Históricamente la música ha sido un conducto para impulsar movimientos sociales, culturales y políticos. Pero, al ser un reflejo de la sociedad, en ella también hay viejas estructuras de poder, y para muchas mujeres no ha sido fácil entrar en esta industria.
Te presentamos a cuatro mujeres que con su talento buscan romper dichas estructuras. Ellas han convertido la protesta social en música feminista y han tomado escenarios, iglesias, premiaciones, universidades, plazas públicas y medios de comunicación para poner la lupa sobre la opresión patriarcal.
Pussy Riot
En 2012, Nadezhda Tolokónnikova (Nadia Toloknó), Yekaterina Stanislavovna (Katya) y María Aliójina (Mash), integrantes de Pussy Riot, hicieron un concierto clandestino en el presbiterio del templo ortodoxo más importante de Rusia, la Catedral de Cristo Salvador de Moscú, para protestar en contra de la reelección de Vladímir Putin y sus vínculos con la Iglesia Ortodoxa Rusa. Cantaron Plegaria Punk: “Santa Madre de Dios, echa a Putin. Con este acto político, la banda rusa feminista de punk-rock irrumpió en la opinión pública mundial. Sin embargo, las tres mujeres fueron sentenciadas a dos años de cárcel por “vandalismo motivado por el odio religioso”.
A pesar de los actos de represión que ha sufrido la banda, Pussy Riot continúa la lucha por los derechos humanos de las mujeres, la comunidad LGBT+, los presos políticos y los migrantes. Las letras irreverentes de sus canciones retan al sistema político, evidencian el racismo y el machismo, llaman al derrocamiento del patriarcado y a la liberación sexual.
Mare Advertencia Lirika
Originaria de Santa Martha Latuvi, Oaxaca, Mare Advertencia Lirika sintió atracción por la poesía desde niña. A los 16 años se acercó al arte por medio del grafitti y hoy, a los 33, abre nuevas rutas en el rap para las mujeres de México. En la música ha encontrado una identidad como mujer rapera, feminista, migrante y zapoteca. Creció en una casa liderada por mujeres y aprendió a trabajar en comunidad, lo que le ha ayudado a librar las batallas que atraviesan su identidad, como la de los pueblos indígenas, los trabajadores y las infancias.
La defensa de los derechos de las mujeres y la condena a los perpetradores de la violencia de género es el tema transversal en sus potentes rimas. Además de la música feminista, el activismo de Mare sirve a distintas comunidades del país con talleres de creación artística y pláticas sobre temas sociales y culturales, que buscan romper paradigmas y provocar el debate, principalmente entre jóvenes y mujeres.
Gata Cattana
De un pequeño pueblo de Córdoba, España, vino Ana Isabel García Llorente. Se convertía en Gata Cattana tres veces al día; rapera de noche, poetisa de día y politóloga a ratos. Su obra es producto de la riqueza que llevaba por dentro: un poco de historia, política, filosofía y cultura andaluza.
Para el día 2 de marzo de 2017, Gata Cattana había creado piezas que serían un canto a la rebeldía y a la justicia. Ese día murió, a los 25 años, por complicaciones cardiacas.
Una de las herramientas que curtieron su pluma fue el feminismo social. Con poemas y canciones guerrilleras sostenía sus feroces principios e ideales. En vida y aún tras su muerte, ella se sigue abriendo paso en un mundo hecho para los hombres y se convirtió en un referente de la canción de protesta.
Ana Isabel García Llorente escribía en las hojas de su poemario frases como: “Merecerte la vida hasta tal punto, que tu muerte parezca una injusticia”. Cuando Gata Cattana murió hizo justicia a sus propias líneas, pues aún después de emprender el viaje, su poderoso legado político y poético sigue sumando energía a la lucha social.
Ana Tijoux
Nacida en 1977, en Lille, Francia, Ana Tijoux es hija única de una socióloga y un profesor de ciencias políticas, ambos chilenos exiliados en Europa durante la dictadura de Augusto Pinochet. Tijoux tuvo su primer contacto con el rap al ver a un grupo de jóvenes improvisando rimas en los barrios marginales de París, donde su madre trabajaba como educadora. Desde entonces, el hip-hop ha catalizado su espíritu contestatario.
Con cuatro álbumes en solitario, Tijoux ha logrado dominar este género musical, concebido hasta hace no mucho como exclusivo para hombres, y lo ha convertido en un vehículo personal para difundir un discurso de denuncia a las carencias sociales y culturales que detona la desigualdad.
A través de la música feminista, Ana Tijoux ha cohesionado distintas luchas sociales. Las rimas de las canciones de su más reciente álbum, Vengo (2014), son un llamado a derrocar los distintos sistemas de opresión, como el patriarcado, el capitalismo, la segregación urbana y la guerra, que subyugan a las mujeres, a la clase trabajadora, a los pueblos indígenas, a los migrantes y hasta a los ecosistemas.
El proyecto musical de Ana Tijoux ha recibido una decena de nominaciones al Grammy y tenido incontables presentaciones en importantes festivales de música como Lollapalooza, Chile y el Vive Latino en México. Pero es su poderoso discurso lo que la ha colocado como un referente académico en prestigiosas universidades como Harvard y UCLA, en Estados Unidos y la Universidad de Chile.
Con información de Gatopardo