El Yunque no sólo ha perdido fuerza dentro del PAN, también dentro del sector empresarial. La última apuesta del llamado Grupo Santiago —encabezado por Herberto Rodríguez Regordosa— es respaldar a Juan Pablo Cisneros Madrid actual líder de la Cámara Nacional de Comercio en Puebla, para “recuperar” (así lo dicen) el control de la Iniciativa Privada poblana.
Héctor Sánchez Morales, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, nunca fue yunquista; su formación ideológica proviene más bien del Opus Dei. Él ve como su posible sucesor a Gustavo Vargas Constantini, actual dirigente de la Cámara de la Construcción, quien ha tendido puentes con los gobiernos de Morena, dicen, por cierto, que le fue muy bien con Sergio Salomón Céspedes Peregrina, eso dicen.
Sánchez Morales, por su parte, busca mantener una línea de diálogo con el morenismo. No es casualidad: como dueño de pinturas Osel, siempre le convendrá tener buena relación por si surge alguna oportunidad de proveeduría o servicios, nunca faltará una buena oportunidad para sacar la brocha gorda.
Sin embargo, ya apareció otro aspirante: Luis Alberto Moreno Gómez Monroy, expresidente de la Canadevi, mejor conocido como Beto Morales, quien sería el “plan B” si Vargas Constantini no logra concretar su candidatura.
Fuentes empresariales contaron a este tundeteclas que en el empresariado nacional no cae bien la postulación de Cisneros Madrid, pues sus padrinos —los integrantes del Grupo Santiago— son protegidos de José Medina Mora, expresidente de la Coparmex, quien nombró director a Fernando Treviño, iniciado en la secta católica clandestina y miembro del autodenominado Club Santiago.
Medina Mora, dicen, no goza de buena reputación ni con el actual líder patronal, el veracruzano Juan José Sierra Álvarez, ni en la Presidencia de la República, donde lo ven con recelo desde que se sumó al movimiento de la Marea Rosa en 2024.
El Yunque está en caída libre. Ya no controla el PAN, ya no manda en las cámaras empresariales y sus viejos santones de la derecha hoy se dedican a hacer negocios con cualquier gobierno que les abra la puerta. De grupo de presión poderoso en Puebla, pasaron a ser islotes dispersos, nostálgicos del poder. Otros optaron por lucrar, como lo hicieron con Parkimóvil.
En el PAN poblano sólo quedan los seguidores —y empleados— de Eduardo Rivera, a quien el propio Yunque ha marginado por su falta de resultados. De ahí su berrinche y las denuncias contra Mario Riestra el pasado domingo. Rivera no dio la cara en las protestas: mandó a sus practicantes a hacer ruido. En el CEN ya lo saben: quién renunció y quién, pese al discurso, se registró como consejero.
El Yunque se volvió una organización testimonial. La ideología y la doctrina murieron. Lo que queda es un vulgar asunto de pesos y centavos.
Nota Bene
En anteriores entregas se había detallado quiénes integran el grupo Santiago, llamado así (valga una fe de erratas) porque se reunían a comer en el desaparecido Cabildo de Santiago:
“A la cabeza de esta procesión de egos, aparece el príncipe de El Yunque, Herberto Rodríguez Regordosa.
“Le sigue Manuel Janeiro Fernández, bautizado por Pepe Momoxpan como ‘El Alto Vacío’ —nadie entiende por qué lo llamaron así.
«En tercer lugar, Rodolfo Reyes Coria, alias ‘El Rolo’, exdelegado del Infonavit.
«Y cierran la lista Bernardo Arrubarrena García —ex tesorero de Eduardo Rivera Pérez, famoso por vender las tortas más caras de Puebla—, el abogado Fernando Treviño Núñez, ex presidente de la Coparmex, y José Díaz de Rivera.
«Todos ellos orbitan en torno al regidor panista Carlos Montiel Solana, otro viejo conocido de la ultraderecha poblana, a quien incluso desde la oposición señalan por su docilidad frente a Morena”.
Es cuánto.