Sí habrá reelección en la BUAP.
También es un hecho que habrá contienda, pero quien llegará a los comicios más que fortalecida, y con el respaldo de académicos, estudiantes y personal administrativo, es la rectora Lilia Cedillo Ramírez.
La BUAP hoy goza de cabal estabilidad.
Si usted fue de los que quiso aprovechar el momento de crisis y vulnerabilidad de la doctora Cedillo —durante la toma de la BUAP por parte de Antorcha Campesina y otros personajes externos— para conspirar y hablar mal de funcionarios, le tenemos una mala noticia: su complot no funcionó. Hoy por hoy, se sabe quién fue leal, quién se mantuvo al margen y quién traicionó.
Si su respuesta fue la última y, como Judas, se pregunta: “¿Acaso seré yo, Señor?”, se le recomienda buscar una cubeta con agua caliente, colocar su barba de leñador a remojar unos diez minutos y esperar a que se la recorten. O, en un acto de contrición, saque usted mismo las tijeras y haga lo propio.
Y no, no hay —ni habrá— represalias contra estudiantes: sus demandas ya han sido atendidas en un alto porcentaje.
No obstante, reiteramos: sí se identificó plenamente a quienes traicionaron y provocaron una crisis que, afortunadamente, fue contenida. Alguien sabiamente dijo: a los amigos se les conoce en la cárcel, en el hospital y en los paros.
En la BUAP todo regresó a la normalidad. Académicos y administrativos pudieron cobrar a tiempo sus salarios, comenzaron a solventarse los pagos a proveedores, y los negocios que dependen de la vida universitaria —restaurantes, fondas, copiadoras, papelerías, librerías y un largo etcétera— se reactivaron.
Hoy por hoy, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla está lista para su elección de consejeros universitarios, y la mayoría la obtendrán los simpatizantes de la rectora. Lo mismo ocurrirá con las unidades académicas que disputen elecciones.
La crisis que vivió la BUAP se enfrentó con diálogo, nunca con amenazas ni violencia. Sin embargo, los autores intelectuales y materiales quedaron expuestos y desenmascarados. Y como siempre ocurre, a veces la puñalada viene de quien menos esperas.
Lilia Cedillo lo dijo fuerte y claro en una sesión de Consejo Universitario: ser prudente no es sinónimo de debilidad y tuvo la resistencia de un maratonista, quien la conoce sabe que ha derrumbado más de 30 muros en su vida. Nadie llega a rector porque sí, se sabe que es gente además de preparada con respaldo académico. Muchos rectores han perdido el piso cuando detentan el poder, pero esa es otra historia.
Esos sujetos han sido removidos de sus cargos. No fueron despedidos, simplemente reubicados en áreas donde ya no tienen posibilidad de manipular ni vender movimientos. Están en la congeladora.
Antorcha Campesina sí fue una de las organizaciones que provocó el paro universitario. Pensaron que podrían doblar a la rectora —como lo hicieron en Chapingo— pero se toparon con un muro.
Hoy, la rectora Lilia Cedillo goza de cabal salud.