Por Zeus Munive Rivera / @eljovenzeus
Fotos: esimagen.mx
A diferencia de otras universidades públicas y privadas, la BUAP creó una Dirección Institucional de Igualdad de Género que no solo atiende mujeres, sino a grupos vulnerables y con diferentes orientaciones sexuales, pues el objetivo de esta área no solo es asistir a quienes han sido acosados sexualmente, sino ser un espacio que acompañe a todos aquellos que han sido discriminados por su origen, su tono de piel, su orientación sexual o una condición física que les imposibilite algún tipo de actividad.
Cuando remarcamos la diferencia es porque han creado un protocolo para ayudar, asesorar, acompañar a cualquier estudiante, académico o personal del área administrativa. Esta dependencia universitaria no tiene la visión de cumplir nada más con un requisito ante la ley –que exige una dirección de esta naturaleza en todas las instituciones educativas–, sino que va más allá.
Por ejemplo, su protocolo, que se actualiza anualmente, ya considera la Ley Olimpia, llamada así a una serie de disposiciones legales que protegen principalmente a las mujeres que han sido grabadas en su intimidad sin su permiso o que distribuyen, en redes sociales, material íntimo para afectar su imagen.
La directora del instituto, María del Carmen García Aguilar, asegura que la dependencia ha roto paradigmas y que la finalidad de dicha área universitaria es garantizar los derechos humanos de cada uno de los integrantes de la comunidad de la BUAP, sin distingos.
La Dirección Institucional de Igualdad de Género fue creada desde noviembre del 2019, y tiene dos objetivos fundamentales: transversalizar la perspectiva de género en todas las actividades sustantivas adjetivas y atender y prevenir la violencia de género y la discriminación en la máxima casa de estudios de Puebla.
Revista 360º (R360): ¿Por qué la necesidad de crear esta dirección en una institución como la BUAP?
María del Carmen García Aguilar (MCGA): Hay dos razones: por una parte, es evidente que hay violencia. Las alumnas han manifestado su inconformidad por el trato de muchos docentes; incluso han hecho acciones de denuncias públicas por una serie de prácticas que han hecho evidente que son víctimas al ser hostigadas sexualmente; otras más, porque han sido discriminadas solo por el hecho de ser mujeres, en algunas carreras, y había que atender esta necesidad.
R360: Esto ya se venía planeando, porque imagino que no se les ocurrió de la nada.
MCGA: No, claro que no, de hecho todas las dinámicas de género o las dinámicas con perspectiva de género y prevención de la violencia tienen más de tres décadas y, en ese sentido, la primera instancia que empieza a trabajar todas estas problemáticas es el Centro de Estudios de Género de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL). Desde ese entonces se inicia con trabajos, estudios para prevenir, atender y visibilizar. Fue hasta 2016 que en la misma ANUIES (Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior) se forma una red para atender precisamente la violencia.
Ese programa –creado por dicha Asociación– que le llamaron 10 Pasos para la Igualdad, plantea las necesidades como instituciones de educación superior para atender la violencia de género específicamente, entre esas directrices está la creación de una instancia en todas las universidades que coordine todas las acciones de género.
R360: ¿Tienen representación en cada facultad y preparatorias del estado?
MCGA: Coordinamos varias áreas de la universidad. Este pasado 8 de marzo pasado y el 25 de noviembre presentamos programas institucionales para la prevención y atención de la violencia.
R360: ¿Cómo opera la dirección a su cargo?
MCGA: Contamos con un protocolo de atención y prevención de la violencia y discriminación y ese protocolo es el instrumento que nos permite ordenar y generar la ruta de seguimiento para la presentación de las quejas. Aquí sí es necesario aclarar, por ejemplo, dentro de la universidad lo que se presenta es una queja y tiene ciertas limitantes ¿por qué? porque si rebasa a delito y se presenta denuncia ya corresponde a las fiscalías; la universidad puede acompañar, pero ya no es un caso que pueda resolver la universidad. Corresponde a las autoridades hacer la investigación y deslindar responsabilidades.
La académica explica a los lectores de Revista 360º que el propio protocolo establece cuáles son las instancias a las cuales pueden llegar a presentar la queja.
“Empezamos el acompañamiento, en qué sentido, somos la Dirección Institucional de Género, y es la propia oficina de la abogada general la única que puede, realmente, digamos, hacer la investigación y, en su caso, sancionar. Esa es la única instancia.
”Entonces, si vienen con nosotros se les atiende, tenemos el registro, tenemos formatos para levantar las quejas y directamente vamos nosotras con la persona afectada a la oficina de la abogada a presentar la queja, siempre y cuando la persona esté de acuerdo. Tenemos también acompañamiento psicológico si la persona llega en una situación de crisis. Tenemos una persona que nos apoya en ese sentido, nos esperamos a que la persona esté tranquila y decida si quiere continuar o no con el proceso, porque tiene que ser completamente voluntario.
”Entonces, canalizamos, pero ya es una canalización directa, porque nosotros recibimos la queja, llenamos los formatos, hacemos esa primera atención y si la persona quiere continuar entonces acompañamos a la oficina del abogado”.
R360: ¿Qué tipo de queja es más común?
MCGA: En términos generales, son las alumnas las que sufren mayor tipo de hostigamiento y acoso sexual, porque tiene que ver también con su edad. Tiene que ver con la actitud de poder que siente que puede ejercer un maestro hacia las estudiantes. Entonces piensan que, como “yo soy la autoridad”, se sienten con derecho de ir más allá al impartir clases. Por una parte, eso es lo que tenemos mayoritariamente. Sí hemos detectado que hay acoso al personal docente y administrativo, pero en este caso es más difícil que denuncien.
R360: ¿Por qué?
MC360: Porque sienten que está en juego su trabajo. Las estudiantes tienen otros recursos, es decir, se pueden cambiar de facultad o de maestro de alguna asignatura, o hasta de universidad si temen por alguna represalia. Pueden, incluso, dejar un tiempo de estudiar y regresar, pero una secretaria, empleada o maestra no puede hacerlo tan fácil, ya que muchas de ellas son madres de familia, sostienen sus hogares económicamente.
La directora de esta área comenta que han desarrollado talleres de sensibilización en prevención de la violencia de género, y que se imparte por igual a hombres y mujeres y a todo tipo de diversidades sexuales.
R360: ¿Cuándo se interesó usted sobre este tema?
MCGA: Tengo más de tres décadas trabajando estas temáticas. De hecho, mis posgrados han sido en esta área. Me llamó la atención porque desde siempre me inconformaba el maltrato a la mujer o cuando veía que se les hacía menos en el salón de clases. Quizá tiene que ver que nunca lo permití. Me indignaban ciertas actitudes. Yo creo que tiene que ver también la formación familiar. Mi familia, afortunadamente, siempre me respaldó y me ayudó a despertar mi libertad.
R360: ¿Alguna vez fue víctima de acoso?
MCGA: No, al contrario, yo creo que por la formación. A mí siempre me indignaron ciertas situaciones y cuando pude canalizarlas teóricamente, que tuve dos maestras excelentes, en ese sentido, la primera la propia Marcela Lagarde, que tomé seminarios de Antropología de la Mujer con ella, y cuando entré a los posgrados con Graciela Hierro, que fue filósofa y ya falleció.
María del Carmen García estudió Filosofía en la BUAP y posteriormente estudió en la UNAM y en la Universidad Autónoma Metropolitana, es doctora en Ciencias Sociales, en el Área de Relaciones de Poder y Cultura Política; y es maestra en Desarrollo Rural por la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco.
La académica explica que el movimiento feminista que estamos viviendo es consecuencia de varias movilizaciones y activistas que llevan años luchando por la equidad de género.
“Hace 30 años, más o menos, sí hubo una dinámica muy fuerte en el país, precisamente como consecuencia de la cuarta Conferencia Mundial de las Mujeres. Para que los países pudiesen participar se pidió un diagnóstico de la condición de las mujeres en sus países, cuando México presentó su diagnóstico, que además para elaborarlo echó mano de las asociaciones civiles y de las académicas, el índice de desarrollo de las mujeres estaba por los suelos. Eso llegó a generar en el Plan de Desarrollo incluir un área para las mujeres y ahí es donde surgen lo que ahora conocemos como los institutos estatales”.
La directora de apoyo a las mujeres en la BUAP relata que las primeras áreas se sustentaban con personal de asociaciones civiles y organizaciones no gubernamentales, además del personal académico que pugnaba por un país libre de violencia. En este proceso, entonces, se impulsa a las universidades a generar espacios que permitan el desarrollo de los estudios de género.
En ese tiempo, quien coordinó el programa nacional era precisamente la doctora Graciela Hierro. “Yo era estudiante de la maestría en la UNAM y eso me permitió presentar la propuesta para la creación del Centro de Estudios de Género y entonces se crea el Centro de Estudios de Género en la Facultad de Filosofía y Letras y el aval lo da la UNAM.
”Dicho sea de paso, pues no fue la única, éramos más de 25 universidades que en ese periodo crearon los centros de estudios llamados de diferente forma, pero en general centros de estudios de género”.
R30: ¿Qué piensa cuando les llaman feminazis a las mujeres que pugnan por la no violencia de género, los crímenes de odio y que exigen equidad?
MCGA: Es indignante, porque no tiene ningún grado de comparación un movimiento con el otro. El nazismo no fue un movimiento, pero, además, denota ignorancia, porque el feminismo desde luego que tiene una postura política, sí, y es no permitir la desigualdad hacia las mujeres, no permitir la violencia. Cuando escucho ese tipo de calificativos siempre les digo “a ver, no les gustan las feministas, incorporarse a la lucha por la igualdad y a la no violencia, el día que ninguna mujer sea discriminada y sea violentada quitamos la bandera del feminismo”.
”Mientras sigamos hablando de violencia, mientras haya feminicidios, ¿cómo no quieren que las mujeres levanten la voz?, porque además quiénes la levantan son las madres, los familiares, los hijos, las hijas. Hay papás que están que están involucrados porque les mataron a una hija por ser mujer o está desaparecida”.
R360: ¿Aumentaron los feminicidios de diez años a la fecha o es la misma estadística, solo que no había redes sociales para denunciarlos?
MCGA: Siempre ha existido el feminicidio, solo que no se catalogaba como tal, sino como un homicidio y, además, antes se justificaba al victimario porque se decía que estaba “celoso”, “tomado”. Cambió la visión. Se tipifica el asesinato a la mujer por ser mujer. Se legisla. Aunque sí debo decir que no todos los jueces aceptan la tipificación de feminicidio y siguen pasándolo como asesinato por motivos “equis”. Entonces, las redes sociales influyen y que ya está catalogado, pero hay un tercer factor en el ambiente: hay una descomposición social evidente.
R360: ¿Es decir, las drogas?
MCGA: Sí. Aunque son muchos factores, desde luego las mujeres representamos ya a la sociedad en puestos de elección popular, tenemos mayor participación en la vida académica, como por ejemplo en la BUAP orgullosamente nos dirige una mujer (Lilia Cedillo) y en el área empresarial hay mujeres que han superado a los hombres como emprendedoras, eso duele a la cultura machista. Yo diría que estamos en un momento de transición en el que todavía no tenemos conformado o tenemos idealizado el mundo que queremos, pero no lo hemos llegado a conformar, estamos en ese proceso de transición, por eso son los momentos de crisis que entra la resistencia, entonces, claro, hay toda una generación, por ejemplo, de hombres que no reconocen que son violentos. No lo quieren reconocer y menos quieren pensar en cambiar. Entonces generan una resistencia que produce ira y la externan, ¿cómo? generalmente descargándola contra las mujeres.
R360: ¿La envidia y la frustración del macho son factores?
MCGA: Sí, muchas veces, la pareja como tal no acepta estos cambios. Lo que tiene que hacer es trabajar con su masculinidad, es decir, bueno, a ver, ¿qué está pasando conmigo?, ¿por qué me comporto así? Afortunadamente ya hay grupos de ayuda para resignificar la masculinidad. Deben participar los hombres ahí, ¿por qué?, porque sí es cierto que hay masculinidad hegemónica que les ha enseñado a los hombres a ser violentos. Si revisamos los índices de mortalidad de los hombres es muy alto en cuestión de accidentes, ¿por qué? Porque aceptan los retos muy fácilmente; porque están acostumbrados a tener que demostrar que son muy hombres y entonces cómo no van a aceptar el reto: a ver quién maneja más rápido, quién es más fuerte, quién aguanta tomando más. Entonces el riesgo es mayor, bueno incluso hasta con el cubrebocas, ¿quiénes lo usan menos?
R360: ¿El hombre?
MCGA: Claro, hay ya estadísticas, pero véalo en la calle y en verdad son los hombres que se cuidan menos ¿por qué? Porque se dicen a sí mismos: “a mí no me pasa nada”.
R360: No se trata tampoco de aniquilar a los hombres…
MCGA: No, claro que no. También es un prejuicio que le han atribuido al feminismo y que creo que más bien es así como a generar ciertas conceptualizaciones sobre el feminismo para detenerlo. No es la guerra de los sexos ni para que los hombres ya no estén y ya no participen, no, para nada, es decir, finalmente somos personas y como personas tenemos potencialidades distintas, aquí lo importante es generar pisos parejos para que esas potencialidades puedan desarrollarse en las mismas condiciones, entonces si una chica tiene las facultades, las habilidades, las capacidades para desarrollar y desarrollarse en un área científica, ¿por qué se lo vamos a impedir?, ¿por qué es mujer? No, y si un chico tiene las aptitudes, capacidades, habilidades y el gusto por la cocina, ¿por qué no va a ser cocinero?
“Sin embargo los roles sexuales se siguen imponiendo y lo vimos ahorita con el confinamiento, se acentuó la violencia, las mujeres tienen mayor carga de trabajo, ¿por qué? pues porque al estar confinadas entonces absorben toda la carga del trabajo doméstico, habrá algunos o algunas parejas que contribuyan a esa carga, pero la mayoría se la lleva la mujer”.