Últimamente los periodistas poblanos hemos caído en el exceso — o en el error— de señalar sólo al grupo de Eduardo Rivera Pérez como integrantes de El Yunque, como si sólo ellos fueran los ultraderechistas que militan en una organización católica clandestina de corte paramilitar.
Los del MURO (Movimiento Único de Reaccionarios Ojetes), los del viejo Frente Universitario Anticomunista (FUA) y demás agrupaciones de fachada como el Ansifem y hasta asociaciones antiaborto son, fueron o pertenecen al Yunque.
Lalo Rivera, por supuesto, es un gran activo de esa organización clandestina. Fue formado desde muy joven ahí, así como muchos de sus seguidores y de quienes intentan mantener el control de Acción Nacional en la figura de Felipe Velázquez, empero, también hay varios panistas que apoyan a Mario Riestra Piña que juraron por dicha organización.
No todos los panistas son yunques, eso también es verdad y son muchos.
Que se sepa, ni Riestra ni Genoveva Huerta Villegas son de ese corte paramilitar ni fueron entrenados para ese fin en los famosos campamentos, pero sí hay yunques que los respaldan.
En general, no habría nada de malo si es que la ultraderecha poblana saliera del clóset en el que se guardaron desde hace décadas. Actúan como una derecha vergonzante. Sería más honesto y quizá dejarían ser una secta.
Es más que sabido que muchos panistas poblanos asistieron a los congresos convocados por Eduardo Verástegui en noviembre del 2022 en la Ciudad de México y en los que participaron personalidades de Vox España, Steve Bannon y hasta Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente brasileño.
En dichas conferencias, trascendió que se denostó al Partido Acción Nacional por blandengue; se criticó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) por aprobar la suspensión del embarazo hasta las primeras doce semanas después de la concepción y demás lindezas propias de estos cuates.
Algunos panistas consultados han confiado a este tundeteclas que esperan para el 2030 que se genere un nuevo partido en el país ya abiertamente de ultraderecha que le plante cara a Morena y a las decisiones gubernamentales que se han tomado.
Lo que estamos viendo en Acción Nacional, en la lucha por el control de ese partido, son literalmente las migajas, pues son divisiones internas más profundas que se han acrecentado desde que el morenovallismo perdió el control con la trágica muerte de Martha Erika Alonso y su esposo.
El grupo de Eduardo Rivera se fortaleció porque ganaron (con el apoyo de Miguel Barbosa) en 2021 no sólo la capital poblana, sino la zona conurbada; los yunquistas retomaron, eso sí, el control de ese partido en Puebla que estaba en manos de lo que quedó del morenovallismo.
Ahora, la situación ha cambiado.
Rivera y su sustituto Adán Domínguez dejaron serias dudas de la forma en la que manejaron los recursos económicos del ayuntamiento. Es el grupo dominante en este momento, lo llaman hegemónico. Sí, está ligado a la ultraderecha poblana, pero también está ligada una buena parte que respalda a Riestra.
El Yunque sí existe, como Tlaxcala, pero está en todos lados del PAN, en los organismos empresariales y en asociaciones civiles. Rivera es lo más evidente de esa organización y sólo es un soldado más en todo su entramado.
Nota Bene
Hay un podcast que se puede escuchar en Spotify que relata muy bien qué es y a qué se ha dedicado dicha organización, este se llama Dios, Patria, Yunque. Altamente recomendable para los que quieran saber más al respecto, además de los libros y las entrevistas que le han hecho al periodista Álvaro Delgado, quien es un especialista en el tema y que se pueden ver en YouTube.
Es curioso, en España han sido llevados a juicio algunos de los líderes de dicha agrupación, no obstante, aquí en México, aunque estén divididos, goza de cabal salud.
Por algo será.