Está celebración que se relaciona con los valores positivos de generosidad, convivencia en familia e ilusión, se ha transformado en una época materialista. Hacer regalos se ha convertido en lo más importante y en el único modo de demostrar afecto. Con esto estamos enseñando a los más pequeños a que el sentido de estas fechas tan señaladas son los regalos y la abundancia.
Los más afectados por el consumo navideño excesivo: los niños
Los niños son el grupo de la población que más expuesto se encuentra ante este consumismo compulsivo. Son un público realmente sensible a las estrategias de marketing. En especial, los comerciales de juguetes aparecen una y otra vez en televisión, acompañados de caras sonrientes y familias unidas.
Con esto se consigue que al niño ya no le ilusione saber qué le van a regalar o disfrutar de su nuevo juguete, sino que le dará más importancia a la cantidad que a la calidad.
Las consecuencias más graves de no medir el número de juguetes es que estamos enseñando a los más pequeños que la felicidad es material. Y la realidad es que estamos consiguiendo que los niños crezcan con unos valores equivocados: cada vez más exigentes, individualistas y materialistas.
Una vez que hayan crecido, esos niños se convertirán en los futuros padres de otros. Lo que habrán aprendido de su infancia es que necesitan comprar para hacer ver que quieren a sus hijos.
¿Qué puedes hacer para educar niños menos materialistas?
Los niños de ahora son la generación que podría cambiar el futuro y la clave para transformar esta conducta está en la educación.
- Comprar de forma responsable y enséñalos a vivir con austeridad, marcarán las diferencias para las Navidades del futuro.
- Compra realmente lo que se necesita. Debemos enseñar a los menores a cuidar de lo que tienen y de lo que les rodea.
- Evitar la sobreexposición de los niños a las campañas publicitarias de Navidad y hacerlos comprender que el consumismo tiene repercusión más allá de sus vidas.
- El medioambiente y el sistema actual de producción serían razones por las que es necesario inculcar un consumo responsable.
En definitiva, educar a unos niños más responsables y comprometidos, hará que sean más felices. Se convertirán en adultos con valores y principios.
Otras consecuencias asociadas a la compra compulsiva en Navidad
- Las compras generan residuos que terminan en la basura.
- Se desperdician importantes cantidades de comida: La compra excesiva de comida que finalmente terminará en los basureros pone en evidencia el hecho de que compramos más de lo que necesitamos.
- Compramos alimentos que no consumimos durante el resto del año, los cuales aumentan su precio.
- Se incrementa el gasto en productos que no necesitamos, cuyo beneficio terminará en manos de las grandes empresas.
¿Cómo paso esta Navidad sin contribuir a las compras abusivas?
Después de leer el artículo, puede quedar una sensación pesimista sobre el verdadero sentido de la Navidad. Pero no todo es negativo: se puede seguir celebrando esta festividad con nuestros seres queridos y no contribuir al consumismo.
- Han aparecido tendencias de consumo que se basan en el minimalismo y la integridad, más conscientes del mundo que nos rodea.
- Fabrica tus propios regalos. Es mucho más satisfactorio regalar algo a lo que le has dedicado tiempo, esfuerzo y cariño. Fabricar algo con tus propias manos no solo contribuye a la cultura del reciclaje y a la economía circular.
- Contribuye al Comercio Justo. Cada vez es más fácil distinguir aquellos productos que siguen una producción responsable de los que no gracias a la mejor accesibilidad a la información a través de las TICs.
- Elige experiencias antes que productos. Los nuevos consumidores están convencidos de que lo importante es disfrutar de las cosas y no tener la propiedad.
- Regala formación para su futuro. En una sociedad altamente competitiva, la solución es prepararse y crecer tanto personal como profesionalmente. Y una de las mejores formas de combatir el
Con información de Revista Digital