Por Arturo Luna Silva, de su columna «Garganta profunda», publicada en Puebla On Line
Es unánime la indignación. Partidos, ciudadanos, empresarios y académicos condenaron la violencia de los candidatos y simpatizantes de MORENA al irrumpir en la búsqueda, según ellos de anomalías, al centro de recepción de actas y conteo interno del Partido Acción Nacional, que todos los institutos realizan como un trámite ineludible tras la jornada electoral. Al salón del Hotel M&M -cuyo contrato y uso fue anunciado, especificado y registrado documentalmente con antelación ante las autoridades electorales-, la horda morenista entró lanzando objetos y golpeando a brigadistasdel PAN, jóvenes y mujeres, y luego incluso a autoridadesministeriales a quienes ellos mismos habían convocado. Tras siete horas de zafarrancho y tensión, ahora estará en el terreno de la FEPADE y la FGE el deslinde de responsabilidades. Pero la condena es total. Puebla no se merece el violento show montado por Alejandro Armenta, Fernando Manzanilla, José Juan Espinosa y Gabriel Biestro, y sus vándalos.
Tras las horas de peleas y conatos intermitentes entre las 14:45 y 21:30 horas, aproximadamente, fueron aseguradas varias personas. Se habla de por lo menos 40.
Sin embargo, al cierre de esta entrega no sabíamos a ciencia de qué bando, con qué cargos o si solamente se los llevó la Policía Federaldel M&M a las instalaciones de la Delegación de la Procuraduría General de la República (PGR), para salvaguardar su integridad, pues estaban retenidos.
Las evidencias a disposición muestran que el negro (y vergonzoso)capítulo de este martes se enmarca en la intención del lopezobradorismo poblano de reventar la elección.
La legalidad que apenas la mañana de ayer invocó en el IEE el candidato morenista Luis Miguel Barbosa y sus recursos jurídicos ya no están en el horizonte de su estrategia.
Esa sustentada sospecha nos estará mostrando que ni en el recuento de las actas que comenzará este miércoles en las 26 sedes distritalesde la entidad, MORENA podrá remontar la ventaja de casi cuatro puntos a favor de Martha Érika Alonso Hidalgo, y que reportaron en coincidencia matemática el conteo rápido del Instituto Nacional Electoral (INE) y el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) del Instituto Estatal (IEE).
Ante ello, la idea ahora es reventar la elección y lograr su anulación. Y tal vez se salgan con la suya, pero lo que conseguirán es anular toda la elección, no solo la gubernatura, el único cargo que no ganaron. Sus contundentes triunfos en senadurías, diputaciones federales y locales, y presidencias municipales, penderán así de un hilo. ¡N’ombre, unos genios!
En los desmanes inéditos en la entidad de este martes, se golpeó por igual a militantes panistas, mujeres y hombres, al presidente estataldel AN, Jesús Giles, y a muchos más.
Se les retuvo, fueron privados de su libertad.
Entre ellos a Omar Blancarte, empleado del gobierno estatal, pero que al ser sindicalizado bien puede estar de comisión por su gremio.
Como todos los ciudadanos, este hombre ya mayor que fue agredido hasta dejarlo en el piso por el ex diputado perredista Eric Cotoñeto, tiene derechos políticos y libertades plenas.
Por todos los delitos cometidos por la horda de morena vendrá una cascada de denuncias. A nombre de la “democracia” y totalmente incapaces de entender que los poblanos votaron por Andrés Manuel López Obrador pero no por Luis Miguel Barbosa, incurrieron en ilícitos como robo, lesiones, amenazas, privación de la libertad, daño en propiedad ajena… Algunas jóvenes panistas, incluso, sufrieron acoso sexual por parte de alguno de estos rijosos.
Los cabecillas también estarán al frente de éstas denuncias y, les guste o no, tendrán que enfrentar todo el rigor de la ley: el camaléonico y bipolar José Juan Espinosa Torres y el ex priísta Alejandro Armenta Mier, vivo ejemplo de su jefe político Mario Marín.
Ya lo advirtió así la Fiscalía General del Estado (FGE).
Los dos tienen cargos legislativos ganados, pero no fuero en vigencia.
En su furor descontrolado, las huestes del candidato derrotado a la gubernatura, Luis Miguel Barbosa Huerta, incluso golpearon de manera indignante al titular de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos electorales (FEPADE) en Puebla, Armando López Aguilar, y a su equipo.
En el colmo del abuso, los escupieron en el rostro.
Los exhortos a la calma llegaron de otros partidos, el IEE, el INE, organismos empresariales, académicos y el propio gobernador Tony Gali, quien llamó a todos a “conservar la paz, en medio del proceso electoral” y convocó a “evitar la violencia y resolver las diferencias por los canales institucionales”.
El caso es un enorme montaje con la violencia como arma del morenismo, para denunciar “ilegalidad y fraude”.
Está la duda de si fue ordenado por Barbosa directamente, quien por cierto ya en lo que restó del lunes jamás volvió a asomar públicamente la cara ni a fijar posición de propia voz. Se escondió mientras sus pupilos, envalentonados –no sabemos si impunes-, mandaban a la basura la poca tolerancia, civilidad y respeto a la ley que les quedaba.
¿Por qué había esa papelería electoral en ese lugar?
Sencillo, porque es legal, porque se trabaja con ella y porque todos los partidos la tienen.
¿Se trató de un lugar secreto y oscuro? No.
Es el salón de un hotel en una de las principales avenidas de la capital poblana, cuyo costo, ubicación, motivos de uso y precio pagado por la renta fue documentado con facturas con mucha antelación por el PANante las autoridades electorales.
En entrevista con Leonardo Curzio, el consejero del INE Marco Baños reconoció que es perfectamente legal que los partidos tengan copia de la las actas.
Es obligatorio que se les entreguen a sus representantes; no hacerlo, sí sería un delito.
La violencia que no queríamos para Puebla la trajeron ya; la mano siniestra se asoma desde MORENA.
No son todos, son algunos y sus nombres, apellidos y rostros están claramente identificados.