Perder por más de 850 mil votos la gubernatura del estado y quedarse con un solo municipio importante (San Andrés Cholula) bien vale unas buenas vacaciones.
Total, que de lo perdido lo que aparezca.
Ahorita hay que ir a Londres o París; ir de shopping a algún outlet en San Diego o visitar algún destino paradisiaco. Agarrar color en alguna playa o de plano ir por unas chelas, unas carnitas y un jacuzzi.
¿Para qué chingados es el poder?
Para poder y si se quiere, pus’ se puede, ¿a poco no?
Ese ha sido el razonamiento de la dirigencia estatal del PAN que le apuesta a la mala memoria y a la mediocridad de sus militantes para que se resignen con lo que tienen y una vez llegado noviembre se elija al próximo líder por la decisión del Sacrosanto Católico Apostólico y Remono Consejo Estatal y no una elección abierta o entre militantes.
Hay que evitar la fatiga, pues.
Por eso se aplazó el análisis de la derrota, porque piensan (¿erróneamente?) que, si ahorita revisan números, uso de recursos en la campaña, cumplimiento de responsabilidades, destaparán una atarjea que provocará que se ahonden las divisiones internas y el rechazo hacia sus líderes.
No es que teman perder el registro, pero sí el negocio y ahí sí como diría el clásico: “se negó el chingocio”.
Además, usan el famoso dicho de no hagas cosas buenas que parezcan malas o lo que es lo mismo, no hagas cosas privadas que parezcan públicas y públicas que parezcan privadas. La ropa sucia que se lave en casa y “que dejen de estar chingando esos maloras de la prensa, faltaba más”.
Por ello, es mejor que la elección del nuevo líder blanquiazul sea en noviembre, una vez que ya hayan tomado protesta y cobrado sus respectivas dietas los senadores, diputados federales y locales, así como los regidores en sus respectivos municipios.
Y ya: tan, tan.
Bolsillo lleno, corazón contento.
Para esas fechas, todos esos cuates de esa gran orquesta (dirían los yanquis y los yunques) serán nuevamente una familia de tantas, dicho sea, con perdón de don Alejandro Galindo y Fernando Soler.
La tirada de quienes mandan en el PAN también es dejar mal parados a todos los que los han acusado de antidemocráticos, porque saben que la mayoría de sus correligionarios obedecen y no se equivocan.
Tirarán línea días antes en el Consejo Estatal y los panistas cumplirán con lo que se les ordene.
También saben que muchos de los que han exigido la revisión de lo ocurrido en las recientes elecciones les darán posiciones en la dirigencia y posteriormente en el Consejo Estatal, cuando este último se tenga que renovar, y los que aún así queden como quejumbrosos serán tratados como los loquitos de la cuadra, como apestados, como los innombrables.
La casa nunca pierde.
La mayoría de los inconformes (dirían en la prensa cochina y vendida que jamás será vencida: los quejosos o quejumbrosos) saben bien que este momento de vulnerabilidad de su partido es para sacar provecho.
El que no chilla, no mama (Santos Discépolo, dixit).
Una vez llegado noviembre y diciembre, si perdieron en los comicios recientes no tendrán espacios a menos que en las cámaras se alíen a Morena, por eso la dirigencia estatal tendría que hacer un trabajo fino de reconstrucción interna, pero para los actuales líderes, eso que sea después, ahorita hay que irse de vacaciones.
Con tanta lluvia esto parece clima londinense y estamos en Puebla.
Por eso, han salido tantos tiradores, incluidos quienes no dijeron nada en la precampaña y durante la campaña, porque si no logran nada, ya estuvo que tendrán que esperar hasta el 2027.