento, nada será igual para William (Tom Cruise), su esposo, quien buscará aventurarse en nuevas experiencias y prácticas a escondidas de su mujer.
La represión del deseo del ser
Sea por construcciones sociales o por limitaciones personales, el ser humano no suele darse todas las libertades que genuinamente desea. Eyes Wide Shut nos muestra, de esta manera, a William, quien siempre ha sido fiel a su esposa y a su matrimonio. Después del punto de quiebre, la represión que estuvo sintiendo, durante varios años, comienza a aligerarse para dar pie al brote de lo que la parte más intrínseca de su ser busca acechar, cuando de sexo se trata. Este precipitado y voraz despertar puede resultar peligroso si no se trata con pinzas, y Cruise también nos presenta a un personaje que, casi sin darse cuenta, llega a extremos en los que nunca pensó encontrarse.
El compromiso en el matrimonio
Al igual que en A Clockwork Orange y en Lolita, Kubrick vuelve a poner sobre la mesa el tema de la moral. El matrimonio, como casi todas las relaciones, tiene dificultades que el compromiso supone atravesar de la manera más sana y consensuada posible. En esta cinta, aquel pacto se va desvaneciendo mientras van pasando los minutos, situando al deseo y al placer efímero por encima de cualquier otro concepto o valor que pudiera caracterizar a los personajes de los parámetros socialmente aceptados. Stanley, una vez más, muestra una realidad que no todos quieren ver, pero de una manera sutil, elegante y llena de lujuria.
Con información de: Cine Oculto