Cortes de cabello: los buenos contra los malos

Por Érika y Franck

A cuántos de ustedes les ha pasado aquello de «nomás la puntita» (del cabello, malpensados) y de repente ¡tómala!, terminan viendo en el piso los 5 centímetros que tanto tiempo les costó dejarse crecer.

O qué tal ahora con la moda del desvanecido, también conocido como «fade», ahí sí que está canijo, porque empiezan con que «cuidado con las rayas», «no, es que no quedó parejo», «pero se ve muy oscuro de un lado», «mira, las rayas quedaron muy marcadas»… ¡híjole, manitos!

A estas alturas de la actualidad estética ya no se sabe quién es más exigente entre los hombres y las mujeres. Porque para las féminas todo cuenta: el color, el largo, el producto y hasta quién te va a hacer el trabajito capilar. ¿Y para los hombres?… pues igual y a veces hasta con más exigencias. Y desde luego, no todo termina ahí, porque nos da por pedir todo bueno, bonito y barato.

A todos nos ha pasado que salimos quejándonos de la estética de la esquina por el tinte, el planchado, el corte de cabello que parece delineado con un casco. Pero, tranquilos, no todo está perdido, como dicen por ahí «hay talento, sólo falta apoyarlo»… o en este caso, encontrarlo, porque, con todo respeto, eso de ser peluquero no se le da a cualquiera.

Por supuesto, no podemos dejar de lado que hay lugares donde te cobran como si te atendiera un ejército completo de estilistas, dejándote un resultado que al final es el mismo pero con un supuesto «plus», aunque también suelen cometer sus buenos errores. En fin, que cada quien va al lugar que mejor le acomoda y donde le gusta cómo lo tratan.

Así que, para rematar, aquí les va el consejo de oro cuando de estilo se trata: un buen corte no depende de cuánto pagues por él, sino de cómo este estilo de cabello se ajuste al tipo de prendas y accesorios que uses. Un buen corte se caracteriza por lucir un buen contorno y una correspondencia armónica con tu tipo de rostro. De modo que no sólo por imitación traten de lucir a fuerza el corte que está en tendencia, pues recuerden que no a todos les queda igual de bien.