«Ahora ya no sólo Veracruz será bello» se oyó decir a una mujer que llevaba de la mano a su retoño enfundado en un traje de baño con figuras de Bob Esponja.
Mares van al improvisado mar: cientos de familias que se han enterado de la apertura de un chapoteadero gratuito con arenero y área de juegos. Se trata del extremo oriente del famoso Cerro de Amalucan, del lado de la federal a Tehuacán. Es la una de la tarde y el calor del verano hace que los chamacos no duden en aventarse el chapuzón de regla.
Un rápido recuento ha ver de inmediato en lo que pronto se convertirá el tan celebrado lugar: vendedores de nieves, chicharrines y toda clase de chucherías para la diversión de los niños. Estacionarse es ya imposible. Poblanísimos, los usuarios dejan parada su unidad justo en la línea que indica que ahí está prohibido hacerlo. El chiste es lograr meterse y que los niños hagan algo justo en la temporada en que no hacen nada.
El picnic improvisado no se hace esperar y las mamás sacan de todo de esas mágicas bolsas que parecen multiplicar lo que llevan dentro. No se permiten bebidas alcohólicas pero por allá se distinguen tres alegres jóvenes que toman algo de un vaso de unicel que no es exactamente refresco de naranja. Por aquel otro lado, se ven dos juguetones canes que hacen de las suyas cuando el reglamento «claramente» dice (quién sabe dónde) que no se permiten las mascotas. Los baños aún no funcionan al 100%… pero la gente ya sabe cómo ingeniárselas en esos casos, no hacen falta explicaciones.
Ya las redes sociales han sido un festín de críticas y parodias gráficas del tan sonado lugar, pero las causas están de verse: adultos que se meten en una alberca que es exclusiva para niños y gente retirándose del lugar y dejando su basura por toda el área.
Ahora ya no sólo Veracruz será bello. O quién sabe, a lo mejor sí, porque a la gente que asiste a este vigoroso chapoteadero metropolitano se le ven muchas ganas de divertirse pero muy pocas de cuidarlo. Este es apenas un reducto de todo lo que será a largo plazo este lugar y ya hay mucho que limpiar. Será cuestión de ver cuánto le dura a esta cuidad su pedacito de mar a la orilla de la carretera.