POR: Ricardo Loranca y Campos
Ejemplos de empresas que han quebrado o se han ido a la ruina por no adaptarse a las nuevas tendencias hay miles. El caso más sonado, el de Kodak, marca análoga de cámaras que no soportó el embate de las cámaras digitales.
Aunque durante años Kodak fue una marca innovadora, sus mercadólogos, dueños y trabajadores no pudieron adaptarse a las nuevas preferencias del consumidor, lo mismo sucedió con los famosos “Videocentros”, “Nokia”, “Televisa” y un sinfín de empresas y marcas que prefirieron morir antes que adaptarse a las tendencias modernas.
En cuanto a la industria porno, en específico refiriéndonos a los cine dedicados a las películas para adultos en nuestra ciudad, la tendencia los hace agonizar, los ha herido de gravedad y están a punto de desaparecer.
El abanico de opciones de cines porno en Puebla no es tan amplio, es decir, la competencia es pequeña. A duras penas podemos mencionar tres o cuatro opciones. El Teresa, Pardavé y el Unicornio.
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Evidentemente estos lugares más allá de ser recintos de pornografía y erotismo, son congales, en su mayoría homosexuales, en donde se puede tener sexo “confidencial” con completos extraños. Digamos que es un motel colectivo que para entrar no gastarás más de 40 pesos.
El gancho para llegar a estos lugares no es el de apreciar una película pornográfica, sino el de poder salir, con un poco de suerte, con una felación en el bolsillo. El interés del público es “conocer” gente.
¿Por qué si las empresas de cine común hacen todo por brindar un servicio innovador, las del cine porno no?. Simple, porque el negocio no es la película, es el sexo.
Cinepolis y Cinemex, los grandes consorcios de proyección de cine en nuestro país han sabido adaptarse a las tendencias de manera correcta, sino al 100%, si han hecho un esfuerzo importante por mantener a sus clientes.
Ambas empresas tienen diferentes tipos de servicios, salas IMAX, en 3D, 4DX, Sala Junior, Macro XE, Sala de Arte, y ahora la plataforma de streaming Klic. De igual forma ambas marcas proyectan eventos deportivos como la NFL, la Copa Mundial, la NBA y las finales de la Champions.
Los cines porno en Puebla deberían dar un giro de 180 grados en sus servicio para no morir en el olvido. Dar un valor agregado a lo que ofrecen a sus clientes podría generarles ganancias grandes, importantes, podría significar el no morir y la invención de un concepto moderno basado en lo dionisiaco, lo prohibido y lo pecaminoso.
Sin duda alguna lo prohibido llama más la atención y probablemente genere una mayor cantidad de ganancias, por lo mismo los cines porno en Puebla están dejando pasar una oportunidad de oro al no quererse adaptar a las tendencias y gustos modernos.
Si visitamos las instalaciones de dichos lugares no encontramos con lugares sucios, hediondos, maltratados, con la pintura a medias, inmuebles que más allá de atraer al cliente lo alejan, lo asustan.
No por ser un cine porno deben parecer picaderos, burdeles, ni hoyos funkys. Dicha empresas deben ser eso, empresas, negocios, aún cuando se venda pornografía, erotismo y sexo.
No me imagino una sex shop sucia, apestosa, en donde los usuarios puedan probar los productos y volver a colocarlos en los escaparates.
Los números no mienten y la industria del porno es una de las más rentables. Dominada por los Estados Unidos, siendo la zona de San Fernando Valley el epicentro, en las afueras de Los Ángeles, California factura, aproximadamente, 20 mil millones de dólares al año.
El año pasado, el 67 por ciento de todo el tráfico de PornHub fue mediante smartphones, convirtiéndose en el dispositivo favorito para ver videos XXX. Tan sólo un año antes la misma empresa inauguró la categoría de realidad virtual, y para 2017 quedó afianzada como una de las categorías más populares en el sitio.
Si todo está cambiando en las industrias, empresas y marcas, es momento de que los cine porno en Puebla hagan lo propio, mejoren sus instalaciones, su servicio y sus marcas. Los afines al porno no quieren ir a un lugar donde impere un olor a pescadería, donde sólo se encuentren hombres y que la seguridad sea inexistente.