Un caso que debe ser digno de análisis para el mediano y largo plazo es el de San Andrés Cholula. La actual presidenta municipal, Guadalupe Cuautle Torres, no sólo retuvo dicho municipio a favor del PAN, sino que lo ha convertido en un bastión difícil de arrebatar. Pero no por Acción Nacional —ese partido está casi borrado del mapa—, sino por el grupo político que, poco a poco, han armado la alcaldesa y su esposo, Edmundo Tlatehui Percino.
El 23 de abril pasado, Lupita Cuautle rindió un informe de sus primeros meses al frente del municipio. Ahí asistieron representantes de las principales universidades de la entidad, líderes de cámaras empresariales, restauranteros y la mayoría de los medios de comunicación.
Durante el acto, la presidenta municipal fue clara: mantiene una política de puertas abiertas, pero, sobre todo, hizo hincapié en que su plan de trabajo es de coordinación, jamás de sumisión. Un mensaje que resonó en las paredes de la iglesia barroca de Santa María Tonantzintla, que fue testigo del evento político.
Guadalupe Cuautle tiene buena imagen no sólo en la cabecera municipal, sino también en las juntas auxiliares. Además, en San Andrés Cholula residen universidades de prestigio como la UDLAP, la Ibero Puebla, la Anáhuac, el Tec de Monterrey y el CCU de la BUAP. Zonas residenciales como Lomas de Angelópolis simpatizan más con Cuautle que con Morena y sus satélites, como el Partido Verde, el PT y demás pipitilla electoral.
San Andrés Cholula, además, es el segundo municipio del país que obtiene más recursos propios, sólo detrás de San Pedro Garza García, en Nuevo León. Tan importante es, que la administración estatal anterior intentó —sin éxito— dañar la imagen del entonces alcalde, enviando a uno de los operadores electorales más oscuros en la historia reciente de Puebla para arrebatarles el ayuntamiento a Tlatehui y Cuautle. No lo lograron.
El PAN hoy está desdibujado, peleándose por migajas y pretendiendo que es relevante la lucha por el comité municipal de Puebla, el cual carece de toda representación real.
Eduardo Rivera Pérez, como un príncipe de su organización católica clandestina, cree que regresará por sus fueros en 2027. Ahora que en el CEN lo mandaron a la Secretaría de Asuntos sin Importancia, vive en la negación: en Puebla no existen los cadáveres políticos —siempre regresan de ultratumba—, pero cada vez con menos fuerza y más pena que gloria.
La fuerza política real está en San Andrés Cholula. Ahí es donde se está reconfigurando lo que queda del PAN. No es en el Congreso del Estado: el verdadero liderazgo se está armando en ese municipio, el único que ganaron tras el batacazo electoral de 2024.
Falta mucho para 2027 y más para 2030, pero en San Andrés Cholula se gesta un liderazgo natural que puede rebasar límites. No sólo por la figura de Lupita Cuautle, sino por el equipo de trabajo y asesores que la acompañan.
Insistimos: los panistas se pelean por migajas, mientras otros ya les están ganando la carrera. Y, a diferencia de los simpatizantes de El Yunque, este nuevo grupo sí cumple los acuerdos y no manda a terceros a pelear por ellos, como es el estilo personal de gobernar de Lalo Rivera.
He ahí la diferencia.
Puebla, otra vez en el ojo nacional
Tampoco hay que perder de vista lo que ocurre en la Lotería Nacional. Recientemente, la directora de la Lotenal, Olivia Salomón Vibaldo, junto con el gobernador poblano Alejandro Armenta Mier, presentó el boleto conmemorativo de la Batalla del 5 de Mayo.
Aunado a ello, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, y la titular de la Lotería celebraron el sorteo “Lo hecho en México está bien hecho”, el cual forma parte del Plan México, liderado por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
Olivia Salomón ha estado muy activa en la elaboración de los concursos. Ya van dos ocasiones en que se presenta en Puebla: la primera para anunciar el boleto de «La Quebrada» de Acapulco, y la segunda por el festejo del 5 de Mayo. Este último sorteo forma parte del plan de la presidenta Sheinbaum para reforzar el orgullo nacional.