I
¿Quién decide qué exposición inaugura el Gobernador Alejandro Armenta y cuál no?
El domingo 23 de febrero de 2025, en el Museo Regional de Cholula perteneciente al OPD Museos Puebla sectorizado a la Secretaría de Arte y Cultura de Puebla, se realizó la inauguración de la exposición temporal: “Reverberaciones” del artista colombiano Joaquín Restrepo.
Pero, a todo esto: ¿quién es Joaquín Restrepo?
II
Nacido en 1984 y originario de Medellín, Antioquía, Colombia; Restrepo es un artista visual y escultor “cuyo trabajo está influenciado por el estudio de la figura humana, las técnicas industriales, los procesos metalúrgico-escultóricos del último siglo y las prácticas expandidas del dibujo y de virtualidad”.
Su obra se ha presentado en “reconocidas plataformas como el Sculpture on the Lawn 2023 y más recientemente en el Walk of Art Sculpture Park Art Rapids.”
III
En México su obra ha realizado un periplo muy interesante:
• Guadalajara, Jalisco: Exposición “Susurros del Alba” que se exhibió en el ExConvento del Carmen del 27 de septiembre hasta el 1 de noviembre de 2024; como parte de la exposición Rumbo-Ruta de Escultura Independiente presentada por PAC Art Public.
• CDMX: Exposición “Ánima Insolata” que se exhibió en el Centro Nacional de las Artes (Cenart o CNA) del 3 de octubre al 8 de diciembre de 2024.
• San Luis Potosí: Exposición “Ocho latidos” que se exhibió en el Centro de las Artes de San Luis Potosí del 13 de febrero al 25 de abril de 2025.
IV
Las 13 piezas que conforman la exposición “Reverberaciones” -que se ubica en los primeros patios del Museo Regional de Cholula– pretenden “ser un eco de las diversas etapas por las que ha transcurrido este espacio, desde los rituales ancestrales de la época prehispánica hasta los lánguidos días del hospital psiquiátrico”.
El discurso que el artista busca es:
“recrear la carga emocional de los rituales, ofrendas y sacrificios, con la solemnidad con la que estos eran ofrecidos. Las esculturas, dialogan con los patios del museo, vecino enclavado en la zona oriente de la pirámide. El contraste entre ambos espacios arquitectónicos se refleja en cada una de las piezas, que se convierten en testimonio de lo que se pierde y se renueva, de cuerpos que se entregan al abismo y, al mismo tiempo, germinan en nuevos ciclos.
La disposición de las piezas no es casual, pues, las esculturas representan el nacimiento, crecimiento y renovación, evocan igualmente disolución, entrega y descanso; como una clara referencia a la dualidad del imaginario prehispánico, donde vida y muerte se encuentran indivisiblemente ligadas. Estas piezas reflejan también los diversos espectros del sentir humano en su forma más silvestre y vulnerable, rememorando las emociones de quienes habitaron los muros del hospital; y para los cuales debió haber parecido un paraíso frente a la incomprensión de los habitantes del exterior; durante los más de 100 años de existencia de esta institución especializada en atención psiquiátrica”.
V
Cristina Rivera Garza, en 2010, publicó: “La Castañeda. Narrativas dolientes desde el Manicomio General. México, 1910-1930”. Una investigación muy valiosa sobre el tratamiento de la locura en México y que también originó una de sus novelas más deslumbrantes: “Nadie verá llorar”.
Extraigo y comparto unas líneas de “La Castañeda” que pretenden ser luz y guía para las sensaciones que me generaron las piezas escultóricas de Joaquín Restrepo (y no estoy seguro si coincide o se contrapone con la intención del artista):
“Mucho se ha escrito acerca de la locura: su historia, sus causas y efectos, sus símbolos, su naturaleza cambiante y sus numerosos nombres. Médicos, artistas, abogados, criminólogos e historiadores, por mencionar sólo unos cuantos profesionistas modernos, han utilizado las herramientas propias de sus disciplinas en un intento por capturar el evasivo mundo que se supone que yace más allá de la razón. Dichos intentos son guiados con frecuencia por estereotipos: el genio atormentado, el lunático creativo, el iluminado.
(…) El loco por excelencia no estaba por ninguna parte. La loca ideal brillaba en su ausencia. En su lugar, capturadas en frases rotas y en terrible letra manuscrita, estaban las palabras. Ahí yacían, a medio hacer o revueltas ya, las historias. Lo que fui leyendo poco a poco (…), fueron las palabras expresadas por, o acerca de, hombres y mujeres muy reales del México de principios del siglo XX. Lejos de cualquier estereotipo, estos hombres y mujeres de carne y hueso intentaron articular, a veces de forma veloz y abrupta, y a veces entre tartamudeos y repeticiones interminables, su experiencia humana con el padecimiento mental. Las historias en las cuales esa experiencia corpórea y espiritual vivió y vive (…)” (Rivera Garza, 2010, pp. 13-14).
Aunque la propuesta discursiva de Joaquín Restrepo es interesante; de igual forma es arriesgada, pues suma a esa idea romántica que se tiene o tenía de la locura; tal y como señala Cristina Rivera Garza en los textos introductorios de “La Castañeda”.
Es más, incluso, hace algo aún más atrevido: lo mezcla con un sentido casi iniciático y/o esotérico de la vida: la renovación del ser y la presencia de la dualidad vida/muerte. Como si un loco estuviera consciente de que está viviendo su noche más oscura y una vez “sanado” renacerá como un nuevo ser.
Aún en pleno, siglo XXI, la locura sigue siendo un área por descubrir, pues está llena de estigmas e incomprensión.
Una persona que habla con ángeles o dice hacer viajes astrales o tener sueños premonitorios sigue considerándose un tema que se atiende con citas al psicólogo o al psiquiatra para que se le receten una serie de pastillas que “eliminen” esos episodios, pues seguro son producto de una falla mental.
Y los temas esotéricos y espirituales o bien son dignos de mandar al individuo con los doctores de la mente, o de pedirle a un sacerdote que lo exorcice.
VI
Dicho lo anterior, va mi divagación sobre esta exposición:
13 son las esculturas que conforman la exposición que para mí representan una danza, una búsqueda.
En épocas recientes se nos ha educado a competir, a entender que nadie más que uno nos puede salvar o ayudar.
Incluso pedir ayuda se ve más como una debilidad que como un signo de fortaleza.
Y también, se nos ha enseñado a separar la razón del espíritu/la intuición; a poner el deber y tener por encima del querer y desear.
Vivimos en un mundo dual: bueno y malo, blanco y negro, vida y muerte; donde no hay espacio para las medias tintas, aunque curiosamente el agua puede ser: fría, tibia o caliente. La humanidad es una especie que ha construido su mundo contra natura.
Estas 13 esculturas abren con una escultura de dos piezas que se dan la espalda: una mira al cielo y otra mira al piso: una busca respuestas en Dios y otra quizá con Satán: una tiene Fe o Esperanza y otra está aceptando la derrota humana y espiritual: una acata que vive para cumplir el deber y tener, otra anhela ir detrás de lo que quiere y desea: una vive para la razón y otra busca escuchar a la intuición. Posteriormente vemos a estas dos formas que se separan. Las figuras que miran al piso dan una sensación de vacío, prisión, soledad, derrota, desamparo; por otro lado, las esculturas que miran al cielo alimentan los sentimientos de libertad, esperanza, fe, luz, renacimiento. La última pieza son dos figuras que se apoyan la una sobre la otra, que bien podrían aludir a la forma de un corazón; aunque ambas miran al piso, dan un sensación de paz, confort, amor y esperanza; esta última escultura es: la reconciliación de las dualidades y el entendimiento de que la vida sabe mejor cuando se recorre sabiendo que hay otra u otras personas a quien acudir cuando el mundo se está desmoronando.
13 son las esculturas como el Arcano 13 del Tarot: La Muerte. Un Arcano que habla de la Transformación y/o Renacimiento del Ser, que bien podría ser el Arcano que indica la muerte del Ser Material para dar paso al Ser Espiritual.
Hasta aquí las sensaciones que me dejó “Reverberaciones”.
VII
Joaquín Restrepo es, sin duda, un artista interesante y a su inauguración tendría que haber asistido no sólo el Gobernador Alejandro Armenta, sino también tendría que haberse invitado a la titular de la Secretaría de Cultura Federal: Claudia Curiel de Icaza; pues este tipo de exposiciones son las que posicionan al estado y nos ponen en diálogo con el país y el resto del mundo.
Un atino la exposición y ojalá la promocionen más.
La exposición temporal: “Reverberaciones” de Joaquín Restrepo estará disponible hasta el 22 de junio de 2025.
Los horarios y precios son los siguientes:
• De martes a jueves, 10:00 a 17:00 hrs.: $48.00.
• viernes y sábado, 10:00 a 18:00 hrs.: $48.00.
• domingo, 10:00 a 18:00 hrs.: Entrada libre.
El Museo se encuentra ubicado en: 14 Poniente 307, Barrio de San Juan Aquiahuac. San Andrés Cholula, Puebla. (entre la zona arqueológica de Cholula y el Jardín San Andrés Cholula)
¡Vayan a verla, disfrútenla y saquen su propio juicio!