Uno
En el cabildo capitalino hay un regidor de oposición que fabrica incendios para después salir de héroe apagafuegos. La fórmula es simple: provoca, negocia, resuelve… y todos contentos.
Ese regidor y un funcionario municipal se conocen de toda la vida; de niños compartieron los ritos del Yunque y los sábados acudían al rancho de Jorge Espina Reyes, en San Andrés Cholula (San José Actipan), para su adoctrinamiento.
Luego, sus caminos se bifurcaron. Uno se alineó primero con Rafael Moreno Valle y terminó cobijado en Morena. El otro se mantuvo fiel a la derecha católica, apostólica y bien mona. Su familia siempre apostó por Eduardo Rivera Pérez y por la causa, incluida la Coparmex, cuando ésta obedecía a la ultraderecha poblana.
Ambos, sin embargo, saben que el rol de la oposición es legitimar. Montan la escena: la oposición amenaza en cabildo, uno de los dos da el pitazo a la Presidencia para “operar”, el regidor guiña el ojo y—como por arte de magia—todo vuelve a la normalidad.
Baja el telón, la escena de teatro ha concluido. El respetable se levanta a aplaudir.
El problema es que varios regidores ya se dieron cuenta de la farsa. Empiezan a quejarse del líder opositor y de su cómoda complicidad con su viejo camarada.
Dos
Casi 150 empleados del ayuntamiento, todos con credencial panista, fueron a votar por Guadalupe Leal Rodríguez en la asamblea donde terminó derrotada.
Había promesas de que la candidata vencería a Manuel Herrera; algunos panistas incluso negociaron con altos funcionarios de Morena para asegurar la victoria. Pero la realidad los golpeó: Herrera la aplastó dos a uno.
Resulta curioso: esos empleados llevaban años sin pisar una asamblea municipal y, de pronto, recordaron que eran militantes blanquiazules.
Se rumora—sin pruebas, pero con insistencia—que corrió dinero de Morena para apuntalar a Leal. Ella lo negó a este reportero y hasta reclamó por una columna anterior. Pero militantes del PAN y trabajadores municipales aseguran que hubo acuerdos bajo la mesa: la meta era poner al panismo capitalino al servicio del actual ayuntamiento. Todo con miras hacia la reelección del 2027.
El Yunque de Eduardo Rivera Pérez apostó por Leal. No alcanzó. Impugnaron la elección de Herrera, pero la causa está perdida. Solo queda enlodar el proceso y agitar el avispero para debilitar al PAN desde adentro.
Tres
Algo, eso sí, hay que concederle al funcionario municipal amigo del regidor panista: supo operar. Ha apagado todos los fuegos. Logró que muchos creyeran que quitarían el poder a Mario Riestra en la lucha por el comité municipal.
La oposición en Puebla —como en el resto del país— está rota por dentro. Y su teatro ya no convence a nadie.