Dicen que el amor lo define cada uno según como le fue en la feria. Es tan personal que es difícil darle un significado general. Unos hablan de algo maravilloso, otros se quedaron con la idea de lo que presentan en la televisión, otros piensan que es una imagen de Instagram, otros más lo detestan o no creen en él, y unos más le dan un valor más puro. Vaya, a veces hasta el amor solo es un producto para que los seres humanos caigamos en el consumismo.
Lo mismo ocurrió con el 2021, cada uno lo definirá según su conveniencia: algunos fallecieron, otros enfermaron de coronavirus y aún presentan secuelas del virus, existe quien a la fecha se niega a vacunarse y aún hay personas que no usan cubrebocas ni guardan la sana distancia y actúan como si de veras fuera una conspiración generada por algún gobierno oculto que nos controla.
Hay quien perdió su empleo y hay quien encontró una nueva forma de hacer negocio. Hay quien se subió a las tecnologías de la información y hay quien aún se niega a dar el cambio. 2021 fue un año de experiencias y aprendizajes aún más fuertes (para bien o para mal) que el 2020.
En este año, Mark Zuckerberg nos dijo que existirá Meta. Una nueva tecnología basada en la realidad virtual en la que estaremos viviendo ahí, para estudiar, para interactuar y para trabajar. Un poco como la novela de Ernest Cline, Ready Player One (seguro alguno de ustedes la vio en el cine), en la que las personas ya casi no tienen interacción entre ellas y viven una realidad alterna.
Otro universo, la vida paralela, en donde no seremos ni feos, ni tendremos defectos, solo seremos un avatar y nuestra privacidad sí estará codificada en un gran servidor o un gran cerebro, sí, como aquella gran serie de televisión de HBO, West World, en donde todos los seres que habitan solo son pequeños robots que actúan e interactúan en un gran servidor que sabe el pasado, presente y futuro de los seres humanos.
No hay que espantarse, la tecnología es como el amor, como la pandemia, como la vida, según con el cristal que lo mires. Te puede ir bien o mal. Es una realidad que no podemos soslayar, porque nos alcanza y nos rebasa: actualmente todo lo hacemos a través de las redes sociales, comprar, adquirir, ya cada vez salimos menos y eso, además de ser una consecuencia de la tecnología, también lo es de la pandemia.
Los medios de comunicación tradicionales se han ido transformando, aunque sigue la televisión y la radio comercial en el ánimo de la gente, la realidad es que muchas personas ya no contratan el sistema de cable, prefieren un buen sistema de internet y contratar plataformas de streaming.
Lo mismo pasa con la radio, sirve de acompañamiento laboral, pero los podcasts reinventaron el concepto del radio. Hay muchísimos, pero necesitan ser muy buenos para que la gente los escuche, porque no se trata nada más de hablar por hablar, sino que generen, además de contenido, buenas producciones.
Todo esto ya es parte de nuestra realidad y es parte de nuestra experiencia en la pandemia. Hay cosas muy positivas y algunas muy negativas, como el hecho de que la gente cada vez lea menos y que muchos jóvenes de 20 a 35 años no sepan de historia de su propio país y se les haga muy lejano el PRI, sus 70 años de gobierno y, muchos de ellos ya se olvidaron del 2 de octubre.
Esta es nuestra última revista del 2021, en 2022 nos estaremos viendo y escuchando. Preparamos nuevas opciones, porque sabemos el cambio que hay que dar. Así que no nos queda más que mandarles un abrazo de fin de año, desearles el mejor 2022. Gracias por consumir nuestra revista, que este año ya va por sus primeros 15 años de vida.
Felicidades.