[su_heading]Sofía Ruiz [/su_heading]
El pueblo de Izúcar de Matamoros tuvo una gran pérdida, el santo al que tanto rezaban se derrumbó. Tras el sismo del 19 de septiembre, Santiago Apóstol se desploma sobre el atrio de su iglesia.
Durante los 7.1 grados Richter de movimiento de tierra, los pobladores de Izúcar salieron de sus casas por temor a que las antiguas estructuras se cayeran sobre ellos, y así de rápido como sucedió la tragedia corrieron a buscar consuelo en su Santo.
Encontrarse con la que era su majestuosa estatua hecha trizas en aquel lugar sagrado terminó la tarea de acabar con su ánimo y su fe.
La extinta estatua medía más de dos metros, donde el apóstol -tallado en madera de nogal y estofado en tres tipos de oro- se postraba sobre su caballo blanco a la vista de los devotos.
“Izúcar está de luto, sentían la imagen de Santiago Apóstol como un santo vivo” mencionó el fotógrafo Hugo Rosas, quien presenció el evento.
La imagen que fue plasmada, aproximadamente en el siglo 17, se ha perdido para siempre en la catástrofe.
Las autoridades eclesiásticas no permiten que se hagan recorridos para verificar la estructura de la iglesia, por lo que la reconstrucción de esta imagen, sino imposible, es extremadamente costosa.
Peregrinos de todo el país, e incluso de otras partes del mundo visitaban a Santiago Apóstol para pedirle los milagros que aseguraban cumplían.
Las personas de las comunidades en Izúcar llegaban de rodillas frente al santo para pedir por sus familiares en el extranjero, así como protección para que la patrulla fronteriza no encontrara a aquellos que todavía recorrían el tortuoso trayecto al sueño americano.
Esta imagen venerada por sus abuelos y bisabuelos ya no existe por eso los pobladores sienten la perdida en sus corazones al saber que no la verán más.
Ver sus casas abatidas o encontrarse imposibilitados de trabajar no fue suficiente para abandonar la fe, sin embargo, cuando los feligreses perdieron a su estatua y junto con ella su esperanza.